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Entrevistamos a Ester Expósito, la mujer más deseada del cine español

Acaba de estrenar ‘Venus’ y es la nueva ‘scream queen’ del género de terror


25 de diciembre de 2022 - 9:00 CET

No hace mucho, les prometo, los que nos dedicábamos a estas lides del periodismo guardábamos dos preguntas en la recámara como esas últimas balas con las que disparar al vuelo y que cayera, por arte de birlibirloque, una buena presa, véase, titular. Esto es: 1) ¿Qué otros proyectos tienes? Y 2) ¿Te has planteado en alguna ocasión dar el salto a Hollywood? Porque la sombra de Antonio Banderas y Penélope Cruz era alargada. Y oye, hubo con quién sonaba la flauta. Victoria Abril, Aitana Sánchez Gijón… Y, por supuesto, Elsa Pataky, Paz Vega, Verónica Echegui o  Ana de Armas  … Pero, como decía aquel cuplé, los tiempos avanzan que es una barbaridad y esa segunda pregunta ha quedado tan ‘demodé’ como el Mangaroca con piña.

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Ya no es necesario dar ningún salto a ningún sitio para convertirte en estrella internacional. Sin moverse de su casa, entendiendo España como código postal general, actores y actrices de nuestro país son más estrellas, a términos globales, que la mismísima Madonna. Y, no, no es broma. Las plataformas audiovisuales y las redes sociales dejaron atrás las salas de exhibición nacionales y, en un proceso tan rápido como abrumador, han conseguido que la calidad de las producciones unidas al carisma y talento de quienes las protagonizan, traspasen fronteras y se conviertan en fenómenos mundiales, seguidos por millones de personas de toda raza, lengua y condición y, por ende, deseados reclamos de firmas comerciales transnacionales. ¿Quieren un ejemplo o ya lo tienen en mente? Efectivamente, Ester Expósito. 30 millones de seguidores. Saltó a la fama con   Élite  y, de musa sexy del instituto Las Encinas, se ha convertido en actriz fetiche de directores de culto como Álex de la Iglesia o Paco León. Su intervención en series como La isla bonita es un scoop en el Festival de Televisión de Cannes… Y hoy, desde YSL a Bulgari, se la rifan. ¿Cuál es su secreto? Ella prefiere hablar de retos y trabajo más que de pócimas mágicas. Porque hemos hablado con ella. No solo de eso, también de sus miedos, de los precios a pagar por contar, solo en sus redes y a términos contables, toda la población de Escandinavia junta, o de lo que significa el éxito para una mujer que ha rebasado los 20 y ya transforma el concepto de feminidad.

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Porque en una conversación con ¡HOLA! la protagonista de Cuando los ángeles duermen se rev(b)ela como mujer que no responde a los estereotipos. Sí. Con ‘B’ y con ‘V’. Acaba de protagonizar   Venus , un  thriller de terror bajo las atentas miradas del de El día de la bestia y el de Rec trás del objetivo. Y habría que sumar a esa mirada muy mala leche. Pero esta nueva scream queen, la que dibuja Ester Expósito en el filme, no tiene nada que ver a esas mujeres que corren y corren con un asesino pisándoles los talones blandiendo un cuchillo que chirría y rasga la noche. Ni con esas a las que se les salen los ojos de las órbitas cuando un monstruo de fauces interminables se abalanza a sus cuellos. Y muchísimo menos, con las que se abrazan a los héroes (masculinos) para que sea él quien las salve y defienda de la bestia que, previamente, les ha hecho dos millones de perrerías. “Mi Lucía –nos cuenta- es muy poco víctima. Y eso me gusta mucho de este personaje. Ella es dueña de su propio camino. También de todo lo que le pasa. Ella lo va generando de hecho. No es la típica pobre a la que le dan por todos los lados y que se mete en la boca del lobo sin querer. Qué va. Ella, si se mete ahí, es porque sabe que es la única manera. O de escapar. O de salvarse. Es muy poco de victimizarse ¿sabes? Ella busca sobrevivir. Con garra y con fuerza”.

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Lo que podríamos resumir, y perdón por el adjetivo que da grima, Lucía es una mujer empoderada. Grita, se magulla, es rubia, sexy, vale… Todo eso, sí, tal y como mandan las reglas del género, pero no es de las que huye. Es heroína y se enfrenta. Es una mujer valiente. “A mí, el terror me gusta muchísimo. Y trabajar con Álex y Jaume que han dirigido películas que son un hito y que a mí, personalmente, me han marcado un montón, ha sido una oportunidad. Imagínate, mi primer protagonista de terror y ha sido con ellos. Y luego, con este toque tan gamberro, tan salvaje, divertido… No solo es sufrir. Mi personaje tiene mucha fuerza”.

