Víctor Janeiro se convirtió anoche en el ganador de la primera edición de Pesadilla en El Paraíso. Antes de alzarse con el premio, el torero, de 43 años, pudo reencontrarse con su mujer, Beatriz Trapote, a quien no veía desde finales de agosto, cuando se iniciaron las grabaciones del concurso de Telecinco. Nada más verse, ambos rompieron a llorar sin parar de abrazarse y besarse. “¡Qué guapo estás!”, le decía la periodista. “Tú sí que estás guapa”, respondía el hermano de Jesulín de Ubrique. “Cuántas ganas de tocarte”, añadía emocionada Beatriz.
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Inmediatamente, Víctor le preguntaba a su esposa por sus tres hijos, Víctor, de siete años, Oliver, de cuatro, y Brenda, que cumplirá dos años el próximo 10 de marzo. "Los niños están muy emocionados. Víctor y Oliver te están viendo ahora mismo, están con mi padre, están muy orgullosos. No te puedes imaginar las ganas que tienen de verte", le contaba. "Lo has hecho genial, de verdad, educación, respeto, el aguante que has tenido… Lo has dado todo, tu familia, tu madre, tus hermanos, tus hijos… Cuando veas a Brenda... Estamos muy orgullosos de ti", le repetía sin dejar de abrazarle.
El torero, por su parte, aseguraba entre lágrimas que había sido "natural cien por cien" y que se sentía "satisfecho" del concurso que había hecho. "Desde el primer día hasta el último hice todo lo que tenía que hacer, levantar la granja, llevarla hacia adelante, y con eso me quedo".
En ese momento, Carlos Sobera le preguntaba qué era lo primero que les iba a decir a sus hijos. "No voy a tener palabras. Espero que hayan estado orgullosos de su padre y me los voy a comer, no puedo hacer otra cosa", contaba Víctor. El presentador, además, le decía. "Ya sé que no son tan pequeños, pero ¿temías en algún momento que no se acordaran de ti al volver?". El torero, con total sinceridad, asentía con cierto pesar. "Lo he pensado, sobre todo, con la niña, porque la dejé chiquitita, no hablaba, y en un vídeo de estos, de una de una prueba que gané, la escuché hablando y me sorprendió porque claro, yo la dejé sin hablar, y la vi muy cambiada y muy grande, y dije: a lo mejor ni me conoce". Rápidamente, Beatriz intervenía para evitar que su marido siguiera triste: "Anda, anda, no digas tonterías, que yo le enseño todo lo del programa".
De su flechazo ante las cámaras a su boda de cuento de hadas: la historia de amor de Beatriz Trapote y Víctor Janeiro