Sara García podría pasar a la historia como la primera mujer española en ir al espacio. Y, teniendo en cuenta que ya está en marcha la Misión Artemis para volver a la Luna, podría ser también la primera en pisar nuestro satélite. Un sueño que esta biotecnóloga leonesa de 33 años está más cerca de cumplir después de superar un duro proceso de selección al que se presentaron 22.523 personas de toda Europa para ser astronauta de la ESA, la agencia aeroespacial europea, y que solo 16 candidatos han superado.
Ella forma parte del cuerpo de 11 reservistas, formado por aquellos que han superado las seis fases del proceso y que incluían todo tipo de pruebas, de conocimientos, psicológicas, físicas…, pero que no ha sido elegidos del cuerpo titular. Ella y sus diez compañeros sustituirán a uno de los cinco astronautas elegidos en el mismo proceso (entre los que se encuentra otro español, el ingeniero aeronáutico Pablo Álvarez Fernández), en caso de que causen baja.
Firmará un contrato de consultoría y de apoyo básico de la ESA y recibirá un entrenamiento básico como astronauta, al tiempo que sigue trabajando en su puesto habitual en el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), donde es investigadora postdoctoral. Allí, en el centro de este tipo de investigación más importante de España, en el área de oncología exeperimental, se dedica a dar con nuevos fármacos que permitan salvar vidas.
Lleva una década trabajando en laboratorios. Entre ellos, el Centro de Investigación del Cáncer de Salamanca, donde realizó su tesis doctoral, por lo que recibiría el premio de excelencia investigadora por la Universidad de Salamanca. Previamente, había obtenido el grado y el máster en Biotecnología en la Universidad de León.
Además de una larga trayectoria académica e investigadora oncológica, García tiene una excelente preparación física. Practica deportes de riesgo, como el paracaidismo y también el submarinismo, lo que le podría resultar de gran ayuda de cara a los entrenamientos como astronauta.
Se siente feliz por haber conseguido algo impensable hace unos años para alguien que ha estudiado una disciplina tan diferente a la aeronáutica como la suya. Su selección demuestra el amplio abanico de áreas en las que se investiga en la Estación Espacial Internacional en las que su presencia puede ser de gran ayuda. Recuerden su nombre. Es más que probable que, dentro de unos pocos años, Sara García haga historia.