ho4087 39 poty 39 y su hija martina© JAVIER LÓPEZ

El bailarín y coreógrafo nos recibe en su casa de Madrid

Javier Castillo, ‘Poty’ nos presenta a su hija, Martina, que cumple dieciocho años

‘Es supermadura desde muy jovencita. Se porta muy bien, estudia, es cariñosa, muy reflexiva, tiene muchísimo talento y baila mejor que yo, ¡con diferencia!’


23 de noviembre de 2022 - 7:56 CET

Ha recibido muchos reconocimientos a lo largo de su carrera, algunos de ellos completamente inimaginables; ha trabajado con artistas de primer nivel, ha hecho amigos y ha bailado por todo el mundo y ha vivido el sueño americano como nadie, pero del título del que  Javier Castillo  — “Poty”, como todos lo conocemos— se siente más orgulloso es del de padre y el mayor triunfo de su vida se llama Martina. Ella es el tesoro de este polifacético bailarín y coreógrafo y de su mujer, Isabel Navarro, un matrimonio que lleva décadas trabajando en televisión, él delante de las cámaras y ella detrás, desde hace varios años, como directora de casting de Warner Bros. El 28 de noviembre, su hija cumple dieciocho años y, para celebrar esta fecha tan importante, Poty posa con ella por primera vez para ¡HOLA!

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© JAVIER LÓPEZ

Sobre estas líneas, Poty baila en la entrada de su casa de Madrid junto a su hija, nacida de su matrimonio con Isabel Navarro, que el 28 de noviembre cumple los dieciocho años. Ella ha heredado de su padre su pasión y talento por el baile

Aunque es un hombre sin vértigo, sobre todo, después de haber sido paracaidista, cuando echa la vista atrás no puede evitar sentirse asombrado por lo rápido que ha pasado el tiempo  y por ver todo lo que ha vivido. Y es que, aunque le da algo de vergüenza recordar su increíble periplo en la danza y la televisión, aún se sorprende a sí mismo por todo lo que le ha pasado. Desde sacarse la carrera de Ballet a los veinte años y en tiempo récord, entrar en el Ballet Nacional, ser coreógrafo de la selección española de gimnasia rítmica y ganar con ellas el Mundial, pasando por convertirse en uno de los personajes más carismáticos de la televisión por su paso por Mira quién baila y Operación Triunfo, hasta triunfar en Estados Unidos con varios programas —incluso un late night—, trabajar como coreógrafo de Olivia Newton-John  y hasta ser elegido, junto a George Clooney, imagen de una marca de café y nombrado por la revista People como uno de los hombres más bellos de Estados Unidos… Una auténtica caja de sorpresas que ahora nos descubre a Martina, quien ha heredado su talento y muchas de sus inquietudes artísticas.

—Poty, dieciocho años cumple tu hija. Cuando la ves ya mayor de edad, ¿qué piensas? 

—En lo rápido que ha pasado el tiempo. Porque con la vida que llevamos, tanto Isabel como yo, parece que pasa mucho más rápido. Yo he estado viajando once años a Estados Unidos y cuando me fui por primera vez a hacer programas allí Martina tenía cinco añitos... Y ahora es una mujer. Y eso que somos muy caseros, yo soy muy “padrero”, Isabel muy “madrera” y estamos muy encima de todo, pero, aun así, cuando la veo se me encoge un poco el corazón y pienso que alguna cosilla creo que me he perdido.

—¿Cómo es Martina?

—Es una mujercita supermadura, desde muy jovencita. Creo que tener unos padres con una profesión como la que tenemos ha tenido mucho que ver. Es una niña que se porta muy bien, estudia muy bien, es cariñosa, muy reflexiva… Es una cría madura. Y, ¿sabes qué?, esto tampoco lo quiero decir muy en plan madre de la Pantoja, pero tiene muchísimo talento, canta muy bien y baila mejor que yo, ¡con diferencia!

© JAVIER LÓPEZ

—Eso te llenará de orgullo.

—Claro, tiene un talento natural. Tomó clases de baile y ha estado en el conservatorio, aprobó primer y segundo curso de Ballet Clásico y lo dejó, con gran pena. Luego hemos ido juntos a tomar clases de claqué y lo hace muy bien, tiene muchísima gracia.

—¿Te pide consejos cuando baila?

