Tras casi tres décadas de espera, Carmen Tello, de sesenta y siete años, y Curro Romero, que acaba de cumplir ochenta y nueve, pudieron celebrar su soñada boda religiosa. La ceremonia tuvo lugar a las siete de la tarde del domingo 18 en Sevilla. Concretamente, en la capilla de la Flagelación del palacio renacentista la Casa de Pilatos. Allí, también se sirvió la cena para los treinta asistentes, entre los que se encontraban Alfonso Díez, viudo de la inolvidable Cayetana de Alba, y el matrimonio formado por el periodista José María García y Montse Fraile.
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Nada más felicitarla, Carmen transmitió su alegría a ¡HOLA! “Al final, lo conseguimos, tras veintiocho años juntos —ríe—. Nos casamos por lo civil en marzo de 2003… Son casi veinte años de nuestra primera boda”, nos dijo. “Faltaban dos documentos que había que pasar por el arzobispado y el último nos lo dieron el viernes”, nos explicó, antes de añadir: “Pero el 18 de diciembre siempre fue muy especial para nosotros, porque es la fiesta de Nuestra Señora de la Esperanza. Ese día, bajan la Virgen del altar para el besamanos y la ponen preciosa, al igual que la Macarena y la de Triana. Lo que pasa es que la Casa Pilatos, que los duques de Segorbe nos ofrecieron que nos casáramos allí, recibe visitas y el domingo se terminan a las siete de la tarde”.
—Enhorabuena, Carmen.
—Al final lo conseguimos, después de casi veintiocho años juntos (ríe). Nos casamos por lo civil en marzo de 2003… Casi son veinte años de nuestra primera boda.
—No hay mejor manera de celebrarlo.
—Sí. Lo que pasa es que Curro no tiene las cualidades físicas… Está un poquito mal, porque ha perdido un poquito de vista y no ve por la tarde. El pobre lo pasó un poco mal porque no había mucha luz.
—¿Cuándo se ha celebrado la ceremonia?
—A las siete de la tarde, del domingo [18]. Faltaban dos documentos que había que pasar por el Arzobispado y el último nos lo dieron el viernes. Pero el 18 de diciembre siempre fue muy especial para nosotros, porque es la fiesta de Nuestra Señora de la Esperanza. Ese día, bajan a la Virgen del altar para el besamos y la ponen preciosa, al igual que la Macarena y la de Triana. Lo que pasa es que, la Casa Pilatos es un sitio que recibe visitas y el domingo se cerraban a las siete de la tarde.
—Ha sido un día muy especial.
—Sí, porque era la ilusión que yo tenía y que estaba esperando… Ya sabéis por qué no podíamos casarnos…
—Entonces, mientras todo el mundo estaba pendiente del fútbol, ustedes se han casado.
—En principio, la ceremonia iba a celebrarse después del partido, pero como hubo prórroga y penaltis… (ríe).
—Así han podido celebrarlo con tranquilidad.
—Sí, que era lo que quería Curro. Con los años que tiene, le preocupaba que se volviera una boda multitudinaria. Entonces, decidimos cortar y dejar solo a amigos y familia.
—¿Por qué se han casado en ‘La casa de Pilatos’?
—Los duques de Segorbe han tenido la generosidad de que nos casáramos allí. La capilla, que se llama de la Flagelación, estaba dentro del mismo sitio. Así, no hacía falta salir a la calle después. Una vez que terminó la ceremonia religiosa, los treinta que estábamos nos trasladamos a la planta de arriba, donde tuvimos una cena preciosa. Todo estaba muy bonito adornado, con romero en la mesa.
—Para usted, habrá sido muy especial haberse casado por la Iglesia con Curro.
—Pues sí, porque era la ilusión que yo tenía. Lo estaba esperando, porque no podía ser… Ya sabéis por qué no nos podíamos casar… Mis padres también eran muy religiosos y su ilusión era que nos casáramos por la iglesia. Mi padre batalló mucho, con muchos sacerdotes, porque no podía ser…
—La primera mujer de Curro —Concha Márquez Piquer— no lo puso fácil.
