A Francisco Rivera no le gustaría que su hijo pequeño, Curro, que cumplirá cuatro años el próximo 9 de enero, fuese torero. Lo ha dejado claro ya en alguna que otra ocasión, cuando ha sido preguntado sobre si querría que su benjamín heredara su gran pasión. “No me gustaría que mi hijo se entregara a este mundo. Es una profesión muy bonita, pero es la más dura y sacrificada. No me gustaría ver a mi hijo jugarse la vida delante de un toro, pero si él lo elige, le ayudaré”, confesaba.
Sin embargo, eso no impide que quiera inculcar a su pequeño otras artes que rodean el mundo taurino. De todos es sabido la gran afición que Francisco tiene a la doma vaquera, que le lleva a participar en algunas pruebas. Por este motivo, no es de extrañar que quiera inculcar a su hijo la misma pasión. Esto es lo que ha hecho precisamente el fin de semana en el Corredero La Palmosa, en Almonte (El Rocío), donde el hijo de la recordada Carmina Ordóñez participó en el II Concurso de Faena y Doma de Campo, con el objetivo de recaudar fondos a beneficio de la asociación Camina con Lola.
El pequeño, que cumplirá cuatro años el próximo 9 de enero, iba a lomos del caballo de su padre y muy atento a todo lo que pasaba a su alrededor
Al terminar, Francisco subió al caballo a su hijo, que iba muy atento a todo lo que pasaba a su alrededor, disfrutando, como nos contaba su orgulloso padre, de “nuestras tradiciones y amigos”. Sobre lo que no quiso pronunciarse es sobre si se reunirá estas navidades con sus hermanos, Kiko y Cayetano, tras su último enfrentamiento con el primero y su distanciamiento del segundo.