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Benedicto XVI va a ser despedido este jueves en un multitudinario funeral, aunque no se considera de Estado al ser un Papa emérito. En la plaza de San Pedro del Vaticano, donde está ya todo preparado para el acto, se va a celebrar una misa a la que acudirán miembros de la realeza como la reina Sofía o Felipe de Bélgica y autoridades. Se trata además de una homilía en la que un español tendrá un importante papel. Se trata de Josep Solé Coll, organista titular de la basílica de San Pedro que se encargará de tocar en el último adiós a Joseph Ratzinger, que falleció el 31 de diciembre a los 95 años. Sus dos hijos también estarán presentes cantando como parte del coro.
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Solé es el organista titular de la basílica de San Pedro, el único organista de los Papas, un cargo que ostenta desde 2018. Ahora se enfrenta a uno de los desafíos más importantes de su carrera al participar en el último adiós al que fue Sumo Pontífice. "Es una gran responsabilidad y siento un fuerte peso sobre mis hombros", ha confesado en Vida nueva.Su órgano sonará mientras el féretro de Benedicto XVI se traslade hacia las Grutas Vaticanas, donde recibirá sepultura junto a otros Sumos Pontífices. El organista tocará dos piezas de Bach (nacido en Alemania igual que Benedicto XVI) que él mismo ha escogido pensando que al Papa emérito le agradarían: la fantasía en Do menor BWV 562 y el tema Vine, dulce muerte. Tambiéninterpretará con su órgano el Réquiem de Giovanni Pierluigi da Palestrina.
Josep, también docente en la Schola Puerorum en la Capilla Sixtina, sabe que es una persona afortunada y que su trabajo, que define como satisfactorio, es seguido en todo el mundo. "Habrá mejores órganos que el de mi basílica y también habrá peores, pero soy consciente del privilegio que supone tocar con y para el Santo Padre", decía en La Razón. Nacido en Sabadell, es padre de dos hijos y lleva el arte en la sangre. Su padre dirigía un coro de monjas, fue cantante de ópera, le encantaba siendo niño ver el espectáculo de La Pasión de Esparreguera y cuando llegó el momento de tomar una decisión sobre su futuro decidió estudiar música.
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Apasionado de Wagner, Puccini y Verdi, su vida cambió un 29 de septiembre de 2004. Entonces tenía 30 años y consiguió una plaza para ser organista en el Vaticano, concretamente en las basílicas de Santa María La Mayor y San Lorenzo extramuros. Su experiencia le llevó a ser elegido posteriormente para sustituir al titular de San Pedro durante una baja que se fue alargando. Ya en este puesto, fue demostrando su talento y valía y finalmente fue el elegido para quedarse, sin necesidad de oposición ni concursos, su currículum fue suficiente para lograr una plaza única.
La vida de Benedicto XVI