—Sí, me escucha mucho, no es nada repipi en plan “papá, que eso ya lo sé yo”. En ese sentido, me tiene respeto por sabiduría, porque piensa: “Mi padre sabe de esto más que yo”, entonces, me escucha con muchísima atención. Y yo lo reconozco, baila mejor que yo, no hay ningún problema, eso es maravilloso y un honor para mí.

—Se te cae la baba con ella.

—Imagínate. Hay una cosa que recuerdo de ella que me enternece mucho y es que la enseñé a rezar y tengo el recuerdo tan vivo de verla juntando las manitas con el “Jesusito de mi vida”, el “Padre Nuestro”...Y tengo el recuerdo tan vivo de verla así. Durante mi estancia en Estados Unidos mantuvimos esa costumbre. A las tres de la tarde, empezaba mi grabación de Mira quién baila y eran las nueve de la noche en España, entonces, desde el camerino rezaba con ella.

—¿Te consideras un padre muy protector?

—Sí, soy un poco campesino en ese sentido, pero un campesino en plan cariñoso, que nadie lo interprete mal. A veces escucho hablar a Isabel con su familia y le preguntan si tiene noviete y siempre salto yo diciendo: “Qué noviete ni qué leches”.

—¿Tienes asustados a sus pretendientes? 

—Los amigos de mi hija siempre le dicen qué simpatico es tu padre, vaya suerte, qué divertido. En casa, Isabel es la guapa y yo como el hijo secreto de Fotito. Es que yo siempre estoy haciendo el canelo, qué le vamos a hacer.

© JAVIER LÓPEZ

— Hay que ponerle humor a la vida. 

— Sí, tengo amigos de mi edad que son como “abuelos cebolleta” y yo no me veo así. En parte por mi profesión, pero principalmente son los genes.

—¿Cuántos años tienes? Si se puede preguntar.

— Siguiente pregunta -dice riendo-. Yo tengo sesenta y dos años...que no los aparento.

— Entonces tienes que decirlo bien alto, hazte hasta camisetas donde ponga tu edad porque es increíble. 

—Me has dado una idea, me la voy a hacer. Mira, mi madre tiene noventa y un años y tenías que verla cómo está. ¡A esa sí que hay que amarrarla! (bromea).

Su increíble sueño americano

—Hablando de tu época en Estados Unidos, ¿cómo un chico de Torrelavega termina convirtiéndose allí en una celebridad de la televisión?

—Es que me han pasado cosas que es increíble. Me han pasado cosas que ni soñándolas. Yo vivía en Cantabria y comenzó todo estando en la mili. Me fui con diecisiete años como voluntario a un cuerpo especial, a los paracaidistas, porque siempre he sido muy aventurero, y recuerdo que a la hora del paseo salíamos a una cabina, donde se formaba una cola enorme con todos los militares llamando a casa. Un día, me dice mi madre: “Han venido dos chicos alemanes a Torrelavega y han montado una escuela de ‘ballet’”. Y yo, tapándome la boca para que no me escucharan, contesté: “Apúntame, mamá”. En casa nadie se ha dedicado al baile profesional, aunque mi hermana cantaba muy bien, mis padres bailaban todos los bailes de salón, mi padre claqué...En definitiva, hemos sido un poco “titiriteros”, pero mi madre sabía que yo era el “titiritero” por excelencia.

—Y te apuntaste.

—Me auguraron un futuro nada prometedor porque tenía veinte años, pero yo quería bailar. A los seis meses, me llevaron al conservatorio a Madrid para empezar la carrera. Era impensable que con esa edad fuera a hacer la carrera de Ballet Clásico, que son siete años de conservatorio, pero fíjate las ganas que yo tenía ¡que la hice en dos años! Entré al Ballet Nacional, vino Maya Plisétskaya, la famosa bailarina rusa a dirigir la compañía nacional, e hizo un casting multitudinario, nos presentamos ciento once bailarines, de esos eligió a diez y uno de esos era yo. Cambió mi vida. Por el camino me hice cuatro lesiones, me rompí los pies cuatro veces, y una de ellas me tuve que someter a una operación.

“El mejor consejo que me ha dado mi padre es que tengo que ser yo y confiar en mí misma”, nos dice Martina, que estudia Dirección Comercial y Marketing y le apasionan la moda y las redes sociales

—Pero la fama empieza a raíz de la gimnasia rítmica y de la televisión.

