Con un millón de seguidores, Natalia Osona es una de las influencers españolas más establecidas, pero la creadora de contenido no vive en España sino en París con su novio y en su perfil cuenta algunas de sus anécdotas en la ciudad del amor a diario. La empresaria de 31 años llamó la atención de todo el mundo cuando el pasado 12 de diciembre se presentó en la alfombra roja de la premiere de Emily in Paris, la serie de Netflix que ha estrenado esta semana su tercera temporada. La ficción, protagonizada por Lily Collins, cuenta la historia de una estadounidense que se muda a la ciudad del amor por una oportunidad laboral. En el caso de Natalia se fue a la capital francesa para expandir su marca, que han vestido estrellas como Aitana, mientras se construía una casa de cinco plantas en Andorra.
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Natalia Osona empezó en las redes sociales hace ocho años, cuando una enfermedad la dejó postrada en la cama durante meses tras haber estado estudiando Derecho en la Universidad de Harvard. Abrió su marca Glowrias para distraerse y mantenerse ocupada en los peores momentos, y con la ayuda de su madre comenzó en el emprendimiento comprando al por mayor y vendiendo moda a sus cada vez más numerosos seguidores. Su marca profesional y personal se fusionaron rápidamente y el camino, aunque no haya sido de rosas, ha resultado ser un éxito. En septiembre se mudó a París con su novio, Diego, y vivieron una experiencia digna de Emily in Paris, porque según ha contado tenían una vecina de lo más especial: "Mi pareja coincidió un día con Lilly Collins sacando a los perros. Ella se presentó y él, para no incomodarla, no le dijo que la conocía... Y, a partir de ahí, coincidimos todos los días... Y ella es un amor. Yo no me esperaba que fuera tan normal y tan campechana", ha asegurado en una entrevista con El Mundo.
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Natalia y Diego anunciaron en septiembre que estaban construyendo una casa con "cinco plantas, piscina y ascensor", pero también "sostenible y ecológica con eficiencia energética", teniendo en cuenta incluso el uso de energías renovables. Está en Andorra, que es el sitio donde la pareja quiere formar su familia. "Donde nuestros hijos puedan crecer rodeados de paz", aseguraba, señalando la seguridad, tranquilidad y naturaleza como los tres criterios que les ofrecía el país vecino. A pesar de que los niños no vendrán de inmediato, ya están planeando su nueva vida con sus tres perritos.
Cuando anunció su decisión de mudarse a Andorra en el futuro, Natalia defendió que se trataba de un proyecto vital en el que invertía a nivel personal tras haber dedicado los últimos años a su negocio, que continúa teniendo una tienda en la calle Claudio Coello, 113. Además reiteró que su plan es que la empresa continúe teniendo su base en Madrid y que seguirá facturando sus dos millones al año en España. Por supuesto las críticas siempre llegan, pero para ellos son gajes del oficio. "Compartimos lo bueno, también lo malo… Porque hagas lo que hagas siempre va a haber alguien a quien no le vas a gustar", aseguraba a ¡HOLA! la empresaria hace algunos meses, buscando la explicación a su abrumador éxito. Tanto es así que a veces a su novio le agobia el ser reconocido, pero su amor ha traspasado fronteras y a la influencer le encantaría plasmarlo ante las cámaras en una serie documental. "Nos pasan tantas cosas que digo: Madre mía, si nos grabase una cámara…'", añadía. ¡Ahora que tiene esa conexión con Netflix quizás sea cuestión de tiempo!