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Mina Bonino, pareja del jugador del Real Madrid, Fede Valverde , es una persona muy activa en redes. Sus más de 106.000 seguidores saben que es la mayor ‘fan’ de su pareja. Lo que no conocen es su historia de amor con el futbolista uruguayo, cuyo comienzo no fue tan bonito como podría parecer debido a la diferencia de edad que había entre ambos: ella cinco años mayor que él. Eso no fue, sin embargo, suficiente motivo para que no siguieran adelante con su relación, que, a día de hoy, han culminado con el nacimiento de su primer hijo, Benicio, que cumplirá dos años el próximo mes de febrero. La argentina se ha sincerado en algunas entrevistas desvelando lo que vivió con el astro madridista durante su romance a distancia y las dudas que le asaltaron cuando decidió viajar para conocerle: “¿Qué estás haciendo? ¿Cómo te vas a ir si no lo conoces?”. Algo natural que le surgió mientras hacía el viaje para conocer al que a día de hoy es el amor de su vida.
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La periodista pasó cinco días con él en Madrid y, al poco de regresar a Argentina, decidió volver para pasar juntos quince días más. A día de hoy se siente afortunada de “no haber hecho caso a mi madre” porque “nadie me garantizaba que Fede me fuese a esperar por siempre, mientras estuviera trabajando y cumpliendo mis sueños profesionales”. Desde entonces, el perfil discreto del fubolista, conocido como ‘El Pajarito’, ha contrastado con el de Mina que, queriéndolo o no, se ha convertido en la verdadera ‘estrella’ de la pareja. El término WAG (acrónimo en inglés para referirse a las mujeres y novias de los futbolistas) no encaja con ella (de hecho, y, en general, cada vez se utiliza menos). Ella no ha llegado al mundo del fútbol a través de su novio sino gracias a su ocupación profesional.
Originaria de Quilmes (Argentina), estudió Periodismo en la Universidad de Buenos Aires y se especializó en el ámbito deportivo y la televisión. De los argentinos dicen que sienten el fútbol de una manera especial y que, en vez de corazón, les late un balón en el pecho. Ella cumple con ese estereotipo y se define como aficionada, fanática y ‘loca’ del River Plate, equipo al que sigue desde que era una niña.
Siempre muy directa y sincera, también ha contado que su pasión por el River le llevó a obviar su situación económica. En el canal TNT Sports, contó un viaje que realizó en 2018 para ver la final de la Copa Libertadores entre el River Plate y el Boca Juniors que se disputó en el Estadio Santiago Bernabéu. “Viajé a Madrid de un día para otro. Me saqué un pasaje de ida y no me saqué el de vuelta porque no me llegaba. En Madrid me quedé en un ‘hostel’ de tres euros la noche. Había tres hinchas de River, un viejo y un ruso, imagínate esa mezcla... Comía lo que había. Iba al supermercado y comía las muestras que daban las promotoras como quesitos, sandwichitos... Yo agarraba todo para no pagar”. Ya de regreso a su país, convirtió su afición en una profesión y trabajó como periodista en el Canal 13 y en TyC Sports.
Pese a que desarrolló su actividad profesional en el mundo de la televisión y ha conseguido su sueño, en muchas ocasiones también ha hablado de sus flaquezas y de los momentos malos. De hecho, confesó haber sufrido anorexia y bulimia cuando era más joven. “Hoy es el día mundial de la lucha contra los trastornos alimenticios. Hoy es mi lucha también y la de hace algunos años atrás donde creí tocar fondo. Desde los quince años padezco anorexia y bulimia y cuando digo “padezco” es porque aún sigo luchando con los fantasmas de la comida, el cuerpo y la distorsión de la imagen corporal”.
La periodista también se ha explayado en sus redes sociales en las que cuenta cómo inició ese camino que la llevó a la anorexia y asegura que busca generar consciencia en muchas adolescentes que padecen desórdenes alimenticios: “A veces me pongo a mirar cuentas de Instagram donde sólo muestran platos de comida, chicas que lo único que hacen es entrenar y mostrar su estilo de vida, y me acuerdo que yo también las miraba. Yo también deseaba ser como ellas e imitarlas. Hoy me doy cuenta que somos el ejemplo de las más nenas”. Y afirma: “Yo no quiero ser ese ejemplo, no quiero fomentar el descenso de peso con alimentos light, productos caros y cosas que no están al alcance, ni del bolsillo de todos ni de cualquier supermercado. Yo no quiero ser la que les muestra el almuerzo con una ensalada y agua, porque indirectamente el mensaje que se deja es: “si como agua y ensalada, voy a estar como ellas”. Y no, no quiero que sean como yo, porque yo sufrí. Yo sufro y padecí todo lo que seguramente muchas padecen y lo ocultan”. No estaba lista para afrontar las críticas de las redes sociales, empezó a bajar de peso y llegó a pesar menos de 48 kg midiendo 1’65 metros, su índice corporal indicaba que parecía anorexia y perdió quince kilos sin apenas darse cuenta.
“El cuerpo perfecto es el que tiene salud y es el que le queda bien a uno mismo. Si necesitan ayuda búsquenla en un profesional porque les aseguro que en Instagram no esta. Yo no soy ejemplo de nada. Me enfermé por querer agradar. Porque no soporté el ‘pibe’ que un día me dijo que tenía piernas grandes. Porque no pude asumir que soy así, y no tengo porque cambiar por nadie. Me dí cuenta tarde y hoy pago las consecuencias. Padres, hermanos, amigos, si tienen una hija háblenle. Yo, sin mi familia, nunca hubiese podido salir adelante”, agregó.