—Estaba bailando en Finlandia cuando me llamaron Emilia Boneva, que era la seleccionadora nacional de Gimnasia Rítmica, era un mito, era “la búlgara”, y me convocaron para una reunión en Madrid. Entonces, me dicen: ‘¿Tú podrías montar un tango?’ Y les dije: ‘El tango es lo mío’... Yo no había bailado un tango en mi vida. La única referencia de tango que tenía eran discos de Carlos Gardel que tenían mis padres en casa. Me propusieron hacer la coreografía para el Campeonato del Mundo y España va y queda por primera vez en la historia campeona del mundo de la Gimnasia Rítmica. Después de eso, se puso en contacto conmigo Antena 3 televisión y me dieron el puesto de Director de coreografía y puesta en escena musical. Era la primera vez que tenía tarjetas de visita (dice riendo). Y ahí empieza mi periplo, en la época dorada de la televisión, que había muchas galas, hice todas las galas y eso me dio la oportunidad de trabajar con gente que ni soñandolo, he trabajado con Will Smith, con Donna Summer, con Gloria Gaynor, con Cher… Y con los grandes españoles, con todos: Rocío Jurado, Miguel Bosé… No te puedes ni imaginar. Estuve once años en la cadena y eso me enriqueció al máximo.

© JAVIER LÓPEZ

—Luego hiciste Operación Triunfo y se te empezó a conocer más como persona 

 Operación Triunfo  fue un regalo. Pero antes de esto, hubo un programa mítico que me fascinó que era Parodia Nacional. Lo presentaba Constantino Romero, que fue testigo de mi boda. Aprendí tanto, con Josep María Mainat y Toni Cruz. Ahí metieron por primera vez una cámara en la sala de ensayos y veíamos que aquello subía la audiencia. Entonces, se hizo también en Operación Triunfo. Eso me dio una popularidad salvaje, pero muy bien traída.

—Y das el salto al otro lado del charco

—Hice en España once ediciones de Mira Quién Baila y me llamaron de Endemol para contratarme para irme a Estados Unidos a hacer la versión americana del programa. Me fui y caí de pie. Todo un éxito con la prensa, unos datos de audiencia gigantes y me llama una empresa para una reunión y me dicen que la casa Nestlé tiene dos grandes apuestas, una va a ser con George Clooney, y yo, de broma, seguí diciendo: ‘Y la otra yo’. ¡Y fue así! Clooney hacía Nespresso y yo era imagen de Nescafé Clásico en América. También me nombraron como uno de los cincuenta rostros más bellos de la revista People, que premian a las personas no por el físico, sino por su influencia y repercusión.

—Regresaste años más tarde y sigues sin parar, pero aquí. ¿Cuáles son sus planes inmediatos?

—Ahora estoy haciendo un programa que presento para Antena 3 Internacional, se llama Showbusinnes TV. Aparte de muchas cosas, voy a dirigir el musical de la vida de Tino Casal, este es un proyecto que está ya muy avanzado. Pero, además, soy embajador marca Ejército de España y me voy al Líbano, a la base Miguel Cervantes, que tienen unas tropas destacadas allí, y voy a dar una charla y apoyarlos. También estoy escribiendo un libro sobre mi vida.

—Y tu madre, ¿qué te decía cuando ibas logrando todas estas cosas?

—Yo con mi madre tengo una relación muy especial, somos una familia muy unida, independientemente de que yo sea el “titiritero”. Mi madre me cuenta una historia turbulenta de la familia y es que el día que yo nací falleció un hermano mío, que tenía nueve años, de meningitis. ¡Qué crueldad la vida! Mi madre no pudo ir al entierro de mi hermano porque me estaba pariendo a mí y en esa época, los partos eran en casa. Mi madre dice que por la ventana veía cómo se marchaba el coche fúnebre con mi hermano y que no le pudo llorar porque venía otro. Cuenta que la comadrona, cuando me trajo al mundo, le dijo a mi madre: “Aquí tienes al quitapenas de la casa”. Y este título es lo único que tengo claro del libro que estoy escribiendo, se va a llamar el quitapenas. Y eso me marcó, fui un quitapenas. Mi madre está muy contenta porque por mi profesión le he dado muchas alegrías y le gusta que la gente le diga: “He visto a tu hijo en televisión. Qué agradable es tu hijo”.

