Uno de los concursantes más polémicos de las decenas que han pasado por ‘Gran Hermano’ es Carlos Navarro, más conocido como ‘El Yoyas’, que ahora está en busca y captura. El motivo es que debería haber ingresado voluntariamente en prisión el pasado 14 de noviembre tras haber sido condenado por un delito de maltrato habitual, lesiones y amenazas a su expareja y madre de sus dos hijos, Fayna Bethencourt, a quien conoció en en el ‘reality’, en el año 2000.
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Ya por entonces fue expulsado precisamente por el trato que daba a la joven, aunque, una vez finalizada la segunda edición del concurso en la que ambos participaban, continuaron la relación y se establecieron en Barcelona. Más adelante, se casaron y tuvieron dos hijos, una niña que ahora tiene 13 años y un niño, de 10.
Tras años de calvario, Fayna lo denunció por maltrato y, en diciembre de 2020, Navarro fue condenado a cinco años y ocho meses de prisión por violencia machista por el Juzgado de lo Penal Número 5 de Las Palmas de Gran Canaria. En abril de 2021, la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Las Palmas ratificaba la condena como autor de seis delitos en el ámbito familiar tanto hacia su exmujer, como hacia los dos hijos de ambos, menores de edad, y otro delito más hacia la nueva pareja de ella.
En concreto, ha sido condenado por un delito de maltrato habitual, cuatro delitos de lesiones, un delito leve de amenazas y un delito leve de vejaciones. Al no haberse personado en el Juzgado de la Paz de Vilanova del Camí para ingresar de manera voluntaria en prisión, se ha emitido una orden de busca y captura. Si antes de febrero de 2027 no hubiera sido localizado, serían las Fuerzas de Seguridad del Estado las que, según recoge la sentencia, procederían a buscarlo y a trasladarlo de manera inmediata a la cárcel.
"Lo único que espero es que lo encuentren ya y estaré más tranquila", ha comentado Fayna al portal 'Outdoor', de Telecinco, tras saber que su expareja no ha entrado en prisión y que está en busca y captura. "Me considero afortunada de vivir tan lejos, sinceramente", explica Bethencourt, que vive en Gran Canaria con sus hijos. "Que haya que coger un avión y que haya aeropuertos y muchos kilómetros de por medio da tranquilidad, pero no puedo dejar de pensar en las mujeres que, por desgracia, tienen a esa persona al lado".