A miércoles 23 de noviembre, Orestes Barbero y Rafa Castaño, los dos concursantes que se llevan enfrentando desde hace más de 120 programas en Pasapalabra, se juegan más de 1,8 millones de euros, la misma cantidad que se embolsó Pablo Díaz (que fue el último ganador) en El Rosco final del programa. Un triunfo que podría tener una fecha establecida según una teoría de los espectadores del formato de las tardes de Antena 3, ya que el público que cada tarde sintoniza el espacio presentado por Roberto Leal ha especulado con que habrá que esperar hasta febrero para ver a alguno de los dos ganar el premio porque es cuando el bote alcanzaría la cifra más alta de la historia (en 2006 Eduardo Benito se llevó 2,19 millones de euros en su primer día en el concurso).
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Ambos concursantes se han acercado en algún programa al ansiado bote, en varias ocasiones también han empatado, quedándose o fallando tan solo una palabra, pero es posible que por ahora no quieran llevarse el dinero y así consigan un nuevo récord en el programa. Para muchos espectadores tanto Orestes como Rafa son dos estrategas que quieren acumular más ceros a la cantidad final, aunque cada uno de ellos lo hace de manera diferente. A punto de cumplir los 300 programas, Barbero lleva desde 2016 intentando triunfar en Pasapalabra gracias a su dominio e inteligencia. De hecho, desde muy pequeño se declaró muy fan de las letras, motivo por el que acabó estudiando Filosofía en la Universidad de Salamanca.
Caracterizado por dar la primera vuelta a El Rosco, el concursante más veterano del concurso de Antena 3 no duda en intentar hacer toda la prueba del tirón, un comportamiento que algunos fans tildan de kamikace, ya que en alguna ocasión el triunfo se le ha atascado cuando casi lo tenía asegurado. "Me arde en la boca", suele decir el participante antes de arriesgarse. Por el contrario, su contrincante siempre va poco a poco y no se arriesga, asegurándose así que sabe la respuesta correcta. Rafa, que es mucho más prudente que Orestes, va despacio pero termina haciendo un sprint final que deja a todos asombrados.
Sin embargo, para asegurarse la permanencia en el concurso, Orestes y Rafa, que demuestran el amplio conocimiento que disponen a la hora de afrontar preguntas de todo tipo, juegan cada día con sus mejores bazas y en más de una ocasión han dejado correr el tiempo, agotando sus segundos para que su contrincante no tuviese tiempo de pensar durante los cambios de turno o, en caso de empate, han decidido no arriesgar para evitar fallos.