El sueño de viajar al espacio surgió cuando era una niña, pero de adulta nada hacía presagiar que Sara García un día se convertiría en astronauta. Biotecnóloga de profesión, siempre ha estado volcada en la investigación contra el cáncer y lleva años trabajando en el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas. Un buen día, sin embargo, su horizonte laboral y vital cambió radicalmente. Y todo surgió de la manera más simple cuando su tía, nos cuenta, le envió un whatsapp con la noticia de que la Agencia Espacial Europea (ESA) buscaba astronautas. ¿Por qué no intentarlo?
Al principio era tan poco probable que resultara elegida que no se lo contó a nadie por no pecar de ingenua y ahora acapara titulares de periódicos y espacios en televisión por haber logrado lo impensable: formar parte del cuerpo de astronautas de la ESA como miembro de reserva. Para lograrlo, ha pasado un durísimo proceso de selección de 18 meses en el que ha sido fundamental el apoyo de su pareja, que se siente feliz y orgulloso, pero también un poco preocupado por lo que vendrá ahora. Porque sí, Sara García, aunque sea reservista, un día podría ir al espacio. Si surge una oportunidad de vuelo, no solo sería el momento más fascinante de su vida, sino que además haría historia: se convertiría en la primera mujer española en viajar más allá de nuestro planeta.
¿Qué sentiste cuando te dijeron que habías superado todas las pruebas y que habías sido elegida, de entre 23.000 personas, para formar parte del cuerpo de reservistas de la ESA?
Sentí una alegría, una felicidad y un orgullo inmensos porque en ningún momento llegué a soñar con la posibilidad real de conseguirlo, considerando la cantidad de candidaturas tremendamente válidas que se presentaron y las pocas posibilidades que había de llegar hasta el final. Cuando recibí la llamada del director general, fue una sensación indescriptible. Y también un poco de alivio de que se hubiera terminado ya el proceso. Fue muy largo.
¿Cómo fue el proceso?
Fue muy duro porque fueron seis etapas distintas, bastante complicadas todas y cada una de ellas, en las que tampoco puedes realmente prepararte para lo que te va a venir en cada una de ellas. No hay gran cosa que puedas hacer, así que genera también cierta inseguridad, un poco de ansiedad de "¿estaré a la altura?, ¿lo haré bien?, ¿me llamarán?"”... Es bastante duro, pero merece la pena. Se conoce gente espectacular y fascinante en el proceso y aprendes mucho. E incluso te descubres un poco a ti misma
¿Qué pruebas o pruebas te resultaron especialmente duras?
Las dos que, desde mi punto de vista, fueron las más complicadas o las que más me costaron fueron en la primera fase, después de que hicieran el screening de los curriculums. Nos invitaron a Hamburgo, a hacer una serie de exámenes de todo tipo (exámenes de matemáticas, física, inglés…) y luego, muchas pruebas de inteligencia en las que puntuaron tu memoria, tu capacidad cognitiva, de concentración, orientación espacial, habilidades psicotécnicas… Esa fue especialmente dura porque eran tests muy complejos y durante once horas casi sin descansos. Llegas agotado mentalmente. Yo, encima, he de decir que no dormí nada la noche anterior. Me presenté a este examen con menos de una hora de sueño, que no sé ni cómo fui capaz de pasarlo, sinceramente.
Esa fue muy dura. Y, luego, durante cada una de las fases hay evaluaciones psicológicas. Desde tests de personalidad hasta entrevistas con psicólogos y psiquiatras, pero en una de las fases, la fase 5, que era un panel de entrevistas con directivos de la Agencia Espacial Europea, también me resultó particularmente dura porque lo que buscaban era llevarte al límite, que perdieras los nervios, que perdieras la compostura… hacerte preguntas muy difíciles, en las que daba igual lo que contestases porque te presionaban, te retorcían tu respuesta para eso, para incomodarte, para sacarte de tu zona de confort y ver si eras capaz de aguantar el tipo. Esa, a nivel psicológico, fue dura.
¿Cuál es la cualidad que más te ha ayudado en el proceso?
Diría que mi tesón, mi determinación de seguir luchando por mis objetivos, que hace que no me rinda y que me enfrente a cualquier cosa que me dé miedo, que suponga un desafío, ya sea físico o mental. Me animo a enfrentarme a ello y aprender en el proceso. Ese tesón y también esa resiliencia de aguantar que no siempre sale bien o de que a veces es más difícil de lo que tú te esperabas, me ha ayudado a soportar los 18 meses [que ha durado el proceso de selección]
¿Cómo surgió aplicar a la oferta? ¿Por qué te decidiste a intentarlo?
Mi tía me envió un whatsapp con la noticia de ‘La Agencia Espacial Europea busca nuevos astronautas y quiere que haya mujeres’. Era una noticia de un periódico generalista, no era especializado ni nada, y la vi y dije “voy a ver de qué va esto”. Y entré en la propia oferta de la página web de la Agencia Espacial Europea, donde viene como en cualquier otra empresa que oferta un puesto de trabajo; viene la descripción, las labores, lo que se espera de ti, lo que se te a exigir, las condiciones de trabajo. .
