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La fama es el hábitat natural de Ana Boyer : nació bajo una lluvia de flashes y forma parte de esa especie única de niños célebres desde la cuna. No es de extrañar, teniendo en cuenta que sus padres, Isabel Preysler y el exministro socialista Miguel Boyer, fueron una de las parejas más perseguidas de finales de los ochenta. Da entrevistas, desfila en alfombras rojas y es, desde que abandonase su puesto en una consultoría estratégica, se casase con Fernando Verdasco en las Bahamas hace cinco años y formase una familia con él, una imagen muy cotizada para algunas de las marcas de lujo más relevantes del país. Tal es el caso de la firma de joyería Rabat , con cuyas últimas creaciones posa en una exclusiva y brillante sesión fotográfica. Sin embargo, a pesar de haber nacido en una de las familias más conocidas del país, la menor de los cinco hijos de Isabel Preysler continúa siendo menos conocida para el gran público si se compara, claro está, con su madre, todo un mito aspiracional, o su hermana Tamara, la marquesa más mediática de España. Por eso, con esta entrevista que la joven concede a ¡HOLA! intentamos descubrir un poco más quién es la verdadera Ana Boyer. ¿Cuál es el secreto del éxito de su matrimonio? ¿Cómo es viajar con dos hijos, Miguel y Mateo, por todo el mundo? ¿Le gustaría que su madre se casara con su pareja, Mario Vargas Llosa? Y, por supuesto, ¿cómo ha vivido en primera persona la ruptura de su hermana Tamara e Íñigo Onieva? Ana, un diamante en bruto.
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—Dicen que, tras la tempestad, llega la calma. ¿Cómo te encuentras después de lo que ocurrió con la interrupción del compromiso de Tamara?
—Han sido unas semanas con muchos cambios, pero ahora estamos todos bien. ¡Eso es lo importante!
—¿En qué medida te ha afectado a ti?
—Es complicado tener que ver a alguien a quien quieres tanto tener que pasar estos malos momentos y situaciones tan complicadas.
“Este tiempo se ha pasado volando. Seguimos igual de bien juntos, nos compenetramos mucho y disfrutamos de nuestros hijos”, dice la hija de Isabel Preysler, quien el próximo 7 de diciembre celebra cinco años de matrimonio con el tenista
—¿Ha sido más difícil volver a exponerte mediáticamente tras lo sucedido?
—Es cierto que hay momentos en los que quieres evitar tener que hablar más del tema, pero hay que intentar llevarlo con la mayor normalidad posible. Son cosas que podrían pasarle a cualquiera.
—¿Cómo está Tamara?
—Se encuentra bien, tal y como ella misma ha contado. Ha sido todo muy complicado, pero es una persona fuerte y positiva.
—¿Has vuelto a hablar con Íñigo después del huracán mediático que se formó?
—No, no he vuelto a hablar con él. Yo prefiero mantenerme al margen. Cualquier cosa que tengan que hablar, que sea entre ellos.
—Tras el anuncio del compromiso y la ruptura, Tamara se fue al Congreso Mundial de las Familias en México. Algunos la cuestionaron por las palabras que pronunció allí. Incluso Boris Izaguirre, gran amigo de tu madre, reprendió su discurso en público. ¿Cómo han caído tantas críticas en casa?
—Fue duro que, en un momento que ya era complicado de por sí, se añadiesen esas críticas, que, además, procedían de unas palabras mal interpretadas y en las que Tamara se refería a cosas distintas, como ella misma ha explicado después.
—¿Cómo es vivir bajo el escrutinio general? ¿Sueles googlear lo que escriben o dicen sobre ti?
—No suelo hacerlo. Leo lo que encuentro por casualidad, y las personas cercanas a mí me suelen mandar cosas cuando las ven también.
“No he vuelto a hablar con Íñigo (Onieva). Yo prefiero mantenerme al margen. Cualquier cosa que tengan que hablar, que sea entre ellos”
—La fama también tiene cosas buenas. Eres una imagen demandada por las grandes marcas. Posas con la impresionante colección de joyas de Rabat. ¿Cuál es la pieza más importante qué conservas?
—El anillo de pedida que me dio Fernando.
—¿Es tu marido un hombre que regala joyas a menudo? ¿Cuál es la que más ilusión te ha hecho?
—Sí, le gusta y nos trae recuerdos de muchos momentos importantes.
—Y tú, ¿alguna vez te has dado algún capricho?
—Me espero a Navidades…, ¡que no queda nada!
—Durante años, uno de los temas de conversación fue quién se convertiría en la heredera oficial de tu madre. El testigo ha oscilado entre Chábeli, Tamara y tú. ¿Habéis bromeado con esto?
—No solemos comentar eso. No son cosas a las que les demos importancia. Cada una de nosotras ha heredado cosas distintas de nuestra madre… ¡y todas somos muy diferentes!
—No hay duda de que, entre muchas cosas, te has empapado de su estilo. ¿Accedes a su armario o Isabel es celosa de sus vestidos, joyas…?
—¡Entro continuamente! Mi madre es muy generosa y comparte todas sus cosas con nosotras.
“Ha sido todo muy complicado, pero es una persona fuerte y positiva”, nos cuenta sobre la marquesa de Griñón
—¿Cómo está tu madre después de estos meses tan movidos?
—Se encuentra muy bien. Ya la habéis visto últimamente porque no paran de hacer planes. Está muy bien y disfruta muchísimo de sus nietos siempre que puede.
—¿Te haría ilusión que se casase con Mario?
—Yo veo que ellos están bien como están. Eso, en sí, es lo que me importa ver.
