La celebración de la primera cena de Estado en la Casa Blanca de la era Biden fue un rotundo éxito. Los jardines de la Casa Blanca, en una enorme carpa colocada para la ocasión, fueron escenario de la fiesta que Joe y Jill Biden organizaron en honor del presidente francés Emmanuel Macron, que estuvo acompañado por su mujer Brigitte. La ocasión se enmarca en el ámbito de la celebración de las relaciones bilaterales que mantienen estos países, una cita a la que se invitaron unas 400 personas. Representantes de la economía, la política y el arte (estuvieron actrices como Jennifer Garner con su hija Violet o cantantes como John Legend) se sentaron en largas mesas para degustar un menú en el que se sirvió caviar y langosta escalfada con mantequilla, carne de ternera con berros y helado de postre.
Beau, el nieto de Joe Biden, todo un hombrecito al subirse al Air Force One
El presidente de Estados Unidos y la primera dama esperaron a sus invitados de honor en la puerta de su residencia oficial, momento en el que se pudo captar el cariñoso saludo de ambas parejas. Se estrecharon las manos, se dieron un beso e incluso parece que Jill hace entusiasmada algún elogio a su homóloga francesa, quizá sobre el estilismo. Ambas estaban impecables, cada una en su estilo: Jill Biden con un diseño de Oscar de la Renta y Brigitte, con uno de Louis Vuitton. Antes de pasar al “improvisado” comedor (un adjetivo que no debería utilizarse pues se ha informado de que Jill Biden cuidó hasta el más mínimo detalle), ambas parejas conversaron durante unos instantes, un gesto de cercanía que se repitió durante toda la velada. Así se pudo comprobar durante los discursos que ofrecieron los mandatarios, que tras volver a estrecharse las manos sonrientes brindaron con un vino espumoso.
La noche estuvo repleta de guiños a esta amistad entre ambos países. Las mesas contaban con una exquisita decoración de rosas de un rojo intenso, cuya fragancia inundó la sala en la que se utilizaron copas de champán de fabricación francesa y un espumoso de origen estadounidense. Un detalle que se unió a los candelabros con una forma que recordaba a la efigie de la Estatua de la Libertad, que en su día fue un regalo de Francia al país americano. En una ocasión así no podía faltar la música por lo que se contó con el escenario con la voz de Jon Batiste, artista originario de Nueva Orleans (en su día fue colonia francesa).
Antes de este encuentro, el mandatario francés entregó varios regalos a sus anfitriones, una señal de amabilidad que suele ser habitual en visitas de estas características. Macron regaló una pieza de orfebrería de la firma Christofle elaborada en 2012 en homenaje al trasatlántico francés Normandie, que navegó con una colección de la citada firma en el período de entreguerras, como informó el Elíseo. A este objeto se unieron un disco de vinilo y un CD con la banda sonora de la película Un hombre y una mujer, dirigida por el francés Claude Lelouch. Es este un regalo muy personal pues el Eliseo lo describió como una referencia a la “historia personal de la pareja Biden”, que vio la película durante su primera cita. La primera dama estadounidense recibió además dos libros: una copia de Madame Bovary, de Gustave Flaubert, y una colección de ensayos escritos por Albert Camus; y el presidente Biden, un reloj del relojero LIP y un jersey de la marca francesa Saint James.