ho4086 michelle obama© GettyImages

Michelle Obama: su gran historia de amor con el ex presidente de Estados Unidos, contada por ella misma

¡HOLA! desvela en primicia el capítulo más romántico del nuevo libro de la ex primera dama


17 de noviembre de 2022 - 11:10 CET

Cuatro años después de Mi historia, las Memorias en las que Michelle Obama hablaba desde el acoso escolar que sufrió de niña a su vida en la Casa Blanca, la ex primera dama de Estados Unidos ha vuelto a la escritura. Este jueves 17 de noviembre se publica Con luz propia (Ed. Plaza Janés), un relato inspirador en el que la mujer de Barack Obama comparte su experiencia en combatir la ansiedad, el miedo o la inseguridad. Además, a lo largo de sus páginas, enumera sus secretos para conseguir la estabilidad, ya sea personal, familiar o en pareja. ¡HOLA! adelanta el pasaje en el que habla de su matrimonio con el ex Presidente, al que conoció en 1989, cuando ambos trabajaban en el prestigioso bufete Sidley & Austin, en Chicago. Ella, de veinticinco años, era una prometedora abogada, asociada júnior de esa firma, y Barack, de veintisiete, solo era un becario. Tenían mucho en común, ya que ambos eran afroamericanos, habían estudiado en Harvard y estaban labrándose una gran carrera. Se casaron en 1992 y fruto de su matrimonio nacieron Malia, de venticuatro años, y Sasha, de veintiuno. El resto es historia. Treinta y tres años después de aquella primera vez, a la luz de las palabras de Michelle, su amor sigue inspirando al mundo. Aunque no ha sido fácil. “Barack y yo fuimos a terapia de pareja. La necesitábamos desesperadamente”, ha declarado ella recientemente.

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© GettyImages

Sobre estas líneas, Michelle en 2015. “Barack es mi mejor amigo, mi amor verdadero y el mayor alborotador de mi vida”, dice la ex primera dama

“La gente a menudo me pide consejo en materia de relaciones. Me comentan que han visto fotografías donde salimos Barack y yo —los dos riendo o compartiendo una mirada, contentos de estar juntos— y deducen que disfrutamos de la compañía del otro. Me preguntan cómo hemos conseguido seguir casados y felices durante treinta años. A mí me gustaría decirles: “¡Sí, a veces también nos sorprende a nosotros!”. Y lo cierto es que no bromeo. Tenemos nuestros problemas, por supuesto, pero lo quiero y él me quiere a mí, ahora, todavía y, al parecer, para siempre”.

“A lo largo de mi vida adulta, he vivido en varios lugares, pero, en mi opinión, solo he tenido un hogar de verdad. Mi hogar es mi familia. Mi hogar es Barack”

Nuestro amor no es perfecto, pero es real y estamos comprometidos con él. Esta certeza en particular está presente como un piano de cola en mitad de cualquier habitación en la que entremos. En muchos sentidos, mi marido y yo somos muy distintos. Él es un noctámbulo al que le gustan las actividades solitarias. Yo soy madrugadora y me encantan las habitaciones llenas de gente. En mi opinión, él pasa demasiado tiempo jugando al golf. En su opinión, yo veo demasiada televisión. Pero entre nosotros existe una afectuosa certeza que es tan simple como saber que la otra persona estará ahí pase lo que pase. Creo que eso es lo que se capta en esas fotos, ese pequeño triunfo que sentimos porque, aun habiendo pasado la mitad de nuestra vida juntos, a pesar de que nos sacamos de quicio y de nuestras diferencias, ninguno de los dos se ha alejado. Estamos aquí. Seguimos.

© @michelleobama

Sobre estas líneas, Barack y Michelle Obama con sus hijas, Sasha y Malia, durante el Día de Acción de Gracias de 2019.

“A lo largo de mi vida adulta, he vivido en varios lugares, pero, en mi opinión, solo he tenido un hogar de verdad. Mi hogar es mi familia. Mi hogar es Barack.”

“Nuestra relación es algo que hemos creado juntos. La habitamos cada día, la mejoramos según nuestras posibilidades y, en las épocas en que tenemos otras preocupaciones, la dejamos que siga “tal cual”. Nuestro matrimonio es nuestro punto de partida y de llegada, un lugar en el que ambos podemos ser nosotros mismos de manera plena, cómoda y a menudo irritante. Hemos llegado a aceptar que esta esfera que habitamos juntos, la energía y la emoción entre nosotros, puede que no siempre esté ordenada o exactamente como uno o ambos queremos, pero el hecho simple y tranquilizador es que perdura. Para nosotros se ha convertido en una certeza estable en un mundo en el que la certeza parece excepcionalmente difícil de encontrar.

