Isabel Preysler y su hija Ana Boyer, recién llegadas de Maldivas, donde celebraron el cuarenta y un cumpleaños de Tamara Falcó, compartieron mesa con otra de las estrellas de la noche, la actriz alemana Diane Kruger. Isabel, que últimamente no se había prodigado mucho en actos sociales —sobre todo, desde la tormenta mediática que se desató después de que Tamara rompiera su compromiso con Íñigo Onieva—, acaparó toda la atención, deslumbrante, con un vestido negro de transparencias. De cómo piensa celebrar esta Navidad y los últimos acontecimientos que han rodeado a su familia, estuvimos conversando con ella.
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“Nunca he dudado de la fortaleza de Tamara, pero a una madre siempre le preocupa el daño que le puedan hacer a su hija. Lo importante es que, al final, lo ha hecho todo muy bien”
—Isabel, hace tiempo que no acudías a actos sociales con tus hijos. ¿Qué supone estar con Ana en esta noche de Möet?
—Recientemente, estuve con Ana en otro acto social de Mario, pero estoy encantada de estar de nuevo con ella hoy, en la noche de Moët & Chandon.
—¿En qué ocasiones te gusta descorchar una botella de Moët?
—En todas las ocasiones felices.
—¿Por qué brindas ahora?
—En estos momentos, por la gran fiesta de Moët & Chandon.
—¿Qué balance haces de dos mil veintidós y qué has sacado de él?
—Ha sido un año terrible, marcado por la guerra de Ucrania…
—¿Cómo te encuentras, a nivel personal y qué valoración haces a este momento de tu vida, en general?
—Me encuentro bien y muy feliz, porque puedo pasar bastante tiempo con mis nietos y disfrutarlos.
—Sabemos que la pregunta no es nueva, ¿pero crees que nos sorprenderéis y os casaréis Mario y tú algún día?
—Sigo diciendo lo que he dicho siempre: estamos muy bien como estamos y el matrimonio ni ha sido, ni es, necesario.
—¿Volveréis a celebrar las Navidades en Estados Unidos, como hacéis todos los años? ¿O las pasaréis en España?
—Al principio, no lo teníamos muy claro, pero creo que al final las pasaremos aquí.
—¿Qué es lo que más te gusta de estas fiestas?
—Ahora lo que más me gusta es ver cómo mis nietos disfrutan de ellas.
—¿Qué soléis cenar en Nochebuena? ¿Habéis introducido novedades en el menú desde que Tamara es chef?
—En esos días antes de la Navidad, tanto Tamara como nosotros estamos ocupadísimos y ni pretendemos ni se nos pasa por la cabeza pedirle que se meta en la cocina. Todos los años hacemos una cena muy tradicional en la que no faltan el pavo y el turrón.
—Siempre has reconocido que no eres buena cocinera. Aun así, ¿de qué te encargas en estos encuentros familiares?
—Me encargo de preparar los menús y de toda la organización de la fiesta navideña, que, siendo tantos, no es poca cosa.
—Teniendo una figura tan envidiable como la tuya ¿te sueles controlar mucho?
—En Navidad nos deberíamos controlar todos, porque lo más apetecible es siempre lo que más engorda y la verdad es que, después de las fiestas, la mayoría comprobamos que nos hemos pasado. Es muy difícil encontrar a alguien que no se haya puesto algún kilo de más.
—¿Y qué es eso a lo que más te cuesta resistirte?
—A todo, porque me gusta mucho comer, pero, más que nada, a los dulces, porque soy muy golosa.
—Siempre solemos proponernos cosas que no terminamos de hacer por el frenesí de nuestro día a día. ¿Qué propósito personal te gustaría cumplir en dos mil veintitrés?
—Me gustaría seguir como estoy y que las cosas siguieran como están. No pido más.
—Gracias a vuestros hijos, Julio Iglesias y tú habéis conseguido una buena relación de amistad. ¿Soléis felicitaros por estas fiestas?
—Como paso la Navidades con mis hijos y ellos llaman a su padre para felicitarle, Julio siempre pide que le pasen conmigo. Además de eso, como voy a casa de Chábeli varias veces durante el año, hablo con él y charlamos. Piensa que tenemos tres hijos y cinco nietos en común…
—Sabes que se han dicho muchas cosas de él en estos meses y el propio Julio Iglesias se ha encargado de desmentirlas.
—Este año he hablado varias veces con Julio y siempre me ha dicho que estaba estupendamente. Por la forma en que me hablaba y por las conversaciones que hemos tenido, estoy convencida de que es así.