Y me puse a indagar un poco porque, al estar completamente fuera del sector aeroespacial, no entendía muy bien cómo funcionaba la ESA o qué es lo que tiene que hacer exactamente un astronauta. Yo tenía la idea un poco romántica e ingenua que podemos tener todos de qué es un astronauta, pero es muchísimo más de lo que se pueda ver en las películas. Entonces, empecé a leer la oferta, las tareas que tendría que hacer tanto cuando estoy en tierra como cuando estoy en una misión espacial y me pareció que cumplía todas las casillas que yo había escrito en mi lista de ‘cualidades del trabajo soñado que siempre has buscado en tu vida`.
De repente encontré un trabajo que todo, absolutamente todo lo que me fascina lo reunía. Porque yo soy científica, así que llevar a cabo experimentos científicos es mi pasión, es a lo que me dedico, pero al mismo tiempo, el trabajo de astronauta implica trabajar en ambientes multiculturales, con gente multidisciplinar, implica viajar muchísimo, implica desarrollo tecnológico, implica labores de divulgación científica (que es otra de las cosas que me apasiona), entrenamiento y aventuras todos los días (el entrenamiento de supervivencia, el entrenamiento bajo el agua es fascinante). E implica viajar al espacio, que yo creo que es un sueño que todo niño ha tenido. Entonces, dije: “Es el trabajo de mis sueños, tengo que intentarlo”.
¿Practicar submarinismo y paracaidismo como hobby te ha ayudado?
Sí, creo que, en realidad, el hecho de que lo haya conseguido ha sido un poco casuística, ha sido una combinación de todas las decisiones que he tomado en mi vida como científica, como estudiante, como amiga, como hija… Yo siempre he buscado aquello que me motivaba, que me hacía feliz, que suponía un reto para mí. No lo hacía por ser astronauta o para conseguir ser astronauta, lo hacía porque me hacía feliz, pero resulta que, con todos esos pasitos que he ido dando a lo largo de mi vida, he ido adquiriendo esas competencias y esas características que son las que la Agencia busca para un posible astronauta. Ha sido un poco casualidad, pero sí, sí que me ha ayudado. De todas las experiencias de tu vida aprendes cosas y te permiten desarrollar habilidades que luego, mira, nunca sabes dónde las vas a aplicar. A mí me han servido para acabar siendo astronauta [risas]
¿Cómo reaccionó tu familia (tus padres, tu tía…) cuando les diste la noticia?
Están emocionadísimos, pero no les di la noticia. Me temo que casi todo el mundo que me conoce se enteró por los medios de comunicación. Estaban al corriente de que yo me estaba en el proceso (no todo el mundo estaba al corriente, lo he mantenido bastante en secreto porque al principio las posibilidades eran tan bajas que no quieres expandir la noticia de “quiero ser astronauta” porque suena un poco ingenuo, incluso, decirlo en voz alta a tus amigos. Al principio lo mantenía en secreto por eso y finalmente lo mantenía en secreto porque la propia ESA no me dejaba decir nada, porque era confidencial.
Cuando recibí la llamada del director general diciéndome que lo había conseguido y que iba a ir a París, me dijo que no se lo podía decir a nadie, que solo a mi pareja. Se lo dije a mi pareja y, unos días después, se lo dije a mis padres porque creía que necesitaban saberlo. La gente estaba al corriente de que yo tendría noticias a mediados de noviembre y que yo no hubiera dicho nada hubiera sonado un poco extraño. El resto de la gente se enteró por las noticias.
Y tu pareja, ¿cómo reaccionó cuando se lo comentaste?
Pues muy contento. Él es el que me ha ayudado a sobrellevar estos 18 meses y, sin su apoyo constante, no sé si habría aguantado todo el proceso. Muy feliz por mí y también, quizá, un poco preocupado de “¡uf!, ahora qué vamos a hacer”. Pero no es ningún problema. Sobre todo, feliz por mí y orgulloso.
¿Te ves en la Estación Espacial Internacional o en la Luna?
Yo soy muy optimista con tener una misión e ir al espacio. Quiero decir que sí. No puedo asegurarlo porque precisamente por eso estoy en la reserva de astronautas porque ni la propia Agencia Espacial Europea puede garantizarme que vaya a haber una oportunidad de vuelo. No depende de nadie en particular, sino que depende de muchas personas y de muchos factores. Pero si surge una oportunidad de vuelo, sí que ellos me llamarán y desde el propio país, desde España, se podría promover algún tipo de proyecto, ya sea en la Estación Espacial Internacional o, en un futuro, a la Luna, de modo que sí, soy muy optimista, pero obviamente no tengo ninguna garantía. Yo quiero cree que sí y voy a luchar por ello.
¿Cómo te imaginas ese momento? ¿Has fantaseado ya con la posibilidad de ir al espacio?
