Tras días de preocupación por el estado de salud del Rey Constantino de Grecia, ayer se cumplieron los peores presagios. Rodeado de su familia, el último monarca de los helenos falleció en su querido país, al que regresó en 2013, después de casi medio siglo en el exilio.
Fue el pasado fin de semana cuando trascendió la noticia de su ingreso en el centro médico Hygeia de Atenas. Según apuntaban varios medios griegos, el monarca entró en la Unidad de Cuidados Intensivos tras sufrir un derrame cerebral, que agravaba su frágil salud -padecía, desde hace años, problemas respiratorios y cardíacos-.
Y aunque la Casa Real griega transmitió entonces un mensaje de tranquilidad, con el que quería restar importancia a su hospitalización, la noche de este martes, 10 de enero, se confirmaba la peor de las noticias.
Como detallábamos en anteriores líneas, la Familia Real griega se encontraba en la capital griega, reunida para estar al lado del Rey Constantino. No faltó tampoco la Reina Sofía quien, después de acudir al funeral del Papa emérito, Benedicto XVI, en el Vaticano, tomaba un avión rumbo a Grecia con su hermana, la princesa Irene , el pasado jueves.
Doña Sofía quería estar al lado de su hermano en sus últimos momentos; y, según mostramos en las imágenes que acompañan estas líneas, su semblante, serio , dejaba entrever que este nuevo ingreso revestía de gravedad.
También los gestos de Marie-Chantal , esposa del príncipe heredero Pablo, hablaban por sí solos. Cabizbaja y pendiente, en algunos instantes, de su teléfono móvil, agarraba del brazo a la princesa Irene, también muy preocupada por su hermano.
Juntas se acercaban a la iglesia de San Eleuterio, a la que también acudieron la reina Sofía; la princesa Tatiana, casada con Nicolás de Grecia; los príncipes Felipe y Nina; y la princesa Teodora, para rezar, unidos, por la recuperación del querido monarca, que será enterrado en el Palacio de Tatoi, donde descansará, eternamente, junto a sus padres, el rey Pablo I de Grecia y la reina Federica.