Para sumergirnos en la vida de un artista como Joaquín Sabina hace falta pillarle desprevenido, sin bombín y con toda la fragilidad que se desprende del ser humano y no del ídolo, que pasará a la historia como un cantante y compositor de letras eternas y vida al límite.
Trece años han sido necesarios para que el guionista y realizador Fernando León de Aranoa logre traernos un retrato fiel de Sabina, recorriendo sus luces pero sin miedo a identificar y darle forma a sus sombras, a las más oscuras, a aquellas que dan un soplo a la vida de Sabina cuando la salud le pasa factura y sus placeres y deseos contradicen lo que tal vez habría deseado para él mismo años atrás.
León de Aranoa no es precisamente un desconocido para el gran público, de hecho en la última edición de los Premios Goya se hizo con seis estatuillas cosechadas junto a Javier Bardem en El buen patrón, entre las que se hallan mejor película, dirección y actor. Ahora el documental Sintiéndolo mucho le hace volver a las salas con un film que se ha estrenado como pocos documentales, en un buen puñado de cines de todo el país, por una puerta grande que solo se concede a los largometrajes de ficción.
La ocasión es especial ya que es la primera vez que un documental aborda la vida de Sabina y lo hace en unas condiciones de profundidad inmejorables, con una cámara pegada a su vida a lo largo de más de una década, sin dejar de grabar lo bueno y sin pudor de ser testigo de lo malo, como acontece en toda vida humana.
Los problemas de salud del cantante de Úbeda son una de las piedras angulares de esta historia, verse imposibilitado para terminar algunos conciertos mientras una ambulancia se lleva a Sabina del recinto. Esa es una de las imágenes imborrables que sellan este trabajo de seguimiento.
Pero también va más allá en su creación artística, en la liturgia de artista a la hora de prepararse para cada escenario, la relación con su pareja, familia y amigos y los placeres ocultos pero siempre confesados como los toros y la noche. Sabina es un hombre que vive en este documental cómo lo hace en sus canciones, con complejidad y contradicción. En palabras de Sabina, que le dio toda la libertad a Aranoa: ‘En este documental se me ve hasta el alma’.
Leiva ha sido otro de los maestros de ceremonia de este proyecto, no es la primera vez que une su nombre al de Sabina, además de ser uno de sus amigos más íntimos también ha sido compositor y productor de varios de sus temas. En esta ocasión Leiva y Sabina se unen para crear la canción que corona el documental, Sintiéndolo mucho, canción que da nombre también al proyecto dando un doble sentido a esta fase vital del artista, sensible, dramática y apostando fuerte.
León de Aranoa también se funde con Sabina, el documental está construido a base de conversaciones entre el director y el cantante, viajan juntos, comparten momentos antes de cada concierto y se ven como parte del paisaje del otro gracias a la inmersión de trece años a la que les llevó el documental.