Una de las últimas ocasiones en las que se pudo ver a la princesa Carolina y a Ernesto de Hannover juntos en un acto público fue el día de la Fiesta Nacional de Mónaco de 2008. El pasado sábado se cumplieron dieciséis años de aquella celebración en la que el matrimonio posaba junto al resto de la familia ante la escalinata de palacio. Desde entonces, la hermana mayor del príncipe Alberto y el jefe de la casa real de los Güelfos viven separados , como todo el mundo sabe.
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La pareja permanece oficialmente casada —Carolina sigue apareciendo en la página web del principado como princesa de Hannover— y nada apunta a que tengan intención de divorciarse, de momento. Y eso, a pesar de que el príncipe alemán, duque de Brunswick y Luneburgo, ha tenido ya varias parejas desde entonces, la última la escultora española Claudia Stilianopoulos , con la que el aristócrata mantiene una relación sentimental desde hace un año.
Su amor por la hija de Pitita Ridruejo hizo que Hannover trasladara su residencia a Madrid, donde también vive su hijo Christian junto a su familia: su mujer, Alessandra de Osma, y sus hijos, los mellizos Nicolás y Sofía, de dos años. En octubre de 2021 ¡HOLA! publicó en exclusiva las primeras imágenes de la pareja, y tras unos meses de relativo ostracismo, la semana pasada se dejaron ver de nuevo en uno de los restaurantes de la céntrica plaza de Oriente de la capital. Se trata de uno de sus lugares favoritos, puesto que en este año de noviazgo, casi siempre se les ha fotografiado en las inmediaciones del Palacio Real.
Curiosamente, cuando Ernesto y la reconocida artista se mostraban cómplices y muy cariñosos en público hace unos días, Carolina de Mónaco se encontraba también en Madrid. El motivo de la sorprendente visita de la princesa fue una exposición de arte contemporáneo en La Casa Encendida. La princesa sorprendía con su presencia a los viandantes de la madrileña Ronda de Valencia cuando, con un abrigo corto en rojo fresa de Chanel, bajaba de un coche de alta gama a las puertas de la mencionada institución cultural.
Allí tuvo lugar la inauguración de la muestra Una sucesión de trampas de eco, de Christine Sun Kim, una performancer sorda estadounidense, que reside actualmente en Berlín y que sido galardonada este año con el Prix International d’Art Contemporain (PIAC) de la Fondation Pierre de Mónaco. Carolina, que es presidenta de honor de la fundación, no quiso perderse la cita. Apasionada de la caza, afición que en muchas ocasiones ha compartido con su familia y amigos en Extremadura, tal vez la escapada de la princesa a España estaba relacionada también con una de sus citas cinegéticas, que bien pudo aprovechar ese mismo fin de semana.
Lo cierto es que Madrid ha vuelto a unir, metafóricamente claro, al principesco matrimonio, una ciudad que, a pesar del ‘plantón’ que Ernesto le dio en la boda de don Felipe y doña Letizia —han pasado dieciocho años, pero quién no recuerda la imagen de la princesa entrando en solitario en la catedral de la Almudena—, sigue fascinando a Carolina.