Norma Duval y Matthias Kühn se han casado. En secreto y por sorpresa, después de trece años de relación, la actriz y el magnate de los negocios alemán se han dado el “sí, quiero” en una ceremonia civil y muy íntima en Gstaad, Suiza. A lo largo de su historia de amor han tenido que sortear algunos obstáculos e incluso han superado dos rupturas, la más reciente, la pasada primavera, pero han sido separaciones cortas, porque siempre se daban cuenta de que no pueden vivir el uno sin el otro. Estaban destinados a vivir juntos y finalmente han hecho realidad su sueño de casarse, sin grandes fastos y con dos íntimos amigos como únicos testigos.
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Norma, que a sus sesenta y seis años sigue siendo una mujer escultural, se convirtió en una novia deslumbrante con un vestido de alta costura de Carla Ruiz. De color blanco, con escote barco, manga larga y el largo de la falda por debajo de la rodilla; el traje, con detalle de pedrería en el hombro y la cintura le sentaba como un guante. Para hacer frente al frío de los Alpes, la artista completó su look nupcial con una elegante chaqueta de visón rasado con detalles de ‘renard’, también en blanco, y un gorro de ‘renard’ a juego, ambos de Lina Lavin.
La pareja solo estuvo acompañada por sus dos testigos: la magistrada Concha Azuara, por parte de Norma, y el abogado y mano derecha de Matthias, Jorge Sainz de Baranda
Para Matthias esta es su segunda boda y para Norma, que anteriormente estuvo casada con Marc Ostarcevic —el padre de sus tres hijos— y el productor cinematográfico José Frade, del que se divorció en 2009, la tercera “y la definitiva”, nos dice con humor.
La artista, ilusionada ante esta nueva etapa de su vida, no puede ocultar su felicidad.
“No todos nuestros hijos podían viajar a Suiza, por eso hemos decidido casarnos así; más adelante haremos una gran celebración con nuestra familia y amigos”
—¡Menuda sorpresa, Norma!
—Sí, bueno, la verdad es que llevábamos preparando la boda mucho tiempo. Hemos tardado más en poder celebrarla por el tema de la documentación, de los papeles sobre todo, porque yo ya estoy tramitando la residencia en Suiza para poder vivir allí con mi marido, claro.
—¿Por qué os habéis casado en Gstaad?
—Porque nos encanta y allí tenemos una casa muy bonita, vivimos en el mismo pueblo de Gstaad y tenemos unas vistas a las montañas que son un espectáculo.
—¿Quiénes han sido vuestros padrinos o testigos de boda?
—Mi madrina ha sido la magistrada Concha Azuara, que, curiosamente, cosas del destino, fue la que ofició mi boda con José Frade hace dieciocho años, casi diecinueve. Somos íntimas amigas y he querido que fuera ella. Por parte de Matthias, ha sido su abogado de confianza y mano derecha, Jorge Sainz de Baranda, que es descendiente del que fue el primer alcalde de Madrid, en el siglo XIX.
“Definitivamente, Mathias es el hombre de mi vida. Ya estoy tramitando la residencia en Suiza para poder vivir con él, porque, lógicamente, mi sitio está al lado de mi marido”
“Mi sobrina Paula se va a vivir a Dubái”
—¿Y vuestras familias?
—No pudieron asistir. Algunos podían y otros no… Al hijo mayor de Matthias, que está trabajando en Londres, le era imposible venir; mi hijo mayor, Marc, tampoco podía; una de mis sobrinas, Paula, que es azafata, bueno, las dos son azafatas, pero ella se va a vivir a Dubái y está con todos los preparativos, porque va a empezar a trabajar en una de las mejores compañías del mundo, en Emirates… Entonces, era un lío: unos podían venir; otros, no, así que decidimos hacerlo así, de una manera muy íntima. Más adelante, haremos una celebración con toda nuestra familia y nuestros amigos. Preferimos organizar una fiesta bonita a la que puedan venir todos.
—¿Cómo se lo han tomado tus hijos?
—Están encantados porque quieren mucho a Matthias. Y después de trece años, ya nos tocaba…
“Curiosamente, cosas del destino, Concha Azuara fue quien ofició mi boda con José Frade hace dieciocho años. Ahora he querido que fuera mi madrina porque somos íntimas amigas”
—Desde luego, Norma, porque la de vueltas que ha dado vuestra relación, incluso habéis vivido dos rupturas, la última, la pasada primavera.