—Fernando y tú estáis en un gran momento. El próximo siete de diciembre se cumplen cinco años de vuestra boda en Mustique. ¿Cuál es el secreto?
—Empezamos nuestra relación en dos mil trece y este tiempo se ha pasado volando. Seguimos pasándolo igual de bien juntos, nos compenetramos mucho… y ahora estamos en una época preciosa porque disfrutamos de nuestros hijos.
—¿Fue amor a primera vista? ¿Quién conquistó a quién?
—No fue amor a primera vista, porque nos conocimos en dos mil doce y no fue hasta un año después, en dos mil trece, cuando comenzamos a salir. ¡Nos conquistamos los dos!
—¿Estás contenta siguiéndolo por los campeonatos de tenis de todo el mundo o, en alguna ocasión, le has animado a retirarse?
—Estoy muy contenta de todo el tiempo que estamos pasando juntos en familia. Es una suerte poder disfrutar tanto de nuestros hijos y estar viviendo todas estas experiencias con ellos.
“No creo que fuese capaz de hacer un reality como el de Tamara. Yo soy más introvertida y tímida. Creo que me costaría mucho!”
—¿Cómo se llevan tus hijos, Miguel y Mateo?
—Se llevan estupendamente. Cada vez se lo pasan mejor juntos y son inseparables. Se mueren de la risa el uno con el otro.
—¿Qué es lo más difícil de viajar con dos hijos pequeños, de tres y un año, por todo el mundo?
—La verdad es que son niños que se adaptan muy bien a todo y lo hacen fácil. Pero, cuando hay vuelos muy largos, a veces es complicado entretenerlos tantas horas dentro de un avión.
—¿Seguís viviendo en Catar?
—Sí, llevamos bastantes años viviendo en Doha y, ahora, seguimos allí. De momento estamos muy tranquilos y nos gusta.
—¿Qué es lo que más echas de menos de España?
—A mi familia y amigos. ¡Y también la comida española!
—¿Quién de tu familia da más caprichos a tus hijos?
—Mi madre, sin ninguna duda. ¡Está como loca con sus nietos!
—¿Intuyes en ellos algún talento para el tenis o la comunicación?
—Son muy pequeños todavía, pero se ve que les divierte mucho el tenis y van por todas partes con unas raquetas pequeñas intentando imitar a su padre.
“Con Fernando no fue amor a primera vista, porque nos conocimos en 2012 y no fue hasta un año después, en 2013, cuando empezamos a salir. ¡Nos conquistamos los dos!”
—¿Cómo reaccionan cuando te ven a ti, a su abuela o a su tía en la televisión o en las revistas?
—Yo creo que piensan que es algo normal, porque como lo han visto desde que nacieron. No les parece que sea algo extraño. Miguel espera los jueves para ver a su tía [Tamara] en la tele [en El Hormiguero] y le encanta.
—¿Cuál es el plato de los que Tamara, que también es chef, cocina que más les gusta a tus hijos?
—Cualquier cosa. Les encantaría, por ejemplo, la paella.
—Tamara tiene un millón y medio de seguidores en Instagram. Es diseñadora, chef, colaboradora de televisión, marquesa… ¿Por qué crees que se ha convertido en un fenómeno?
—Ella se muestra tal y como es. Espontánea, alegre… y creo que enamora a cualquiera.
—Sois diferentes, pero ¿te animarías a protagonizar un reality?
—No creo que fuese capaz de hacer un reality como el de ella. Yo soy más introvertida y tímida. ¡Creo que me costaría mucho!
—Tu hermano Julio Iglesias, Jr., acaba de iniciar una relación con la modelo Vivi di Domenico. ¿Ya las has conocido? ¿Qué te parece?
—La conocimos este verano, ya que vino con él a España unas semanas. Los vimos muy felices juntos y me alegro muchísimo de que Julio haya encontrado a alguien con quien compartir su vida.
“Yo veo que ellos están bien como están. Eso, en sí, es lo que me importa ver”, comenta acerca de si le haría ilusión que su madre se casase con el nobel Mario Vargas Llosa
—¿Sigues manteniendo contacto con su exmujer, Charisse?
—La verdad es que hace mucho tiempo que no hablo con ella. Espero que esté genial y le deseo toda la felicidad del mundo porque en mi familia le tenemos mucho cariño.
—Tu hermano Enrique y su pareja, Anna Kournikova, son un misterio. ¿Por qué vienen tan poco a España?
—¡Eso se lo tienes que preguntar a ellos! Casi siempre nos vemos en Estados Unidos o en algún otro viaje… Ahora, con sus niños, les cuesta más aún moverse.
—Ana, una duda importante. Tu hermana Tamara siempre se ha referido a Julio Iglesias, el primer marido de tu madre, como “tío Julio”. ¿Tú también?
—Sí, yo también. Es una costumbre en mi familia desde pequeñas…
—El veintiuno de diciembre hay otra celebración importante: el cumpleaños de tu hijo pequeño, Mateo, que cumplirá dos. ¿Ya has pensado en algún plan especial?
—Como cae muy cerca de Navidad, yo creo que intentaremos hacer un plan familiar para celebrarlo, aprovechando que estaremos casi todos juntos en esas fechas.
—Efectivamente, la Navidad está a la vuelta de la esquina. ¿Cómo y dónde la festejaréis? ¿Os vais a reunir todos? ¿Será en Estados Unidos o en España?
—Siempre intentamos reunirnos todos porque nos encanta pasar Navidad juntos y lo disfrutamos muchísimo. El año pasado estuvimos en Miami, pero, hasta el último momento, este no sabremos si será en Estados Unidos…. ¡o en España!