—Bueno, fueron las circunstancias. Pero una vez que ella falleció, Curro ya podía. En vez de casarnos al mes, hemos preferido esperar y ser prudentes. Pasado un año, decidimos organizarlo. Queríamos haberlo hecho en octubre, pero las cosas de los trámites van lentas… Fe de bautismo, nulidad matrimonial… Muchas cosas de papeleo. Entonces, no pudimos hacerlo antes.
“Lo conseguimos, después de veintiocho años juntos y casi veinte de nuestra boda civil”, dice la mujer del torero a ¡HOLA!
—¿Cuál fue el momento más emocionante de toda la ceremonia?
—Cuando Curro dijo: “Yo, Francisco Romero, quiero por esposa…”. Me hizo mucha gracia, porque no le salía la voz.
—¿Tan nervioso estaba?
—Supernervioso. Cuando dije ‘sí, quiero’, después de tantos años y tantas ganas… Estaba emocionadísimo. Se le saltaron las lágrimas y todo, porque las palabras del sacerdote fueron muy bonitas.
—¿Usted también ha llorado?
—Sí, también me emocioné cuando el sacerdote habló de mis padres, que ya no los tengo. Mi madre murió hace seis meses y con la pena de no vernos casar por la Iglesia. Pero los dos nos estarán viendo desde el cielo y disfrutando.
—¿Quiénes han sido los padrinos?
—Mi hermano Javier, el segundo, que el primero ya había fallecido. La madrina fue la hermana de Curro, que tiene noventa y un años años y está estupenda. Entre los suyos, los ochenta y nueve de Curro, los sesenta y siete míos y los setenta y cuatro de mi hermano… Era una cantidad de años acumulados ahí tremendos (ríe).
—¿Quiénes han estado entre los invitados?
—El duque viudo, Alfonso Díez, a quien quiero mucho. También José María García y su mujer, Montse. Montse ha sido amiga de Curro desde que era una niña, ya que su padre seguía a Curro cuando toreaba. Además, han estado los médicos que ha tratado a Curro y que también atendían la duquesa: el doctor [Francisco] Trujillo y el doctor [Miguel Ángel] Muniaín. Luego, Alberto García Reyes, el director de ABC de Sevilla. Él hizo el documental de Curro Romero El Faraón y es como un hijo para él.
—Quien no estuvo fue Conchita, la hija de Curro.
—Sí, la llamó hace unos diez días para decirle la fecha, pero ya tenía programado un viaje a Florencia con su hijo, desde hacía ya tiempo. Como le avisó con tan poco tiempo… Pero lo hizo cuando lo supimos. Pero ya nos ha dado la enhorabuena. Mis hijos Fernando y Eva tampoco pudieron venir. Carmen vino, pero se marchó porque su hijo, que es bebé, tenía un poco de fiebre.
—¿Harán algún viaje de novios?
—No, de aquí no me muevo (ríe). Quiero estar cerquita por si a Curro le pasa algo… Le sube y le baja la tensión.
—¿Cómo se encuentra él de salud?
—Tiene un problema de corazón, que no es de vida o muerte, pero se tiene que cuidar. También tiene problemas con la vista y, cuando atardece, empieza a ver mal. Por eso, evita salir por la noche. De la garganta está perfectamente –tuvo un cáncer hace dos años–, que las revisiones han estado muy bien. Está muy cuidadito y muy bien. Hoy está muy feliz.
—Qué buena forma de cerrar el año después de unos meses tan complicados.
—Ha sido un año muy complicado para muchos, pero también para nosotros por la muerte de mi madre… Aunque fuese mayor, una madre es una madre.
—¿Qué planes tienen para Navidades?
—Las pasaremos en Sevilla, en familia. No quiero que Curro se mueva mucho. A veces, se pone regular y prefiero estar cerca de sus médicos. Me quedo más tranquila.