Es evidente que aprendió de sus tiempos televisivos un sentido del espectáculo poco común. También es verdad que, si bien ha llovido, entonces, guardaba los avatares de su corazón en una cajita de caudales y hoy, en cambio, todos recordamos que en su boda llevaba corona (‘Prince Pelayo’, recuerden el guiño) y después, tampoco perdimos comba de su viaje de novios a Río y su enorme colección de bragas náuticas… El caso es que con Pelayo Díaz no caben los convencionalismos ni nada se puede dar por sentado. Nos acercamos al influencer a sabiendas de que, con él, siempre hay sorpresas aunque las preguntas con las que abordarlo fueran tan manidas y poco imaginativas como “¿Por qué brindas hoy?” o “¿Cómo vas a pasar las Navidades?” En nuestro descargo, era lo que tocaba: Fiesta de Navidad de Moët Chandon.
No somos aburridos, nos han dibujado así. Lo bueno es que el de Cámbiame sabe cómo hacerte burbujear si es que estás a medio gas y te pone en el disparadero de la exclusiva sin tener que picar en una mina. Y eso, señores, es de agradecer porque no siempre se descubre un nuevo amor sin 117 preguntas previas sobre proyectos laborales que, seamos sinceros, salvo al interesado, a los demás, más allá de alegrarnos, nos importan más bien poco. Sí, han leído bien. Pelayo Díaz tiene novio. Y apriétense los cinturones, que vienen curvas, como diría Bette Davis en All about Eve. Es uno de los desarrolladores de Siri, la que nos pone el despertador y la misma que nos busca en Google el traductor. Eso es, Eva al desnudo.
A veces, las revelaciones, que se lo digan a San Pablo, llegan así, de repente. Y como él, casi nos caemos de espaldas.
-Pelayo, fiesta de Möet. ¿Por qué brindas esta noche?
- Hoy brindamos por el amor. Es la primera vez que voy a un evento con mi chico, Gal, que llevamos casi un año. Y ¡por fin!
- ¿Cómo? Pero ¿Quién? ¡No lo conocíamos!
- ¡Es que he guardado el secreto muy bien (risas)! Y mis amigos que me han respetado mucho… Así que la relación ha podido evolucionar.
-Entiendo entonces que había llegado el momento porque…
-Porque, cuando te sientes cómodo, ves que ya es hora. Es hora de celebrar por todo lo alto y no había mejor lugar donde poderlo presentar en sociedad. Había que dar el paso.
-Pelayo, disculpa, pero me dejas loco. A ver, eres un hombre al que persigue el clik y un nuevo amor es un reclamo fabuloso. Me parece casi imposible que no nos hayamos percatado antes…
-Pues no me he escondido ¿eh? Creo que los personajes públicos que juegan a eso, juegan con fuego. Creo que hay que ser más natural con todo. Sí que es verdad que cuando la prensa te persigue, y estás comenzando algo, puede dar pie a que se estropee pero, en este caso, eso no ha sucedido y ha sido guay porque hemos podido conocernos. No se filtró y aquí estamos.
Porque Pelayo Díaz se separó. Ese paso no lo comentamos en la entradilla. El influencer, que se dio a conocer para el mainstream –ya tenía su millón de seguidores, conste, pero aún el concepto redes estaba en pañales- como pareja de David Delfín y, después de Nicolas Ghesquiere (director creativo en aquellas fechas, 2015 de Louis Vuitton), contrajo matrimonio con el empresario argentino Andy McDougall. Pero después de tres años de relación, en 2021 “el amor se les fue” por utilizar sus palabras de la ruptura. Desde ese momento, quien siga a Pelayo habrá sabido que ha desfilado para Dolce&Gabbana, que se ha cambiado el color de pelo del castaño al platino y vuelta a empezar, incluso retocado su nariz pero, de amor, nones. ¿Que qué ha pasado con Andy? Pelayo no es aquí sin embargo muy extenso. “Nos hemos mantenido como amigos. No ha habido dramas. Lo dejamos en septiembre del año pasado y bueno, y ya está. Ya tocaba enomorarme…”
Pero seguimos donde lo dejamos...
-Ése es siempre uno de los grandes temores de las personas conocidas como tú, que empiezas con alguien, la prensa lo publicamos, y ‘ese alguien’ se asusta y huye, ¿no?
-Es que muchas veces pasa. A mí, en concreto, eso ya me ha pasado. Y es una pena. También porque, de repente, cuando ninguno de los dos sabe cómo llamar a lo que está ocurriendo entre ambos, la prensa le pone nombre. “Pelayo y mengano son novios”.
-Le ponemos una etiqueta cuando vosotros, como nos ocurre al común de los mortales, estamos, a lo mejor, en un tonteo sin más…
-Pero en este caso no es así. No es tonteo. Y ya hay etiqueta: Gal es mi novio y estoy feliz.
Pero, ¿quién es Gal? Gal Marom, para ser exactos. Nos lo cuenta el propio Pelayo. “Es desarrollador de aplicaciones. Para que te hagas una idea: es una de las cabezas pensantes que está detrás de Siri. ¿De los que desarrolló Siri para Apple?”. What? “(risas) Sí, es un cerebrito. Es muy inteligente. Es increíble en su trabajo y, ahora, está terminando un Master en una Business School en París”.
- ¿Entonces…?
- Entonces, él vive en Londres y, como estudia en París… Pues, mira, es muy divertido. Más que un problema, es una diversión más.
-Quedar en los aeropuertos es chic. Y maravilloso.
-Y que te reciban en un aeropuerto, más. Se me había olvidado lo que era…
-Porque los reencuentros son más… pasionales.
-Claro. La distancia NO es el olvido –dice recalcando mucho el ‘no’-. La distancia te obliga a mantener rituales que, si lo piensas, son muy guays. Las citas, el vestirse para el encuentro, mantener un poco el misterio, que no sepan de ti en todo momento…
-¿Y con ese guirigay de destinos y domicilios, qué vais a hacer en Navidades? Vale, volvemos al topicazo. Pero, sin saber cómo, llegamos a otro hit para que se te abra la boca ante la maravilla del más difícil todavía.
- Pues, a ver, como Gal es judío, porque él nació en Israel, no celebra la Navidad. Una fantasía. Celebra el Hanukkah… Yo, en realidad, me voy a pasar dos días a Asturias a ver a mi familia y luego, lo celebraremos aquí en Madrid o, tal vez, nos vayamos a esquiar. No lo hemos planeado todavía y creo que improvisaremos un poco. Depende de la abuela...
Porque, no todo pueden ser frivolidades. Pelayo es familiar hasta decir basta.
“Mi abuela está delicada de salud… Por eso, he estado yendo más Oviedo... Cuando ves que tus familiares se hacen mayores… Jo, nadie te prepara para eso… Ver a tus abuelos envejecer es… duro”.