En Venus, Ester se mete en la piel de una gogó de discoteca, Lucía. La típica chica busca-problemas de decisiones equivocadas que, una noche, roba un alijo de pastillas y se ve envuelta en una trama de mafiosos. Para más inri, en su huida, se refugia en el piso de su hermana Rocío en el típico bloque colmena de extrarradio que, sin embargo, guarda los mismos secretos que una mansión victoriana de la campiña inglesa: espíritus malévolos que han cambiado la piedra y el musgo por la aluminosis madrileña. Eso sí, con la misma hambre: matar.

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¿Cuál ha sido el mayor reto al que se ha enfrentado? “La parte física. Hemos tenido muchos ensayos de lucha… Y la parte de gogó, que tampoco te creas. He estado horas y horas practicando las coreos con gogós de verdad.. Pero eso fue muy divertido. Con el personaje, he intentado construir su profundidad. No quería que fuera algo que nace en el minuto 0 de la película y su historia terminara cuando pone fin en la pantalla. Quería que el espectador sintiera que se trata de una persona real, que tiene una vida previa a lo que ve en la película, que ha tenido sus experiencias anteriores para que, una vez que le ocurre todo lo que le ocurre en la película, reaccionara así y no de otra manera”, nos cuenta la actriz para quien el nivel de tensión que exigía la acción del metraje ha sido “agotador. Mantener el in crescendo, porque ese era el ritmo, ha sido lo más difícil. Física y psicológicamente”.

Porque el cine de terror ya no se entiende como algo menor. De hecho, para los críticos de cine, el miedo nos enfrenta a las grandes tragedias del ser humano… Sigamos poniéndonos sesudos. ¿A Ester, este tipo de historias, le obliga a enfrentarse con sus propios fantasmas? “Puedes utilizar muchos recursos y vivencias, claro. A mí me encanta particularmente porque el terror tiene un código diferente a cualquier otro y te permite unas licencias, quizás fantásticas, claro, que solo te puedes permitir aquí. La libertad creativa es tremenda”.

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Hablando de libertad. Con las estrellas internacionales que llegan de Hollywood, las trabas para poderte acercar a ellas son numerosas y, a veces, infranqueables. Representantes, publicistas, asesores, comunities… Es fácil pensar que, con personajes que han sido capaces de trascender para las nuevas generaciones a los míticos moradores de las mansiones del 90210 de Los Ángeles, sea aún más complicado y que, por ende, su libertad de movimiento, de decisión, de actuación también sea limitada. Ester es una de las mujeres más deseadas, atractivas, buscadas y noticiables del momento. Eso, ¿cómo se vive? “Es raro. Al principio, hay que acostumbrarse y digerir muchas cosas… Pero también es agradecido por el lado de que es el reflejo más claro de que las cosas van bien y, por otro, sabes que hay muchísima gente mandándome cariño. Recibo su apoyo todos los días. Cosas muy bonitas… Pero…”. Evidentemente, siempre hay un ‘pero’. “Hay una parte que cambia totalmente de tu vida. Y no. No hay vuelta atrás. Y ya, muchas cosas que eran no van a volver a ser las mismas. Ése lado es el más triste. Y lo que más echo de menos”. Parece mentira que haya soledad en la cumbre y tristeza, ¿verdad?. “Si tuviera que poner una pega sería que tu vida es muy difícil que vuelva a parecerse a como era”.

- Es el precio a pagar, no, ¿Ester?

- Sí. Y es muy alto.

Porque hay lugar para la queja aunque el puesto que ocupa Ester es, para cualquiera, objetivamente envidiable. Mucho más cuando, para una joven actriz, ha cumplido el que sería el sueño por el que todas pelean. “Soy consciente de que soy una afortunada. Claro que sí. Pero eso no quita para que no todo sea perfecto. No es todo lo que brilla. Ni tampoco todo es fantasía. Tiene su lado… oscuro”.

© @ester_exposito

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Quizás porque el amor a raudales de millones de seguidores nos hace pensar que el odio y la envidia que despierta va en proporciones, al menos, aritméticamente proporcionales. “La exposición. Por supuesto que cuanto más expuesta estás, más cosas malas llegan… Pero… Pero es muy poco en comparación”. ¿Sí?, repreguntamos incrédulos. “En realidad, es tan vacío…”, corrige. Porque cabría pensar que, siendo tan joven, recibir mensajes negativos de desconocidos podrían conducirle al miedo. Pero no. Y no tanto por valentía o por falta de preocupación, algo que podría llevar consigo la edad. En absoluto. Y muy al revés. Ester desarma en madurez. “¿Miedo? Al principio, no te voy a engañar, a nadie le gusta que le manden odio… Pero luego, entiende lo que es. Y que eso que es tiene más que ver con la persona que te está odiando que contigo misma. Cuando comprendes eso, te desprendes del miedo o de la culpa. Y te empieza a dar igual. Además, ¿por qué te vas a amargar porque haya diez machacándote cuando tienes millones queriéndote? Sería injusto para mí y para ellos, para quien me quiere, poner el foco en quien no lo merece”.