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Jesús Vázquez nos cuenta como vivió su viaje a la frontera de Ucrania: ‘He vuelto conmovido y muy impresionado’

‘Impacta que esto le puede pasar a cualquiera’, nos cuenta el presentador en su papel de embajador español de ACNUR


18 de diciembre de 2022 - 8:00 CET

Jesús Vázquez es, además de presentador de televisión, embajador español del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) desde hace quince años. Una labor apartada de los focos mediáticos que ha llevado al gallego a viajar por varias partes del mundo conociendo la situación humanitaria en múltiples países. Hace un mes, el presentador de Bachelorette se desplazó hasta la frontera de Rumania con Ucrania, donde presenció en primera persona el horror de la guerra reflejado en los rostros de los siete mil refugiados ucranianos que, cada día, huyen de su país a consecuencia del conflicto bélico con Rusia.

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Durante una semana, Jesús Vázquez visitó Bucarest e Issacea, donde la organización presta ayuda, protección y asesoramientos a las mujeres, niños y ancianos que llegan desolados en el considerado mayor éxodo de la historia. “He vuelto conmovido y muy impresionado por todo lo que he visto allí. Llevo quince años como embajador de ACNUR y he trabajado con refugiados en África, Asia y América Latina, pero es innegable que, al ser en Europa, te toca más. Impacta pensar que esto le puede pasar a cualquiera y que, en cualquier momento y en cualquier frontera, se puede vivir un conflicto. De hecho, cuando estaba allí, tenía la sensación de estar en un pueblo español”, recuerda.

© MEDIASET

“Llevo quince años como embajador de ACNUR y he trabajado con refugiados en África, Asia y América Latina, pero es innegable que, al ser en Europa, te toca más”.

-¿Qué fue lo que más te impactó ?

-Me ha impactado todo, como en todas las misiones. Pero lo más fuerte es que estás en un país que podría ser el tuyo y estás viendo que hay una tragedia, al otro lado de la frontera, con gente como tú, que tenían una vida como la tuya y que, de la noche a la mañana, han tenido que salir corriendo las mujeres con sus niños porque les ha caído una bomba en su edificio y sus maridos han tenido que quedarse para luchar. Aunque todas las tragedias son iguales y todos los seres humanos somos iguales evidentemente, en este ocasión, por ser un conflicto tan próximo a nosotros, parece que te sensibiliza un poco más todavía. En el fondo, se te mete en la cabeza la idea de que, con estos tiempos tan inciertos que estamos viviendo, puede ocurrir en cualquier momento que un loco se descontrole y genere un conflicto en tu país o en el de al lado y tengas que salir corriendo de tu casa porque empiezan a caerte bombas.

-¿Y qué es lo que más te ha sorprendido?

-Su fortaleza. Cuando te cuentan lo que están viviendo, evidentemente lloran y se desmoronan, pero tienen una gran resiliencia. No se rinden y están convencidos de que van a salir adelante. Entrevisté a un matrimonio mayor, de unos setenta años, que han perdido absolutamente todo porque les cayó una bomba en su casa. Les han tenido que dejar hasta ropa. A pesar de las circunstancias que están viviendo, me contaron que estaban buscando ahora un sitio en Europa para irse a trabajar y levantar otra vez las paredes de su casa. Yo, ese día, tuve que parar la entrevista y levantarme porque se me caían las lágrimas. Esa gente podría ser como tus abuelos que ya han pasado todo en la vida y que ahora tienen que empezar de nuevo de cero. Me quedé sorprendídismo cuando me contaron que estaban pensando en volar a Irlanda porque habían oído que allí se buscaba mano de obra.

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Jesús Vázquez visitó Bucarest e Issacea, donde la organización presta ayuda, protección y asesoramientos a las mujeres, niños y ancianos que llegan desolados en el considerado mayor éxodo de la historia.

-¿Hay algún momento que nunca olvidarás?

-Ese momento que te he contado con los abuelos fue muy difícil. Y otro con una mujer psicóloga, madre de dos niñas, con la que sentí lo cerca que estamos todos de convertirnos en refugiados. Era una mujer estupenda, guapa, bien vestida, con sus joyas. Podía ser una amiga mía. Ella era de Jerson, que está particularmente arrasado, y me contó que no podía volver a ningún sitio porque no tenía casa ni coche. El barrio entero había desaparecido. Llegaron hasta la frontera y el marido se quedó en la orilla del Danubio. Ella se subió al ferry con sus niñas y ahora está en Bucarest, que es donde yo la conocí, esperando a ver qué podíamos hacer por ella.

-¿Las personas que preocupan especialmente son los niños?

-Siempre. Y las mujeres también. En todos los conflictos y todas las crisis de refugiados, las cifras oscilan en torno al setenta u ochenta por ciento de mujeres y niños que se ven obligados a huir porque los hombres se tienen que quedar a defender sus países por ley. Los campos de refugiados muchas veces parecen colegios o guarderías porque hay muchísimos niños. Afortunadamente, en este conflicto, estamos viendo que el porcentaje de menores no acompañados no es tan alto como en otros, porque eso también les marca mucho. Pero siempre los más pequeños son las mayores víctimas de estas tragedias porque son los más inocentes y son a los que se les arrebata su infancia.

-¿Tienes pensado volver allí?

-De momento, la situación es muy incierta, así que vamos a esperar a ver como se desarrollan los acontecimientos. La propia guerra va cambiando y eso provoca que se produzcan olas de refugiados o no. Si se mueve el frente hacia un sitio, eso siempre desplaza a la gente que huye y si el frío avanza, la gente también se escapa. En función de eso, veremos como transcurre el invierno en Ucrania. Pero, por supuesto, si necesitamos volver porque hay que seguir poniendo el foco allí para enseñarle a la gente lo que está pasando en las fronteras y seguir pidiendo ayuda, yo cojo las cámaras otra vez y vuelvo para que todo el mundo pueda ver a través de mis ojos la tragedia que se está viviendo en Ucrania.

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“Los más pequeños son las mayores víctimas de estas tragedias porque son los más inocentes y son a los que se les arrebata su infancia”.