Es un auténtico fenómeno que no para de sumar adeptos, The White Lotus se ha convertido en una de las series más aclamadas y también premiadas. Si la primera temporada causó sensación, la segunda no se ha quedado atrás y hace tan solo unos días se alzó con dos Globos de Oro, uno a la mejor miniserie y otro a la mejor actriz para Jennifer Coolidge, por su papel de Tanya.
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Sus protagonistas y sus tramas han conquistado al público y a la crítica y también sus escenarios. El de esta segunda entrega es Sicilia y sus localizaciones ya son objetivo de muchas visitas de turistas. Uno de los escenarios que más ha llamado la atención es la impresionante villaa la que Tanya, interpretada por Coolidge, va a pasar unos días con el grupo de amigos que conoce durante las vacaciones. En la ficción, dicen que está en Palermo, pero en la realidad, se encuentra en el municipio de Noto, joya del Barroco siciliano y Patrimonio de la Humanidad de la Unesco. Se trata de una propiedad de cien hectáreas llamada Villa Elena y ¡HOLA! ha podido entrar en ella.
Pertenece al prestigioso arquitecto y diseñador de interiores francés Jacques García , un referente mundial que ha marcado tendencias con sus trabajos, como los del icónico hotel Costes de París, La Mamounia de Marrakech o la restauración del museo Louvre. Además, ha hecho de sus residencias verdaderos palacios reales, como su increíble Château du Champ de Bataille, en Normandía, y Villa Elena, un antiguo monasterio lleno de historia, en las colinas de Noto.
Como en la ficción, Jacques García llegó a Villa Elena en barco y se enamoró de la propiedad. “Llegué en barco durante un viaje con unos amigos, que me habían hablado de una ciudad barroca. Fui a conocerla y su encanto me poseyó. La suerte hizo que me ofrecieran un lugar que me parecía mítico. En medio de las colinas de Noto, un monasterio con vistas a la ciudad y vistas al mar , donde no tengo a nadie alrededor”, nos explicaba el maestro francés.
Entonces, se propuso un nuevo reto, reconstruirla para darle el esplendor de antaño, porque el terrible terremoto que se vivió en la zona en 1693 había destruido la casi totalidad del edificio: “Construí cuatro casas en las cien hectáreas de la propiedad, cada una en una colina. La atmósfera de Villa Elena es la de la famosa película de Visconti El gatopardo , evidentemente tan presente en Sicilia. Por ejemplo, me fascinan los palacios romanos, las grandes villas italianas y eso es lo que me inspiró”.
A cada paso hay una obra de arte en esta villa, tiene mobiliario y piezas de decoración que datan de los siglos XVII y XVIII e incluso la tela de algunas de las paredes está pintada a mano y fue obra de García para la remodelación de las salas del Museo Louvre. Además tiene una imponente piscina junto a las ruinas de un templo romano con columnas cuyos capiteles pertenecen al palacio de Las Tullerías, que fue desmantelado en París en el siglo XIX. Un auténtico sueño, que encaja perfectamente con la historia de la propiedad, que es desde hace años su gran pasión, como nos explicó en páginas de ¡HOLA!, movido por su amor por el arte: “Mis inspiraciones son pura y simplemente culturales”.