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El cineasta italoamericano vende sus propiedades para financiar su última película

Coppola vende su espectacular isla para financiar su última película: el menguante imperio del genio del cine

Se deshace de islas y viñedos, los negocios ‘alternativos’ con los que reconstruyó su imperio


21 de noviembre de 2022 - 18:05 CET

Billy Wilder se inventó una máxima del Periodismo que todos y cada uno de los que nos dedicamos a esto negaremos haber asumido alguna vez y que dice lo siguiente: “Nunca permitas que la realidad te estropee un buen titular”. Pues bien, ésta es una crónica que va justo de todo lo contrario. Porque la realidad se ha empecinado en que sea así, seamos justos. Daba igual el hilo del que se tirara para revertir la historia para que éste fuera un reportaje absolutamente aspiracional sobre unas  propiedades inabarcables, lujosas y paradisíacas de un hombre hecho a sí mismo: la historia se obcecaba en irse para el lado contrario. No se sostenía, vaya. Había que rendirse a la evidencia sí o sí y resulta que ésta, periodísticamente hablando, es igual de interesante. Y ensoñadora. Incluso, épica.

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Hace unos días, se hacía pública la noticia de que la isla Coral Caye, frente a las costas de Belize, se ponía a la venta. Se trataba de un paraíso privado, rodeado por las aguas turquesa del Mar Carible y repleto de cocoteros y villas de lujo con tejados de hojas de palmera y baños de mármol de Carrara, que viva una extravagancia. La venta era por 2,2 millones de dólares y el propietario, nada más y nada menos que uno de los últimos genios vivos de Hollywood, artífice de la trilogía de El Padrino -que solo por eso ya tendría el cielo ganado ¡ojo!- y de otros títulos míticos como Patton o Cotton Club. O seasé, Francis Ford Coppola. El director italoamericano habría comprado este atolón de 10.000 metros cuadrados como un lugar perfecto de recreo y descanso para él y su familia con el que sumar, además, un punto más del Planeta a sus innumerables propiedades de exquisito gusto y refinamiento a lo Gattopardo. Pero ahora, quién sabe si porque a sus 83 años se había aburrido de tanta piña colada, cuando lo que realmente quiere beber todo el rato es una Franciacorta de pajiza burbuja dorada -y luego iremos a este tema- había decidido ponerlo en el idealista.com de los muymillonarios.

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La información reunía todos los ingredientes para, al que suscribe, se le pusieran los colmillos más largos que los de Gary Oldman en Drácula de Bram Stocker. Lujo, dinero, cine, éxito… Esto tan solo grosso modo. Y podía ser la percha ideal para un reportaje sobre “Los business exclusivos de una leyenda de Hollywood: de los vinos de Napa al Palazzo Margherita di Bernalda”. Sonaba espectacular, ¿Verdad? Solo por una cosa. En algún momento y en alguna parte, había que “colar” un verbo en pasado porque… Ya no es así. 

De hecho, si bien en el titular, compañeros de medio mundo habían caído en lo que nunca se debe hacer según el Dios de Fernando Trueba (sic), luego, te leías la información -en español, inglés e italiano- y la isla resultaba que hacía diez años que había dejado de ser propiedad de Coppola. ¡Diez! Y aunque su nuevo propietario -ejem-, el abogado -y milmillonario- Terry Tao había mantenido la elegante estructura a modo de resort turístico con tres construcciones -The Great House y las pareadas Coral Cottage y Seahorse Cottage- con una capacidad para diez personas, tal y como la concibió el genio neoyorquino, éste ya había “corrompido” su espíritu original con un sistema de sonido rollo discoteca, luces idem y sala de juegos. Pero eso es accesorio. El propietario era/es otro señor. Y en una década, como si la hubiera querido alicatar.

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Arriba, Coppola junto a sus antiguos compañeros de rodaje y legendarios del cine, Al Paccino y Robert de Niro. Sobre estas líneas, el director y su hija, Sofía Coppola.

“Bueno, no pasa nada. Francis Ford Coppola vendió esta propiedad, ok, pero sigue teniendo muchísimas más. El reportaje es viable”. Vayamos, entonces, al vino. A sus viñedos . En uno de los parajes más sorprendentes de California enmarcado por las montañas Vaca y Mayacamas, con 30 millas de largo y cinco millas de ancho en su punto más ancho, es decir, en el Valle de Napa, un lugar de belleza alla toscana a 10.000 kilómetros de distancia de la tierra original de Dante y Miguel Angel. Vayamos a allí donde, en 1975, con el éxito de El Padrino I y II, el  padre de Sophia Coppola  y tío de Nicholas Cage, se compró una antigua mansión del siglo XIX a lo Falcon Crest y reverdeció las 1500 acres de viñedo de la histórica Bodega Inglenook cosechando, a la manera europea, uno de los mejores Burdeos del valle a principios de los 80 y sirviendo de ejemplo -o envidia- a otros grandes nombres de la época como el Formula 1 Mario Andretti o la estrella de baseball Tom Seaver e, incluso, a políticos como Nancy y Paul Pelosi.

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Pues… digamos que, después de conseguir un portfolio de vinos impresionante, con reservas merecedores de premios internacionales, con una producción de más de seis millones de botellas anuales, bronce en el podium nacional de vinos super-premium de los EE.UU, con bodegas en Sonoma County y en Geyserville… Te topas con el siguiente titular: “Delicato Family Wines Completes Acquisition of Francis Ford Coppola Winery”. What? Sí, el gigante del vino de NapaValley, es decir, los Delicato Family Wines compraron la bodega de Francis Ford Coppola en 2021. Como lo leen. El año pasado. El director, según las informaciones especializadas del sector, se quedó con una participación y un sillón en la junta directiva del emporio vinícola estadounidense que, a cambio, se convertía en el quinto productor de vino del país y en el tercer mayor exportador de California.

