Los argentinos han recibido este martes a su Selección por todo lo alto tras ganar el Mundial de Qatar 2022. Nada menos que entre cuatro y cinco millones de personas han salido a las calles para ver a quienes se han convertido en sus héroes nacionales, dejando imágenes impresionantes para la historia al congregar la concentración más numerosa de personas de la que se tenga constancia en el país. Pero el entusiasmo ha sido tal que en muchos momentos se ha tornado en locura, lo que ha dado lugar a una treintena de heridos.
Teniendo en cuenta lo que han hecho muchos aficionados, no es para menos. No son pocos los que se han atrevido a subir a cualquier lugar para ver a Messi y al resto del equipo albiceleste: farolas, árboles, señales de tráfico… E incluso los hay que se las han ingeniado para llegar a lo más alto del archiconocido Obelisco bonaerense.
Más impactante aún es lo que han hecho otros dos hinchas, que se han lanzado de un puente para unirse a los futbolistas. Esperaban a que el autobús descapotable que los transportaba pasaran justo por debajo y justo en ese instante se han tirado. El primero de ellos ha logrado entrar sin mayor problema, pero el segundo ha tardado un poco más y ha acabado cayendo al suelo.
Haber ganado el tercer Mundial de su historia y el primero en más de tres décadas, ha colmado de felicidad a un país que no pasa por su mejor momento socioeconómico. Ya de madrugada, muchos aficionados acudían al aeropuerto de Ezeiza a recibir a la Selección, pero la mayoría se dirigía desde primera hora de la mañana a las calles y avenidas que iban a formar parte del recorrido.
Finalmente, no fue posible que el autobús terminara el camino previsto y, después de seis horas de trayecto, las autoridades y el club acordaron desviarlo hacia un helipuerto, donde tuvieron que evacuar a los jugadores y transportarlos en dos helicópteros. Tal era la situación que incluso se pudo ver algún que otro caza del Ejército argentino supervisando el espacio aéreo, posiblemente para garantizar la seguridad de los futbolistas.
No llegaron al Obelisco, una de las zonas donde más personas se habían congregado. Las autoridades temían que acabase en desgracia, de modo que la mejor opción fue evitarlo. Tampoco llegaron a la Casa Rosada y, de este modo, no se repitió un momento histórico similar, cuando Maradona alzó la Copa del Mundo en la residencia oficial del Presidente.
La seguridad de deportistas y ciudadanos estaba en peligro y, desde el momento en el que los dos hinchas se lanzaron por el puente, se optó por no correr más riesgos. En cualquier caso, las imágenes hablan por sí solas y, con o sin los jugadores de la Selección, han pasado a la historia.