—Sí, después de nuestra última separación, en verano nos reconciliamos y, después de hablar mucho, finalmente todo está solucionado, todo está arreglado, perfectamente encajado como un puzle y ahora ya todo es tranquilidad para los dos, para nuestro futuro juntos. Por eso me voy a vivir con mi marido a Suiza, aunque voy a estar mucho en España. No me voy a escaquear de Hacienda porque voy a hacer mis declaraciones como no residente y pagaré aquí para no tener problema, pero, lógicamente, mi sitio está en Suiza con mi marido.
“Después de nuestra última separación, en verano nos reconciliamos y, tras hablar mucho, finalmente todo está solucionado, perfectamente encajado como un puzle y ahora ya todo es tranquilidad para los dos, para nuestro futuro juntos”
—Ya te había pedido matrimonio hace tiempo, ¿te lo volvió a pedir ahora, después de vuestra reconciliación?
—Sí, es verdad que hubo una primera vez, nos íbamos a casar en dos mil quince, pero mi madre empeoró muchísimo de su enfermedad, su madre también se puso muy delicada, hasta el punto de que hemos perdido los dos a nuestras madres el año pasado, con muy poca diferencia de tiempo, solo dos meses. En aquel momento, hace siete años, al meditar fríamente dónde íbamos a vivir, después de tener todo muy avanzado, nos echamos para atrás. Yo no me podía ir a vivir a Palma ni a Suiza, tenía que estar en Madrid con mi madre. Cada uno en una ciudad, iba a ser un matrimonio un poco extraño y yo tenía que estar con mi madre. Ahora, ya no tengo esa obligación, mis hijos son mayores, las niñas (Paula y Andrea) ya son mayores también y yo me siento más libre para poder compartir mi vida con Matthias… Entonces, cuando volvimos a retomar nuestra relación este verano, me volvió a pedir que me casara con él y nos comprometimos.
“Ya tenía el anillo”
—¿Y fue una proposición formal: hincó rodilla y te dio el anillo de compromiso?
—(Ríe) Bueno, lo hablamos… y el anillo ya lo tenía de la vez anterior que me pidió matrimonio. Ahora tengo mi alianza de casada, que es preciosa, un anillo de oro blanco y brillantes talla baguette.
—¿Y la de Matthias cómo es?
—La suya es una alianza de oro clásica, pero fíjate qué gracia, solo se la ha puesto el día de la boda… Al día siguiente se la quitó.
“He firmado un contrato prematrimonial, por supuesto. Todo es correcto. Cada uno tiene su patrimonio, sus respectivos hijos...Somos personas maduras ya”
—¿Y eso?
—A él no le gustan los anillos, bueno, no le gusta llevar nada de nada, ninguna joya, porque es muy deportivo. Lo único que se pone es el reloj, pero jamás le verás con una cadena, un anillo, ni nada. Así que hemos llegado al acuerdo de que no se la ponga (ríe de nuevo).
—¿Están grabadas con alguna inscripción especial?
—Sí, la mía lleva su nombre y la fecha de nuestra boda, y la suya, mi nombre con la fecha. ¡Muy bonito!
—Esta es la boda que todos estábamos esperando y que demuestra que segundas oportunidades, como ha sido vuestro caso, sí que son buenas…
—Sí, porque, como decía, si nos hubiéramos casado antes, cuando vivía mi madre, habría sido muy complicado para mí. Yo tenía que estar con ella… Creo que ahora ha sido perfecto. Además, ya no tenemos por qué tener ninguna diferencia porque hemos solucionado todos los asuntos que teníamos que arreglar, así que todo está en orden y hemos llegado a una serie de acuerdos y todo es correcto.
“No me voy a escaquear de Hacienda porque voy a hacer mis declaraciones como no residente y pagaré en España para no tener problemas”
—¿Te refieres a que has firmado un contrato prematrimonial?
—Sí, por supuesto, claro. Cada uno tiene su patrimonio, sus respectivos hijos… Somos personas maduras ya y tanto Matthias como yo hemos trabajado mucho en la vida y hemos luchado mucho…
—¿Te vas a retirar, vas a dejar de trabajar?
—No, yo voy a seguir trabajando en mis campañas de publicidad, ahora en enero voy a lanzar algo muy bonito, ya os lo contaré, y haré los programas de televisión que me interesen… Por supuesto, no voy a volver a trabajar en el teatro ni voy a aceptar proyectos que impliquen una dedicación de demasiado tiempo.