“Barack es la misma persona soñadora, a veces tranquila y a veces friki, que encontré hace años”

“Muchas de las preguntas que me hace la gente en las redes sociales o por medio de cartas y correos electrónicos giran en torno a la certeza en las relaciones, cuánta se supone que debemos sentir, en qué momento y con qué intensidad y grado de fluctuación: ¿cómo sé que he encontrado a la pareja adecuada, a la clase de persona con la que merece la pena comprometerse? ¿Es malo que a veces no me guste mi pareja? ¿Cómo voy a querer bien a alguien cuando el ejemplo de mis padres no fue bueno? ¿Qué sucede cuando hay conflictos, tensión, dificultades o desafíos?”

© ©Pete Souza, cortesía de la Biblioteca Presidencial Barack Obama.

Sobre estas líneas, la familia Obama durante el Halloween de 2010.

“Algunos se están planteando casarse porque creen que eso solucionará algunos problemas de su relación o tener un bebé porque creen que eso arreglará su matrimonio. A veces me cuentan que están sopesando la posibilidad de divorciarse, si seguir o huir de una relación que les resulta amarga o problemática. Otros piensan que, en general, el matrimonio es una tradición aburrida, patriarcal y pasada de moda. Y algunos jóvenes me dicen que les preocupa cometer errores en las relaciones o que ya los han cometido y ahora no saben qué hacer”

“ ‘Hola, señora Michelle —me escribía hace poco Lexi, una joven de Alabama—.Estoy teniendo muchos problemas con los chicos...’. Y a partir de ahí me abría su corazón.”

“La verdad es que no tengo respuestas para esas preguntas ni recetas para las dificultades de cada uno. La única historia de amor que conozco es la que vivo por dentro cada día. Tu camino hacia la certeza, si es lo que estás buscando, será diferente al mío, lo mismo que tu concepto del hogar y quién debe estar allí contigo siempre será único para ti”.

© ©Plaza&Janés

Sobre estas líneas, ‘Con luz propia’ (Ed. Plaza Janés), el nuevo libro de Michelle Obama, que se publicará este jueves 17. Lo hará simultáneamente en 14 lenguas en 27 países.

“Practicamos. Aprendemos. Nos equivocamos. A veces adquirimos herramientas que luego no nos sirven. Al principio, muchos hacemos inversiones cuestionables. Por ejemplo, compramos cuchillos para carne pensando que es lo que debemos hacer”.

“Mi marido y yo somos muy distintos. En mi opinión, él pasa demasiado tiempo jugando al golf. En su opinión, yo veo demasiada televisión”, desvela Michelle

“Nos obsesionamos, pensamos demasiado e invertimos mal nuestra energía. Es posible que sigamos malos consejos o ignoremos los buenos. Nos aislamos cuando nos hieren. Nos ponemos una coraza cuando tenemos miedo. Puede que ataquemos cuando nos provocan o que nos rindamos cuando nos sentimos avergonzados. También puedes llegar a la conclusión, como les ocurre a muchos, de que te sientes totalmente feliz y pleno cuando no estás en pareja. Si es tu caso, espero que lo celebres por lo que es: una elección de vida absolutamente válida y exitosa. Muchos también imitaremos de manera inconsciente las relaciones con las cuales nos criamos, la versión del hogar que conocimos de niños y, por supuesto, el resultado de esto puede ser maravilloso, decepcionante o un punto intermedio. Creo que un amor real y duradero sucede casi siempre en un punto intermedio. Juntos estáis respondiendo a la pregunta “¿quiénes somos y quiénes queremos ser?”.

© Cortesía del archivo familiar de los Obama-Robinson

Sobre estas líneas, en una divertida sesión fotográfica

“En estos días, a veces miro a mi marido desde una ligera distancia y tengo la sensación de estar observando a través del tiempo. Lo que veo es una versión canosa, un poco menos flaca y algo más cansada del hombre de veintisiete años que, hace décadas, entró como asociado de verano en el bufete especializado en derecho de sociedades en el que yo trabajaba, empapado por una tormenta porque no llevaba paraguas y solo un poco avergonzado por llegar tarde a su primer día de trabajo. ¿Qué hacía que su sonrisa fuera tan entrañable? ¿Por qué sonaba tan bien su voz?”

 Era encantador   entonces y lo es ahora. En aquel momento, era un poco famoso —un estudiante de Derecho cuyo intelecto estaba causando cierto revuelo en los círculos legales— y me consta que ahora es muy famoso. Pero, dicho esto, es exactamente la misma persona, con la misma desenvoltura, el mismo corazón, los mismos complejos y la misma batalla por ser puntual o recordar algo tan básico y funcional como un paraguas en un día lluvioso. Es la misma persona soñadora, a veces tranquila y a veces friki, que encontré en la sala de espera del bufete hace años y cuya mano estreché cuando por primera vez observé su altura desgarbada y su semblante inusual, sin comprender todavía que estaba ante mi amor más verdadero y ante el mayor alborotador de mi vida”.