Bertín Osborne es un hombre nuevo, de eso no cabe duda. Después de cumplir cuatro décadas de carrera y a punto de cumplir 68 años - el 7 de diciembre soplará las velas-, el cantante mantiene la misma ilusión del primer día. El presentador nos recibe en su casa de Sevilla, “su refugio” y habla con ¡HOLA!, en exclusiva, de su cambio físico, sus nuevos proyectos, su separación de Fabiola, después de dos años, y su faceta como padre, en especial de su hijo Kike, al que define como su “mayor preocupación en un futuro”.
Su separación apenas provocó un cambio en la relación con sus hijos - Kike y Carlos-, a los que ya no puede ver todos los días, aunque nos confiesa que, gracias a la magnífica relación que mantiene con Fabiola, “fluida y fantástica”, -así la describe-, puede verlos todas las semanas. “Mis hijos están muy bien. Evidentemente, los echo de menos, pero tampoco me da mucho tiempo porque los veo constantemente, todas las semanas. Voy a Madrid a verlos un par de días a la semana, ellos vienen aquí a casa…”, nos comenta el cantante.
“Kike es la preocupación mayor que he tenido y que voy a tener en mi vida. De verdad que se me nubla la vista cuando tengo que pensar en el día de mañana”
Su mayor preocupación
Con respecto al futuro de sus hijos, Bertín es sincero. “Evidentemente, me preocupa. Eso es lo que nos debe preocupar a cualquier padre. En mi caso, además, con el añadido de que Kike es la preocupación mayor que he tenido y que voy a tener en mi vida”. Kike cumplirá, en breve, dieciséis años, y es todo un ejemplo de superación y lucha, ya que nació de forma prematura a causa de una listeriosis que le provocó el parto a Fabiola Martínez, en la semana 29 de gestación. Además, a medida que Kike crece los problemas aumentan. “No es fácil mover a un niño de este tamaño, pero bueno, si le ayudas, él se pone de pie, con lo cual facilita un poco el moverlo”, nos comenta Bertín, que sigue al pie del cañón para brindarle la mejor atención posible. “Aquí no se puede bajar la guardia y en ningún momento abandonar o dejarle a su aire, no. Hay que estar encima y hay que estar trabajando con él muchísimo. Así que han sido dieciséis años de lucha, de pelea, de sinsabores y de alegrías fantásticas”.
Una preocupación tanto para Bertín como para Fabiola, que piensan, inevitablemente, en el futuro de su pequeño cuando ellos ya no estén: “Cuando ya crecen y son mayores, la gente no está tan pendiente de ellos. De verdad que eso me quita el sueño y me hace vivir en algunos momentos con una intranquilidad terrible. Por eso, mi principal objetivo en esta vida es asegurarme de que el futuro de mi hijo Kike va a ser bonito y agradable y que él va a disfrutar de la vida cuando su madre y yo no estemos”.
“Mi principal objetivo en esta vida es asegurarme de que el futuro de mi hijo Kike va a ser bonito y agradable y que él va a disfrutar de la vida cuando su madre y yo no estemos”
“Por Carlitos, no tengo ninguna preocupación, es más listo que el hambre y va a tener, seguro, una vida estupenda porque él se la va a saber buscar, estoy convencido”. Por otra parte, su hermano está pendiente de él en todo momento, pero como cualquier adolescente, ahora tiene otro tipo de inquietudes: “Carlos es un tío estupendo, magnífico. Él está pendiente de su hermano, sabe perfectamente todo lo que pasa con él y procura ayudarlo”. Sin duda, una estupeda relación familir que seguirán manteniendo siempre.