El temperamento indomable de Gaviota, su personaje en la serie Café con aroma de mujer, ha catapultado a Laura Londoño internacionalmente. Pero la actriz colombiana también confiesa tener su carácter y es ese mismo lo que distingue a su nueva marca de cosméticos, Feroz, que se comercializan en exclusiva en los establecimientos de El Corte Inglés. “Ahora acaba de salir maquillaje y fragancias. La tercera categoría es de ropa interior y saldrá muy pronto”, nos avanza Laura en Madrid, donde acaba de pasar unos días junto a su marido, Santiago Mora Bahamón. En esta visita a nuestro país, la actriz nos hablado de todo: de lo que más admira de su pareja, de sus dos hijas, de las Navidades y, por supuesto, también de William Levy.
-¿Sale a la venta en exclusiva en El Corte Inglés?
-Sí. Quiero con esta marca llenarnos de herramientas que nos permitan expresarnos a las mujeres. Atreverse a ser nosotras mismas requiere ferocidad. Siempre se nos ha pedido que renunciemos a muchas partes de nosotras para encajar dentro de lo que se supone que debemos ser. Crecí oyendo que, por lo general, las mujeres si son bonitas no son inteligentes. O, si si son bonitas, no son exitosas laboralmente.
-¿Tú también sufriste ese tópico? ¿O el de guapa y tonta?
-No, pero yo misma lo pensaba. No es que me lo dijeran, pero yo sentía eso,
-¿Era una etiqueta que tenías presente?
-Absolutamente presente. ¿Será que yo soy guapa o será que soy inteligente? Pero siempre había una división. También se nos ha dicho que las mujeres, para ser bonitas y para ser lindas, tienen que ser delicadas, sutiles, suaves. Y sí, eso está muy bien, pero también es muy femenino lo caótico, lo feroz, lo instintivo, lo fuerte.
-La última vez que visitaste España, nos contabas que estabas tramitando la nacionalidad española. ¿Ya la has conseguido?
-¡Todavía no me ha llegado, pero me parece que sí! ¡Ni me acordaba! (ríe).
-¿Cómo estás viviendo el éxito de Café con aroma de mujer?
-Ha sido superbonito. En toda Latinoamérica y muchos países, la gente me está invitando constantemente a ir. Tengo que empezar a hacerlo. Sigo recogiendo frutos, pero no solo yo, sino todos los que trabajamos en este proyecto.
-¿En qué te pareces a Gaviota?
-En muchas cosas: al amor por la tierra. Por ejemplo, yo crecí en fincas. También en el amor por la mamá, la familia… Por las cosas esenciales, por andar sin tantos prejuicios.
-¿Y en el temperamento?
-Sí, también en el carácter (ríe). A veces, lo tiene más ella y a veces más yo (echa una carcajada).
-¿Y en qué te diferencias de tu personaje en la serie?
-A veces, a Gaviota se le va la mano en la dignidad. No es que no sea una mujer digna, pero, a veces, se pasa de orgullosa.
-¿No lo eres?
-No tanto. Hay veces que, cuando la interpretaba, pensaba: “Ay, noooo” (ríe).
-Dices que no tanto…
-No tanto, pero casi (echa una carcajada). Puede ser, puede ser.
-¿Han visto tus hijas la serie?
-Ellas no ven televisión. La mayor tiene tres años y no ve casi televisión. No me gusta. No sé… Como decimos en Colombia: en casa de herrero, asador de palo… Me parece importantísimo que se entretengan con otras cosas. Sobre todo, con la edad que tiene. Bueno, solamente una vez, mi mamá le mostró una escena y justo estaba Gaviota con su bebé chiquito. Mi hija no entendió eso… Como que le pareció horrible (ríe).
-Le impactó, entonces.
-Sí, sí. ¡Como si le estuviera siendo infiel! (ríe). No le gustó… Y nunca más.
