Tal vez la suya fue la ruptura más mediática de los últimos tiempos. Porque Tamara Falcó pasó de la ilusión -por su próxima boda- a la decepción -por un desengaño- en apenas cuarenta y ocho horas.
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Aunque acostumbrada a estar en el foco mediático, la marquesa de Griñón se vio envuelta, como nunca antes, en un auténtico tsunami informativo, desencadenado por la publicación de un comprometido vídeo de su novio Íñigo Onieva.
Tres meses después de aquella pesadilla, ¡HOLA! publica, en exclusiva, que Tamara e Íñigo han decidido darse una nueva oportunidad. Se han dado cuenta de que se quieren de verdad, y están dispuestos a empezar de nuevo y hacer todo lo posible porque su noviazgo funcione.
En este caso, la adversidad se ha convertido en una oportunidad para continuar creciendo como pareja.
Un futuro común
Superadas las diferencias, es lógico pensar que si, tras los duros momentos vividos, han decidido apostar, de nuevo, por su amor, sigan existiendo esas ganas de pasar por el altar en algún momento.
Antes de que se desatase la tormenta, Tamara e Íñigo no sólo habían puesto fecha a su boda, sino que incluso tenían claro el lugar. Como la propia diseñadora desvelaba en El Hormiguero, espacio en el que colabora, “Nos casamos el 17 de junio. Estamos súpercontentos y nuestras familias están felices. Ojalá comamos perdices”.
El lugar elegido para poner el broche de oro a su historia era un lugar con gran significado para Tamara, El Rincón , su palacio, situado a las afueras de Madrid. Un marco de excepción que, para ella, representa, además, una parte parte de ese legado que le dejó su querido padre, el recordado Carlos Falcó.
Cabe esperar, por tanto, que Tamara e Íñigo recuperen esa ilusión por formar una familia y construir un futuro en común. Porque, pese a lo que dice el refrán, algunas veces, segundas partes no sólo fueron buenas, sino que prometen ser mejor que las anteriores.