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Fotogramas de la película dirigida por Coppola, ‘Apocalypse Now’, 1979.

Pero es que, sigues investigando y resulta que ¿Se acuerdan de los fuegos que asolaron California hace dos veranos? Pues apunten: “Francis Ford Coppola Winery Closed as Northern California Wildfire Forces 200K Evacuations”. Vamos, que tampoco hizo mal negocio. No se le quemaron las vides del director pero, en plena temporada de maduración, las bodegas y el acceso a ellas así como los viñedos se mantuvieron cerrados mientras el cielo se convertía en un agujero negro que ni en Mordor. Y por ende, los  incendios forestales  devastaron la región, la producción se redujo a mínimos, la uva se echó a perder por el humo… Se podía deshacer de los viñedos -no de todos, los de Inglenook, engloban su casa, y Domaine de Broglie también siguen en sus manos- porque la gran masa hortofrutícola le estaba suponiendo otro agujero, éste. en el bolsillo del creador de Corazonada.

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Disculpen, pero ¿He escrito Corazonada? ¿El musical por el que se lo jugó todo a una carta y perdió hasta la camiseta? Pues va a ser que, otra vez, por culpa del cine, sí. Esa podría ser la causa de esta búsqueda inesperada de cash. Y decimos “culpa” y “otra vez” porque ya lo ha hecho... Y no siempre le ha salido bien. En el 79, que ningún estudio quería financiarle Apocalyse Now, logró multiplicar por 30 la inversión  y una Palma de Oro en el festival de Cannes. Eso le dio la razón. Dos años después, los astros se alinearon de manera muy distinta y, en 1981,  Corazonada   fue un fracaso de taquilla tal que le costó: 1) perder los estudios que se había comprado por 7 millones de dólares para no depender así ni de nada ni de nadie; y 2) deber dinero hasta al apuntador. Y no, no es una exageración. Pidió al equipo que se redujera el sueldo a la mitad para sufragar los gastos del filme, que se le estaban saliendo de madre con 10.000 focos de nada por ejemplo, con la promesa de reembolsárselos con intereses tras el éxito de la cinta… Pero no hubo éxito. Ya lo saben. El caso que, como no hay dos sin tres, Coppola vuelve a la carga. Después de casi una década sin hacer cine -¿coincide con la venta de la isla en Belize?- y 40 años desde que, según cuentan, tuvo la idea, se descuelga con un nuevo proyecto megalómeno: Megalopolis y una “necesidad” mastodóntica de 120 millones de dólares para ponerla en pie. Sin hablar de imprevistos, claro.

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Coppola, no obstante y por ahora, sigue manteniendo la cadena hotelera The family Coppola Hideaways, con sus tres ubicaciones caribeñas (Turtle in y Blancanoux Lodge, en Belize; La lancha (en Guatemala), Jardín Escondido, en el barrio de Palermo en Buenos Aires y la joya de la corona, Palazzo Margherita en Bernalda, en la provincia de Matera, la localidad de la que era oriundo su abuelo Agostino Coppola, a pocos kilómetros por cierto de Castellaneta, el pueblo de Rodolfo Valentino. Aunque nadie duda de que, en algún momento, alquile, subarriende o venda algunas de las cinco. No en vano, La lancha aparece ya en el idealista, leen bien, y Coral Caye -sí, sí, la isla por la que empezó tooodo este texto- aparece en la web de reservas de la compañía ofreciendo las suites y las villas de la isla. Es decir, ocupándose de la gestión del arrendamiento para Tao.

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Pero evidentemente, Francis Ford Coppola no está en esas pequeñeces para financiar su película. Se sabe que se ha reunido con plataformas y productoras. Apple, por ejemplo. Para enseñar su proyecto, el que probablemente le brinde la última oportunidad de ponerse detrás de una cámara. Total, qué puede perder a sus 83 años… “Cuando gané cinco Oscars y era el director más aclamado, me personé en Hollywood con el proyecto de Apocalypse Now y dije que eso era lo siguiente que quería hacer. ¿Sabe por qué me pertenecen los derechos de Apocalypse Now? Porque nadie la quiso… Así que imagínese cómo reaccionan ahora cuando se presenta el Francis Ford Coppola actual”, declaró ufano a GQ.

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Pero ¿De qué va Megalopolis? ¿Por qué podría convertirse en una de las películas más caras de la historia sufragadas por un único bolsillo? ¿Y por qué por un único bolsillo? El guión -según algunos borradores que aparecen en webs de cine sin buscar mucho- contaría la epopeya de un arquitecto y el diseño de una utópica reconstrucción de Nueva York tras un desastre. ¿Una visión distópica del 11-S adelantada a su tiempo? A ver, Coppola es un genio... ¿Podría ser entonces que todas estas inversiones vinícolas y hoteleras no hayan sido más que un plan B para volver al plan A en cuanto tuviera -pasta- y ocasión? “Chi lo sa”. Tal vez todo fuera la excusa perfecta de un loco con un sueño épico… Lo que pasa es que se va a convertir en realidad: La peli está en preproducción y tiene ya incluso confirmadas fechas y lugar de rodaje. Diciembre. Georgia.