-¿Mantienes contacto con William Levy?
-Sí. Nos escribimos de vez en cuando, claro. La última, hace dos semanas, cuando estuve grabando Planeta Calleja, con Jesús Calleja. Estuvimos en la hacienda donde grabamos Café con aroma de mujer y, por supuesto, allá reviví todo. Entonces, le envié un video y se puso feliz.
-¿Qué destacas de William, que levanta tantas pasiones?
-Su nobleza. Es una persona muy noble y eso es muy lindo.
-Él ha vuelto con su pareja…
-No lo sé. No tengo ni idea. No te sabría decir (ríe).
-Este 2022 también termina muy bien para ti.
-Sí, ha sido un año precioso. Ha sido como un volcán de eventos y sucesos y todos son así… –Hace el ruido de ebullición–. Está pasando de todo y hay mucho movimiento… Me siento muy feliz. También muy cansada. Me siento como una malabarista, como si hubiera muchas bolas en el aire. No tengo tiempo (ríe)..
-Es que tu segunda hija, Mikaela, nació en febrero.
-Tengo una bebé de diez meses, sí.
-¿Cómo está la pequeña?
-Ya gatea y dice mamá y papá… Empezó a decir estas palabras hace dos meses… Y me tiene absolutamente derretida de amor. Cuando uno tiene hijas, dicen los hombres son los que enamoran de ellas… Pero tanto hombres como las mamás… Todos.
-¿Cómo compaginas la maternidad con todo este frenesí?
-No lo sé… ¿La ganas? ¿Y el amor, que le dan a uno energía que no sabe que la tiene para hacer todo lo que estamos haciendo? Pero no hay que renunciar a nada.
-¿Te acompañan tus hijas en este viaje a España?
-No. Es la primera vez que salgo sin ellas. Y estoy de vacaciones y estoy feliz.
-¿Porque puedes hacer tus planes?
-Estoy feliz porque tengo tiempo también para mí. Tal vez el rol de mamá es el más importante, pero no es el único. Está también mi rol de mujer, mi rol de actriz, mi rol de empresaria y mi rol de esposa, que lo necesito también.
-Hay mujeres trabajadoras que se sienten culpables. ¿Te sucede a ti también?
-Sí, la culpa es una cosa… La maternidad viene de la mano de la culpa. Y eso es algo que hay que trabajar un montón. Siempre nos enseñan a cuidar primero a los demás y no tanto de ti misma. El hecho de cuidar de ti misma se ve como algo egoísta, más aún si estás hablando de dejar a tus hijos de lado un momentico para cuidarte. Pero, si tú no estás bien, no tienes nada bueno que dar. Necesitas tiempo para ti, tiempo de calidad de estar bien, saber lo que te llena como mujer y como persona para compartir y transmitir esa felicidad y bienestar a tus hijos.
-Tu marido te acompaña esta noche. ¿Cómo se ha acomodado a este mundo tuyo?
-De las razones por las que estamos juntos es porque nos apoyamos mutuamente un montón. Él siempre está a mi lado cuando tengo un evento. Además, en este caso, el evento es de los dos. La empresa es de los dos… ¡Todo! Es una aventura y, por ende, un hijo de los dos.
-Se van a cumplir diez años del inicio de vuestra historia de amor.
-Sí, en marzo.
-¿Qué balance haces?
-Maravilloso. Estoy feliz.
-Habéis conseguido compartir la vida, habiendo cambiado la tuya tanto en estos últimos años. ¿Os ha costado conseguirlo o ha sido fácil?