—Este dos mil veintidós ha traído buenas cosas para la familia, como el noviazgo de tu hijo Julio con Viviane Domenico. ¿Cómo le ves a él en estos momentos?
—Muy contento y muy feliz, mucho más de lo que me imaginaba.
—¿Qué destacarías de la personalidad de Viviane?
—Es encantadora. Siempre está contenta.
—¿Se unirá a vosotros este año en las celebraciones de Navidad?
—Lo más seguro es que sí.
—También tendrás ganas de reencontrarte con tus otros hijos y nietos. ¿Cómo encuentras a Enrique en este momento de su vida?
—Veo a Enrique más feliz que nunca. Haber sido padre ha sido lo mejor que le ha podido pasar en su vida. Está loco por esos niños y les dedica todo el tiempo libre que tiene. Es un gran padrazo.
—Tenemos que preguntarte por Tamara. ¿Cómo se encuentra después de estas semanas tan complicadas para ella?
—Está estupendamente, sorprendentemente. Ha llevado todo muy bien y estamos todos muy orgullosos de ella.
—Todo el mundo ha alabado la fuerza y la entereza de tu hija para enfrentarse a algo así. ¿Te ha sorprendido su fortaleza?
—Sí y no. Nunca he dudado de la fortaleza de Tamara, pero a una madre siempre le preocupa el daño que le puedan hacer a su hija. Lo importante es que, al final, lo ha hecho todo muy bien.
—¿Como viviste todo el capítulo de Íñigo Onieva? ¿Cómo te enteraste de su comportamiento y cómo te llegaron las imágenes?
—Todo eso ya es historia y no merece la pena ni siquiera comentarlo.
—Se ha llegado a publicar que pediste a Tamara que no volviera con Íñigo. ¿Qué tienes que decir al respecto?
—No tuve que intervenir. Tamara lo tenía todo clarísimo desde un principio.
—Tamara vuelve a vivir con vosotros en la casa familiar, en Miraflores. ¿Cómo está siendo la convivencia? ¿Hasta cuándo se quedará?
—Estoy encantada de que haya vuelto. Ha traído mucha alegría. Todos estamos felices de tenerla en casa otra vez. Y no solo los mayores, mis nietos también están encantados con ella. Espero que se quede mucho tiempo.
—¿Cuál es el rasgo de su personalidad que más admiras?
—Su generosidad, en todos los sentidos.
—Tu hija Ana celebra ahora cinco años de casada con Fernando. ¿Cómo ves a tu hija pequeña, aunque ya no sea pequeña, en este momento de su vida?
—La veo muy feliz. Ella y Fernando están muy compenetrados, forman un equipo estupendo, son inseparables y son muy felices con sus dos hijos. En casa, nos reímos porque siempre he considerado a Ana mi bebé y ahora la veo convertida en una madraza estupenda.
—¿Y qué admiras más de tu hija pequeña?
—Su capacidad de resolver todos los problemas.
—Ana está entregada a los pequeños Mikey y Mateo, que está a punto de cumplir dos años. ¿Qué te llama la atención de tus nietos?
—Lo listos e inteligentes que son siendo tan pequeños, aunque eso me imagino que es lo que piensan todos los abuelos del mundo de sus nietos… También lo traviesos que son cuando están juntos.
—Vemos a Tamara muy volcada con sus sobrinos. Hasta la hemos visto meterse debajo de la mesa para jugar con ellos. ¿Te sorprende lo niñera que es?
—No me sorprende nada porque siempre le han encantado los niños y a los niños les ha fascinado su tía Tamara. Sus sobrinos están encantados de pasar tiempo con ella y no solo los pequeños de Ana ahora, sino los sobrinos mayores también.
—¿Y tú? ¿Cómo eres como abuela? ¿Muy consentidora?
—Sin duda alguna, soy consentidora, como yo creo que son la mayoría de las abuelas. Les leo cuentos, jugamos muchísimo, vemos películas juntos… Me encanta pasar tiempo con ellos.
Habla Ana Boyer
—Ana, ¿cómo estás viviendo esta noche tan efervescente de Moët & Chandon?
—La estoy viviendo de una manera muy especial porque he tenido la suerte de venir con mi madre y me apetece mucho compartir esta noche con Möet.
—¿Y por qué brindamos esta noche?
—Por reírnos mucho. Que haya mucha alegría.
—¿Cómo definirías el momento que estás viviendo actualmente?
—Muy bueno. Es un privilegio poder vivir todas las experiencias con mis hijos: los viajes que estamos pudiendo hacer y el tiempo que estamos pasando en familia, que, obviamente, no siempre se puede y es un lujo.
—En unos días —el miércoles siete— se cumplen cinco años de tu boda con Fernando.
