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La diseñadora británica Vivienne Westwood ha fallecido este jueves a los 81 años, tal y como ha confirmado la familia en un comunicado difundido a través de la cuenta oficial de su empresa de moda. "Vivienne Westwood ha muerto hoy, en paz y rodeada de su familia, en Clapham, South London. El mundo necesita gente como Vivienne para que haya un cambio a mejor", reza el escrito en el que no se detallan las causas del fallecimiento.
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Vivienne ha sido el máximo exponente del punk y el movimiento conocido como 'new wave'. Su carismático carácter impregnaba todo lo que tocaba. No solamente la definían sus creaciones, que marcaron una época, también su labor como activista. Luchadora incansable contra el cambio climático -la sostenibilidad siempre está presente en sus colecciones- y defensora del fundador de Wikileaks, Julian Assange, decidió utilizar su nombre e influencia para impulsar las causas en las que creía. Esta determinación ha sido siempre el denominador común tanto en su faceta como diseñadora como en la de empresaria.
En la década de los 70 comenzó su carrera en la moda, después de estudiar arte y conocer a otro gran innovador, Malcolm McLaren, de quien se convierte en pareja y en socia. Juntos abrieron la tienda 'Let it Rock', en King's Road, un establecimiento que combinaba la música con la moda y terminó creando un estilo de vida propio y siendo durante años la cuna de la modernidad. La excentricidad y la anarquía eran dos de los lemas de la ropa que creaba Vivienne para su numerosa clientela, llegando a diseñar ropa de goma, cuero o charol. Su colección de 1976 la denominó 'Esclavitud', en la que las prendas se presentaban claveteadas, llenas de hebillas, cremalleras y correas.
En 1981 la tienda vuelve a cambiar de nombre, adopta el definitivo de 'World's End' y la diseñadora presenta 'Pirata', su primera colección en la que aparecen pantalones de montar y cortes asimétricos, con la que obtiene excelentes críticas. Vivienne toma entonces la decisión de trasladarse a París para realizar sus espectaculares desfiles y es en esta ciudad en donde casi cada año se pueden seguir admirando sus creaciones. Descarada e iconoclasta, su imagen con la falda levantada sin llevar ropa interior delante del Palacio de Buckinham continua apareciendo cada cierto tiempo y con ella el espíritu provocativo que la ha llevado a experimentar sin temores ni restricciones.
La icónica diseñadora compartía su vida con Andres Kronthaler, de 56 años, al que conoció a finales de la década de los 80 cuando ella le daba clase en la escuela de artes aplicadas de Viena. Poco después, él se trasladó a Londres para trabajar con ella y en la actualidad es socio creativo de la firma de Vivienne, con cuyo proyecto se ha comprometido a continuar.