—Háblanos de tu vestido de novia.
—¡Es tan bonito! Me lo ha hecho Carla Ruiz y, como no podía venir desde Málaga, donde tiene su atelier, en la distancia y con mis medidas, me lo ha clavado.
—¿Os vais a ir de luna de miel?
—Sí, nos vamos a ir en unos días y vamos a hacer un superviaje por Asia. Estamos superfelices los dos.
—Definitivamente, Matthias es el hombre de tu vida.
—Pues sí, pues sí…
“Matthias se puso la alianza el día de la boda y al día siguiente se la quitó. Él es muy deportivo y no le gusta llevar nada, salvo el reloj. Hemos acordado que no se la ponga”
—¿Qué te aporta Matthias?
—Compartimos muchas cosas, tenemos mucho en común, muchos gustos y aficiones, a los dos nos encanta viajar y ahora tenemos pensado viajar muchísimo. A él le gusta mucho el mar y yo por él me he hecho marinera también, porque él es un lobo de mar. Matthias es de Hamburgo y allí ya tenía barcos su familia. Y a mí me gustaba también, pero ahora me he hecho marinera. A los dos nos encanta Mallorca, Matthias iba desde pequeño y yo también. Lo curioso es que nos conocimos después de tantos años de ir a Mallorca los dos y nunca habíamos coincidido… Vamos a viajar mucho y vamos a disfrutar de todos los años buenos que nos esperan.
“Estoy ilusionada, feliz, relajada, tranquila, con una gran estabilidad...empieza una etapa distinta para mí, he estado muchos años dedicada a mis hijos, a mis sobrinas, a mi madre...Ahora me voy a dedicar a mi marido y a mí”
—Ahora que vas a vivir en Suiza, ¿qué va a pasar con tus casas?
—Mantengo mi casa de Segovia, mi casa de Mallorca también y la de Madrid… ya veremos.
—¿Tú esquías?
—¡Nooo! Yo no esquío, no quiero romperme una pierna o un brazo a estas alturas… Matthias sí, porque él es un deportista total. Yo siempre he montado mucho a caballo y sigo montando, pero el esquí no es lo mío.
“Conocí a Matthias gracias a ¡HOLA!”
—Norma, quién te iba a decir a ti que en Tagomago, donde fuiste para hacer una sesión de fotos, te esperaba el amor de tu vida…
—Así es el destino y tengo que decir que yo conocí a Matthias gracias a ¡HOLA! Cuando me divorcié de José Frade, decidimos hacer un reportaje sobre mi nueva vida de soltera y Eduardo Sánchez Junco, que yo le adoraba, me sugirió hacer las fotos en Tagomago, porque le parecía un sitio muy bonito, y allí conocí a Matthias. La verdad es que ¡HOLA! es una gran parte de mi vida.
“Mi marido y yo tenemos mucho en común. Matthias es un lobo de mar y yo por él me he hecho marinera. El esquí, en cambio, no es lo mío, no me voy a romper una pierna a estas alturas”
—Comienza una nueva etapa de tu vida y se te ve muy ilusionada.
—Ilusionada, feliz, relajada, tranquila, con una gran estabilidad… Empieza una etapa distinta para mí, porque yo he estado dedicada a mis hijos, a mis sobrinas y a mi madre muchos años y ahora me voy a dedicar a mi marido y a mí. Por supuesto, mis hijos y mis nietos son sagrados, por eso voy a seguir volviendo a España, claro. Estamos todos muy contentos.
—¿Tus hijos y los de Matthias siempre han apostado por vuestra relación?
—Sí, y eso es muy importante: la buena armonía que tenemos con nuestras respectivas familias. Eso es fundamental para que todo funcione bien en una pareja. Yo tengo una relación estupenda con su exmujer, Andrea; con sus hijos me llevo divinamente, los quiero muchísimo y ellos también a mí; al igual que Matthias quiere mucho a mis hijos y a las niñas, porque yo le conocí en dos mil nueve y mi hermana, Carla, ya estaba muy mal y yo ya tenía prácticamente a mis sobrinas conmigo, así que las conoce desde que eran pequeñas.
—Norma, esta es tu tercera boda. Como se suele decir, ¿a la tercera va la vencida?
—¡Claro! Se acabaron las bodas (ríe abiertamente).