—Me parece increíble que hayan pasado ya cinco años. Parece que era ayer cuando estábamos en nuestra boda. Hago un balance muy positivo de estos años y nos veo felices juntos, así que muy contenta.
—¿Cómo lo vais a celebrar?
—No creo que vayamos a hacer mucho. Haremos algún plan juntos y, durante el día, también con nuestros hijos.
—¿Qué destacarías de Fernando como marido?
—Como persona, destacaría millones de cosas, la verdad. Siento muchísima admiración por él porque es una persona superluchadora, muy disciplinada, con muchísimo talento… Y con nosotros, es un padrazo. Es el más cariñoso siempre, detallista y muy atento. De verdad, es una persona extraordinaria.
—¿Qué has aprendido de él en estos años?
—Esas ganas de superarse a sí mismo, sus ganas de luchar. Esa fuerza que tiene él la he admirado siempre y a mí me ha enseñado mucho estos años.
—También tenéis otra celebración a finales de diciembre, el segundo cumpleaños de Mateo. ¿Cómo ves lo rápido que ha crecido?
—Sí, es increíble lo grande que está. En estos últimos meses, estamos notando muchos cambios. Ya se entera de todo e interactúa mucho más con todo el mundo. Veo ahora cómo se lo pasa con su hermano y sorprende lo rápido que pasa el tiempo. Luego, es más trasto (ríe). El mayor es más tranquilo y el pequeño siempre es mucho más travieso. Por separado, se portan muy bien, pero cuando están juntos los dos, es tremendo, la verdad (ríe).
—¿Pensáis ampliar la familia Fernando y tú?—Nos gustaría tener otro hijo. Ahora mismo no, pero es posible que nos animemos en el futuro.—¿Quizá para el dos mil veintitrés?
—No, no sé cuándo. Ahora mismo estamos bien como estamos (ríe).
—¿Iréis a por la niña?
—Bueno, eso no se elige. Si pudiéramos, nos encantaría tener tanto niños como niñas, pero lo importante es que venga sano o sana.
—¿La maternidad te está resultando como te esperabas?
—Creo que nunca te llegas a hacer a la idea de lo que va a ser (ríe). No, no… No es más fácil de lo que esperaba (ríe). Pero tiene tantos momentos gratificantes.
—¿Qué es lo más complicado de ser madre?
—A esta edad, seguir el ritmo de energía que tienen los niños.
—Además, en tu caso, viajando de un lado para el otro.
—Sí, hemos viajado por todo el mundo, pero los niños se adaptan muy bien. Les encanta y están siempre de buen humor. Si los despiertas a las dos de la mañana, no se quejan y están sonriendo. En ese sentido, es muy fácil.
—Entre Fernando y tú, ¿quién es más exigente como padre/madre? ¿Quién hace más de poli malo y poli bueno?
—Depende. Uno aguanta más unas cosas y otro más otras. Entonces, cuando uno de los dos tiene más paciencia, hace más de poli bueno. Creo que nos turnamos bastante.
—Hablando de tus hijos, serás consciente del efecto terapéutico que han tenido en Tamara en sus momentos más difíciles, como la pérdida de su padre o con su reciente ruptura.
—En mi hermana, sin duda alguna, y también en todos, en Fernando, en mí y en mi madre. Cuando cualquiera de nosotros tiene algún día malo o un momento malo, los niños son la mejor medicina. Desprenden una alegría… Si estás triste, enfadado o lo que sea, te vienen, te dicen dos tonterías y te da la risa. Los niños, para eso, ayudan muchísimo.
—¿Te sorprende que Tamara sea tan ‘niñera’?
—No, no me sorprende nada. Esas cosas siempre le divierten mucho a Tamara. Las haría conmigo como con mi hijo Miguel. Es la personalidad de Tamara, le encanta. Mi hijo mayor está obsesionado con ella. Está como loco, porque todas las cosas que hace su tía son las que más le pueden divertir del mundo: todo el día haciendo puentes o túneles en casa, castillos con almohadas, metiéndose por no sé dónde, tirándose cojines… Haciendo todo tipo de cosas. Entonces, claro, Miguel está como loco con su tía.
—Tamara viajó a Maldivas por su cumpleaños y tú pudiste celebrarlo con ella.
—Sí, fuimos Fernando, los niños y yo, además de mi madre y una amiga de Tamara. Imagínate… Una suerte.
—Todo el mundo alaba la fortaleza y entereza con la que se ha enfrentado a su ruptura. ¿Eras consciente de lo fuerte que era tu hermana o te ha sorprendido a ti también?