Sí, sí, muchas veces. Me empecé a permitir soñar un poquito, que no fue hasta la última fase (hasta entonces seguía diciendo “esto es completamente imposible”), pero ya cuando hice la última fase y vi que había alguna posibilidad, empecé a fantasear con cómo sería realmente conseguirlo y ser astronauta. En el momento en el que te subes encima del cohete, estás encima de la cápsula de la nave espacial, dispuesto a salir de tu planeta… Es que suena muy de locos cuando lo dices en voz alta. Intentando imaginarme cómo serían esas emociones, esa expectación de qué te vas a encontrar… Sí he fantaseado mucho con ello y estoy emocionadísima y deseando vivirlo. Y poder contároslo luego.
Y.. ¿pasar a la historia como la primera mujer en pisar la Luna? Porque la probabilidad (sea mayor o menor) de que eso ocurra existe…
No sé si seré la primera o no. Tampoco es algo que me preocupe ese tipo de hitos históricos. Mientras contribuya a una misión que realmente sirva para traer algún tipo de beneficio a los que seguimos en la Tierra, que es mi objetivo primordial, eso ya sería una satisfacción y una misión cumplida para mí. Pero bueno, dejando eso al margen, la posibilidad de pisar la Luna… ¡uf! Es fascinante. Abrumador, solo la idea de pensarlo. Sería un auténtico sueño hecho realidad. Y podría ocurrir. Es verdad que, antes de ir a la Luna, los astronautas deben haber tenido una primera misión a la Estación Espacial Internacional porque los vuelos tripulados a la Luna, que sí que están reservados para europeos, implican cierta experiencia. No van a coger a un astronauta que nunca haya tenido una misión espacial, pero en un futuro, si la primera misión sería en cinco años, en ocho o nueve años podría tener una misión a la Luna. Soy muy optimista con ello también, como dije antes.
Y, ¿si no se produjera la llamada para ir al espacio? ¿Si pasaran los años y fueras consciente de que ya se pasó la oportunidad de cumplir un sueño que era factible?
No voy a negar que, quizá, sentiría un poco de decepción porque me quedaría con las ganas de experimentarlo, pero mi intención es contribuir en todo lo que yo pueda, desde la posición en la que estoy ahora, que es como miembro de la reserva del cuerpo de astronautas de la ESA 2022, mi idea es aprovechar esta posición para promover la ciencia, para promover los beneficios del sector aeroespacial en nuestra sociedad, para hacer divulgación, para contribuir a misiones… Si me consideran preparada para desarrollar todo este tipo de tareas, como bien han hecho, voy a dar lo mejor de mí. Que al final no tengo una misión espacial… bueno, pero puedo contribuir de otras maneras. Me quedaré con la sensación agridulce de no haber completado el sueño ni la profesión de astronauta como tal (porque al final, si no vuelas al espacio, como que cojea un poco), pero haré lo que esté en mi mano porque haya merecido la pena todo el camino hasta entonces.
¿Cómo va a ser tu colaboración y tus entrenamientos con la ESA? ¿Cómo lo vas a compaginar con tu trabajo?
Lo que yo tengo acordado con la Agencia Espacial Europea es mantener mi certificación médica, lo que implica ir a Colonia a realizar parte de las pruebas que tuve que hacer durante el proceso. Eso se va a chequear de manera anual para que yo mantenga mi certificado. Y tengo que completar mi entrenamiento básico de manera anual, que puede ser una o dos semanas, también en el Centro Europeo de Astronautas. Será entrenamiento físico o entrenamiento más teórico, de lecciones de ingeniería, de lecciones de física… Puede haber distintas materias.
Y luego tengo unos 20 días de contrato de consultoría, donde tengo que desarrollar distintos tipos de tareas para la ESA, desde dar charlas, participar en algún tipo de evento o de congreso, dar cursos o ser sujeto de pruebas que se puedan estar desarrollando en Colonia o en otros centros de la Agencia para luego elaborar misiones espaciales. Digamos que lo que ellos requieran de mí yo tendré que ir a desarrollarlo, pero un máximo de 20 días anuales. Eso es lo que me permite mantener mi trabajo actual porque sí que voy a tener que estar haciendo viajes con cierta frecuencia, pero puntuales hasta que una oportunidad de vuelo surja. En ese momento, sí que tendría que pedir una excedencia porque el entrenamiento sería 365 días al año.
¿Cómo te sientes con la repercusión que ha tenido la noticia de que pasas a formar parte del cuerpo de reservistas de la ESA? ¿Te imaginabas que tendría tal magnitud?
La verdad es que no. Me imaginaba que tendría algo de repercusión, pero está siendo más grande de lo que me imaginaba. Luego es que gente es tan amable, está teniendo tan buena acogida en todo el país que yo no puedo más que estar agradecida y honrada de cómo me están tratando y de lo que estoy viviendo ahora mismo.
¿Qué le dirías a una niña que sueña con ser astronauta?
Que mantenga su sueño y luche por ello. Que los sueños se cumplen y que nadie le puede decir que es o no es es capaz de conseguir x cosa. Que si le motiva la ciencia, que si le motiva la tecnología, que si le motiva ser piloto o que si quiere hacer lo que esté en su mano por ser astronauta, que no se ponga ella misma trabas y que vaya a por ello.