Habla Martina

—Martina, ¿qué te ha parecido ponerte delante de las cámaras? ¿Te gusta la moda?

—¡Mucho! Y me encantaría, dentro de un tiempo, poder hacer algo en este ámbito o relacionar mi carrera —Dirección Comercial y Marketing— con algo de moda.

—¿Cómo modelo también vales? Tienes medidas de pasarela.

—Sí, (jajaja) Me encantaría, si pudiera también lo haría.

—¿Cómo se vive siendo hija de Poty, un personaje tan conocido y tan querido en televisión?

—Es carismático a más no poder, es alucinante. Tiene una energía, es todo actividad… Es difícil explicar, es como se le ve. Es la persona más real que vas a ver en tu vida. Él siempre anima a todo el mundo, tiene muy buen rollo, da gusto con él, es maravilloso.

—¿Cuál es su mejor consejo? 

—Que tengo que ser yo misma y tener mucha personalidad, en el sentido de no avergonzarme de cómo soy. Que hay que tirar adelante, no dejar que los problemas te coman y confiar en uno mismo.

© JAVIER LÓPEZ

“Mi padre es carismático a más no poder, es alucinante. Tiene una energía es todo actividad… Es difícil explicar, es como se le ve. Es la persona más real que vas a ver en tu vida”, nos confiesa Martina, que, sobre estas líneas, posa espectacular con su padre y su perro, ‘Gus’.

—Viendo a tus padres en televisión, tu madre detrás de las cámaras, tu padre delante, ¿a ti no te tira ese mundo?

—Me tira, pero no sé si la televisión es para mí; me gusta más una revista, las redes sociales… pero la tele como tal no sé si es lo mío exactamente. Como lo vivo muy de cerca, veo lo bueno y lo malo de la televisión.

—¿A qué personaje admiras y te gustaría seguir sus pasos?

—Me alucina María Pombo, porque se lo ha currado mucho. Y a quien también admiro, aunque creo que nunca podré ser como ella, es Kendall Jenner.

—¿Te gustaría hacer carrera como influencer?

—Me encantaría y me gustaría crear algo que no sea igual a lo de todo el mundo, el contenido sería enfocado a la moda, pero aportaría un poco más, pondría mi sello.

—Y, ¿tus padres que te dicen?

—Que adelante, que tengo que perder esa vergüenza que tengo a veces y que en el momento que me vea preparada y que vea que sí, que puedo, que lo intente. En la moda, en redes sociales, lo que vea.

—Es una suerte, hay padres que muchas veces no quieren que sus hijos hagan carrera en esos sectores.

—Mis padres, al contrario, me han apoyado siempre. Yo quiero seguir estudiando, pero si te soy sincera, me encantaría compaginar los estudios que estoy haciendo con algo más. Quién sabe, quizá algún día algo relacionado con modelaje o redes sociales.

—¿Y el baile? Tu padre dice que bailas mejor que él.

—Bailaba mucho y ahora, que no bailo, siempre lo echo de menos. Una parte de mí lo echa en falta, siempre digo que me arrepiento de haberlo dejado, que es una pena. Es una espinita que tengo clavada.

—Siempre puedes volver

—Sí, pero de momento con la universidad lo veo un poco complicado por los horarios que tengo, pero sí, podría volver, quién sabe.

TEXTOCRISTINA OLIVAR
FOTOSJAVIER LÓPEZ
REALIZACIÓNMARÍA PARRA
ESTILISMOALINE PATIÑO
AGRADECIMIENTOSFLOREALE
ASISTENTE DE ESTILISMO Y PRODUCCIÓNMARÍA LÓPEZ REY
ASISTENTE DE FOTOGRAFÍASHEILA VELASCO
MAQUILLAJE Y PELUQUERÍAJULIANA IZIDORIO PARA DIOR BEAUTY
Look 1Martina: vestido: Bea de la Cámara/zapatos: Pedro García/joyas: Customima/Poty: Traje y zapatos: Félix Ramiro
Look 2Martina: Vestido: Ermanno Scervino
Look 3‘Crop top’ y falda: Hortensia Maeso/zapatos: Aquazzura/joyas: Customima/Poty: Traje y zapatos: Félix Ramiro
Look 4Martina: Vestido: Alicia Rueda/joyas: Customima/Poty: Camisa y pantalón: Félix Ramiro/zapatillas: Joma Sport y Marina Joma