—Yo siempre he sabido que ella era muy fuerte. Siempre lo he dicho. Hombre, mucha gente no hubiese sido capaz de afrontarlo como lo ha hecho ella y eso nos ha sorprendido. En ese sentido, ha demostrado lo fuerte que es. Pero yo ya sabía que era muy fuerte y que puede con cualquier cosa.
“Muy tranquila”
—¿Cómo la encuentras ahora a nivel anímico?
—Creo que ha pasado momentos malos, pero la veo muy tranquila, en paz, a gusto. Le está yendo fenomenal profesionalmente y todas las personas que la queremos estamos aquí para arroparla, así que está en un momento en el que la veo bien y eso es lo importante.
—Ella misma ha confesado que está teniendo ayuda terapéutica y es algo que merece ser aplaudido, porque ayuda a tomar conciencia de lo importante que es cuidar también la salud mental.
—Me parece fenomenal. En muchísimos países es totalmente normal y en España cada vez es más común también. Por ejemplo, en Estados Unidos, todo el mundo está con psicólogos todos los días. La gente se está dando cuenta de lo importantísima que es la salud mental, de la necesidad de hablar con alguien y necesitar ayuda.
—¿Y tú recurres a este tipo de ayuda?
—Ahora mismo no. Pero, si me hiciera falta, no lo dudaría en ningún momento. En mi caso, como estoy viajando todo el tiempo con mi marido, también nos desahogamos con todas nuestras historias. Pero, si me hiciera falta, sin duda, acudiría.
—¿Cómo piensas celebrar estas próximas Navidades?
—De momento, las vamos a celebrar en Madrid. Y digo de momento porque mi familia cambia mucho de planes a última hora. Pero yo creo que las vamos a pasar en Madrid.
—¿Crees que tus hermanos Chábeli y Enrique vendrán a Madrid con sus respectivas familias?
—Creo que no. Si nos quedamos finalmente en Madrid, ellos se van a quedar en Miami. Cada vez tenemos más hijos y cada vez es más complicado. Julio también suele trabajar fuera en fechas navideñas. Entonces, creo que se complica un poco. Pero si no podemos reunirnos en Navidad, intentamos siempre reunirnos a principios de año, haciendo un viaje, para compensar.
—¿Habéis decorado ya la casa de tu madre?
—Ya está puesto el árbol de Navidad, pero nos faltan bastantes decoraciones. Las iremos poniendo a lo largo de estos días.
—Supongo que ahora, con niños, vivirás estas fechas con mayor intensidad, pero ¿eres navideña?
—Me encanta la Navidad. Me encanta el reunirnos con amigos, con familia. Es una época que recuerdo siempre con mucho cariño. Todas las Navidades, desde pequeña, han sido felices para mí. Ahora que veo cómo disfrutan mis hijos también, creo que se vive aún más la Navidad.
—¿Podrías compartir algunos recuerdos bonitos que guardes de estas fiestas?
—Como nosotros somos una familia en la que cada uno vive en un sitio distinto, con mis hermanos, siempre se recuerda con mucho cariño las fechas en las que nos reunimos sí o sí. Ahora que vivimos fuera también pasa lo mismo. Pero, cuando era muy pequeña, mi madre le pedía a algún amigo que se disfrazase de Papá Noel y viniese a casa a darnos los regalos (ríe).
—Tus hermanos y tú alucinaríais, claro.
—Sí, sí. Este año, mi madre me ha comentado que quiere algún Papá Noel para mis hijos.
—¿Qué te gusta comer en estas fechas? ¿Eres golosa?
—Sí, me encanta el dulce y cualquier cosa que tenga chocolate. En cuanto empieza a haber roscón de Reyes, también (ríe).
—¿Te ha enseñado tu hermana Tamara a cocinar algo, ahora que es chef de Le Cordon Bleu?
—Pues la verdad es que no mucho. Tamara no para y no tiene tanto tiempo libre ahora mismo. También he pasado fuera la mayor parte del año. A ver si estas Navidades aprovechamos y me da alguna clase.
—¿Soléis celebrar más Papá Noel o los Reyes Magos?
—Normalmente, solemos celebrar más Papá Noel. Los Reyes Magos los solíamos celebrar más cuando éramos pequeñas, pero, ahora que tenemos niños en casa, probablemente volveremos a celebrar más los Reyes.
—Vamos a darle pistas a Papá Noel y a los Reyes Magos, ¿qué les pides?
—Me gusta mucho regalar y que me regalen algún viaje, algún plan… Ahora, porque acabamos de estar en la playa, si no, te diría de hacer un viaje a la playa. Pero un viaje a esquiar o algo así estaría bien.