-Creo que el amor de verdad hace que desbaraten todo lo que son arandelas. Hay que recordar cuáles son las cosas básicas, el por qué estamos juntos y por qué nos enamoramos el uno del otro A veces, en el camino, tú te llenas de éxitos, pero también de arandelas y eso también te puede desviar. Pero constantemente nos recordamos el uno al otro de lo esencial y lo importante. Ahora con mayor razón, que tenemos dos hijas y un hogar muy bonito. Es lo que hace que se mantenga hoy como por sentimientos y cosas muy reales, no por si me fijé en él si tenía [buena] planta o qué… No. Estoy con un hombre del que me gustan sus valores. Y él también ve en mí una cantidad de cosas. Él me acompaña de la mano en todos mis éxitos sin sentir, además, la presión que a veces sienten los hombres por estar al lado de una mujer exitosa. Eso pasa mucho.
-Pero Santiago no siente esa presión.
-No. Se siente bien a mi lado y eso es muy lindo, porque me permite ser y me deja ser. Nunca me está diciendo tal o cual. No. Me deja ser libre. Por eso, nuestra marca dice somos mujeres libres, que es importante.
-¿Qué destacarías de tu marido?
-Me parece un hombre muy sabio, muy oportuno, muy inteligente, muy astuto. La gente me pregunta: Pero, ¿él no se muere de celos? Seguro que sí, pero no me dice nada. Tiene una prudencia, porque sabe que, si me dice algo, saldría corriendo. Siento que es un hombre sabio y amoroso.
-Ahora que estamos en Navidades, ¿te gustan estas fechas?
-Amo las Navidades.
-¿Alguna vez habías visto estas fiestas en España?
-No.
-¿Son muy distintas?
-No. Son iguales que allí. Bueno, en Medellín, hay muchas más luces. Pero es específico de esa ciudad, que es de donde yo soy, que alumbran demasiado.
-¿Cómo vas a pasar estas fiestas?
-El día veinticuatro voy a estar en Colombia, en una finca, y con mi familia: mi madre, mi hermano, mis hijas… Luego, con la familia de mi esposo pasaremos el Año Nuevo a Cartagena [de Indias], en una isla deliciosa.
-¿Cómo se celebran las Navidades en tu tierra?
-En familia siempre. Nosotros hacemos buñuelos, que son como unas masitas redondas fritas y deliciosas… Engordadoras espectaculares (ríe). Luego, un postre que se llama natilla, que es como un dulce… No sé si estoy hablando en chino (ríe). También pavo, obviamente. El treinta y uno hacemos todo tipo de rituales. Me encanta hacer siempre una lista con las cosas que quiero dejar ir este año y que quiero transformar. Las quemo con el año viejo. Luego, hacemos la listas con las cosas que quiero atraer para el año nuevo.
-Si piensas en la Navidad, ¿qué recuerdos te vienen a la mente?
-Raspando la olla de la natilla. En leña, hacían una fogata y metían una olla gigante de natilla, que es este postre típico de Colombia.
-¿Como un flan pero más líquido?
-Ajá.
-Igual que en España.
-Bueno, pues eso. Luego queda la olla untada y uno empieza a rasparla… Delicioso.
-¿Papá Noel o Reyes Magos?
-Papá Noel. Los Reyes Magos y el Niño Dios. En realidad, es el Niño Dios el veinticuatro de diciembre.
-¿Algún regalo que recuerdes especialmente de tu niñez?
-Un año, me regalaron la bicicleta y me puse a llorar… Porque, ¿dónde estaba el Niño Dios? Dejó el regalo, se fue y no le pude ver… Yo no quería la bicicleta ni nada (ríe). Era muy chiquita.
-Ya que termina el 2022, hagamos balance. ¿Qué ha sido lo mejor de este año?
-Mikaela, por supuesto. Y Feroz, que es otro hijo. Ay, no sé, mi familia.
-¿Y lo peor?
-He tenido poco tiempo para mí.
-¿Un propósito para el 2023?
-Bailar más. Me hace mucha falta bailar. Soy bailarina de corazón y bailé muchos años. Iba a clases y ahora no tengo tiempo. Eso significa que no bailo y ahora solo bailo cuando me invitan de fiesta, pero necesito como rutina diaria.