Con solo 21 años, Lourdes Hernández se convirtió en una cantautora de referencia en el panorama indie nacional. Esta madrileña que escribía sus letras en inglés tomó su nombre artístico de la denominación de un pintalabios de una famosa marca de cosmética.
Para ti que te gusta
Lee 8 contenidos al mes solo con registrarte
Navega de forma ilimitada con nuestra oferta
1 año por 49€ 9,80€
Este contenido es solo para suscriptores.
CelebramosSuscríbete 1 año por 49€ 9,80€
Este contenido es solo para suscriptores.
CelebramosSuscríbete 1 año por 49€ 9,80€
TIENES ACCESO A 8 CONTENIDOS DE
Recuerda navegar siempre con tu sesión iniciada.
Fue en 2006 cuando empezó a compaginar sus estudios de derecho con tocar la guitarra y cantar en el Metro de Madrid, era eso lo que la hacía feliz, hasta que un día subió una maqueta de sus canciones a MySpace, una red social hoy en día desaparecida, y su popularidad creció exponencialmente, sin que ella misma pudiera imaginar la dimensión de su éxito.
Se puede decir que Lourdes Hernández o Russian Red fue una de las primeras estrellas de la música en utilizar Internet para darse a conocer, aquella primera maqueta recibió 70.000 visitas y esto le fue aupando poco a poco hasta que solo un año después se vio dando más de 60 conciertos en toda España, entre ellos en el prestigioso Primavera Sound, lo que le sirvió de prueba de fuego para consagrarla como una figura de primer nivel de la música nacional y con un pie fuera para empezar a sonar fuera de nuestras fronteras.
Durante los años siguientes la popularidad de Russian Red no se detuvo, su música ya se consideraba un clásico reciente gracias a ese tono flock y al aire internacional de sus letras en inglés. Fue nominada a los Premios Goya por la canción ‘Loving Strangers’ del film de Julio Médem Habitación en Roma y su tema ‘Cigarettes’ estuvo incluido también la película de Javier Fresser, Camino. Tras varios reconocimientos y el disco de oro fue galardonada por MTV como la artista del año e, incluso, recibió la Medalla de Plata de la Comunidad de Madrid por su trabajo.
Sin embargo en 2012 su carrera ya acusaba el cansancio. Cambiar a su productora indie de siempre por una grande como Sony le llevó no pocas críticas del sector y de los fans. Algunas de sus declaraciones en medios de comunicación empezaron a ser cuestionadas, parecía por aquella época que la opinión pública buscaba en ella un icono con ideales y con posicionamiento político, pero Lourdes sólo pretendía escribir su canciones e interpretarlas, por lo que cada palabra que dijo fuera de esa expresión artística le empezó a costar caro.
Fue la época en la que tuvo que cerrar su cuenta de Twitter, pues varios de sus mensajes recibieron la crítica feroz de los usuarios y se convirtieron en virales. Fue un momento complejo para Lourdes, y tal vez por eso decidió emigrar a Los Angeles junto a su pareja.
Desde EE.UU Lourdes empezó a trabajar en su tercer álbum, ‘Agent Cooper’, pero este fue el último trabajo que recibimos de ella. Un día, cantando en una sala de Seattle se bajó del escenario, no podía más, sintió que esto no le hacía feliz y decidió cancelar su gira internacional y tomarse un respiro. Este descanso se inició en 2014 y dura hasta hoy, pues aunque realizó algunas colaboraciones, Russian Red no volvió a sacar ningún tema ni a retomar su gira de conciertos nunca más.
Cuatro años después, en 2018, colaboró con Carlos Troya en el rodaje de un cortometraje titulado El beso, dirigido por David Priego. El proyecto no fue un camino fácil, se realizó un crowdfunding para conseguir dinero para producirlo que se alargó por tres años. Esa fue la única experiencia como actriz de Lourdes. Hasta ahora, que llega a Filmin el primer largometraje protagonizado por Lourdes Hernáindez, titulado Ramona y que cuenta como la compañía del actor Francesco Carril, uno de los actores fetiche de Jonás Trueba y que protagonizó el éxito de Sanzol en las tablas del CDN El bar que se tragó a todos los españoles.
Ramona es una historia sencilla e intimista, con un aire que nos evoca al primer Woody Allen o Jim Jarmusch. Rodada íntegramente en el centro de Madrid, en localizaciones como la Gran Vía, pero principalmente en Lavapiés, lejos del glamour de Los Ángeles, y con un tono en blanco y negro que es una declaración de intenciones sobre su sencillez. Lourdes Hernández regresa al panorama cultural, esta vez ataviada por una peluca rubia platino y bajo la batuta de una mujer, la realizadora Andrea Bagney.