Ha estado dedicada a Baby Rafik en cuerpo y alma. Ya tiene dos añitos. Alexia, la mayor, seis. Y Lorena Van Heerde comienza a retomar su vida. Es madre, sí, pero también una profesional. De la moda, eso todos lo sabemos. Desde que se convirtió en Miss España en 2001, no ha parado de trabajar como modelo. También como actriz. Pero ahora… Ahora se ha lanzado al Periodismo. Nada de “cositas de comunicación”. Ella ha estudiado la carrera.
Se ha licenciado y, en este momento, quiere retomar su carrera profesional, pero como periodista. Y sería de esperar que lo hiciera tal vez en el mundo del show Business, el Estilismo, la Belleza, o la Moda… Y desde el lado de la comunicación corporativa. No tanto con grabadora, micrófono o cámara en mano. Pues nada que ver. Y esa es la sorpresa. Lorena Van Heerde se ve más haciendo información de Sucesos. Como una Jessica Fletcher o una Miss Marple si nos fuéramos a la ficción o como una mítica Margarita Landi, leyenda de la crónica negra del periodismo español, hablando de la vida misma. Charlamos con la neerlandesa, minutos antes de la cena en la que Fernando Hierro mostraba las monedas de Rosland Capital con su efigie grabada en oro y plata, en la modelo y su marido, el doctor Rafik Dehni, estaban invitados.
—Lorena, ¡cuánto tiempo!
—(Risas) La maternidad, que te absorbe lo que no te imaginas.
—¿Tanto?
—Y el estudio. No sé si sabes pero ya terminé Periodismo.
—¡Enhorabuena!
—Sí, pero llegó la pandemia, tuve a mi bebé, al que me he dedicado de lleno y, para mantenerme, he estado haciendo trabajos de moda. Campañas. Algún viaje. Pero, poco poco, estoy incorporándome al mundo del Periodismo.
—Periodismo que no, Comunicación.
—Exacto.
—¿Y haciendo qué?
—Por ahora, miniproyectos porque no puedo meterme en jornadas interminables porque, al final, el bebé -que ya no es tan bebé, pero que tiene dos añitos- requiere mucho tiempo y Alexia, todavía, también. Pero muy contenta por haber elegido esta nueva profesión.
—Periodista, modelo, madre… oye ¿cómo te organizas?
—(Risas) Por eso mismo, como a todo no se puede llegar, hice un parón por la maternidad. Al final, es también una oportunidad poder estar con los niños… Y que ya había trabajado mis años como modelo como para decir: “Puedo permitírmelo. Paro. Y, un añito, estoy solo para la familia”.
—Si algo bueno ha podido tener la pandemia, si es que económicamente tienes un respaldo también, es eso: poder trabajar desde casa o poder estar con tus seres más queridos más tiempo.
—Total. Intenté encontrarle ese lado positivo a esos meses.
—Entonces, terminaste la carrera y ahora… ¿Te ves haciendo lo que yo hago contigo ahora mismo? ¿En el otro lado?
—Estar en el otro lado, como tú dices, y con la actualidad que estamos viviendo ahora, es muy muy complicado. Pero dar noticias tal y como me han preparado en la Universidad debe de ser emocionante, porque cada día nos encontramos con una noticia más dura que la del día anterior… En tu lado, en un evento como éste, todo es como… bonito. Es glamour. Es otra cosa.
—Por lo que cuentas, lo que yo hago, crónica social, no te tira… ¿no?
—A mí lo que me gustan son los sucesos.
—¿De verdad?
—Muchísimo. La investigación. De hecho, estuve a punto de aprovechar mi rutina de estudio para hacer Criminología.
—¡Pero bueno!
—(Risas) Sí, sí. Es que me encanta. Y hay muy pocas periodistas mujeres criminólogas. Quizás por eso me llama tanto la atención…
—Pero, sabes que los escenarios criminales son espantosos y que los horarios son intempestivos, ¿no?
—Sí. Eso es lo duro. Que tienes que ver… los crímenes. De hecho, me decía mi marido: “Lorena, ¿tú sabes las noches que hay que echarle? ¿Las cosas tan feas que vas a ver? Ahora que tienes un bebé, que es algo tan bonito, tan dulce… Disfruta de eso ¿no?”... Y bueno, ok. Pero… tiempo al tiempo (risas).
—Vamos, que te vas a dar un tiempo, para después, “ir a saco” con lo que a ti te gusta, ¿no?
—(Risas) Voy a seguir haciendo lo que hago y, lo que tenga que venir, vendrá.
—Eso es un sí (risas). Seguro que Rafik, si haces Criminología y terminas, ya estará mayorcito. ¿Habla ya?
—¿Qué si habla? Como un loro. Lo casca todo. No puedes decir nada delante de él porque, luego, lo cuenta.
—Entonces es probable que él, si estudia Periodismo en su día, y yo compartamos alfombra roja
—Uy, la vida da tantas vueltas. Quizás la compartamos tú y yo y eso sería estupendo porque los dos estaríamos trabajando en lo que nos gusta.