Después de que en México, donde Oliver residía con sus padres, le dieran no más de un mes de vida, las expectativas para este niño malagueño de 2 años y medio son ahora muy diferentes. Tras extirparle un enorme tumor cerebral en el Hospital Sant Joan de Deu de Barcelona, va recuperando poco a poco fuerza y ya ha vuelto a hablar e incluso a dar algunos pasos. Llevaba sin andar desde octubre, tal y como ha señalado su padre, Alejandro Romero, a los medios de comunicación. "Evoluciona cada día mejor".
Para ti que te gusta
Lee 8 contenidos al mes solo con registrarte
Navega de forma ilimitada con nuestra oferta
1 año por 49€ 9,80€
Este contenido es solo para suscriptores.
CelebramosSuscríbete 1 año por 49€ 9,80€
Este contenido es solo para suscriptores.
CelebramosSuscríbete 1 año por 49€ 9,80€
TIENES ACCESO A 8 CONTENIDOS DE
Recuerda navegar siempre con tu sesión iniciada.
-El padre de Oliver, tras la primera operación al pequeño en Barcelona
Los médicos, que se muestran muy optimistas, podrían darle el alta en cuatro o cinco días. Ahora esta familia tiene por delante, para la curación de Oliver, un tratamiento por quimioterapia en un ensayo clínico de Madrid y, posteriormente, si la evolución es buena, de radioterapia. Aunque les queda un largo camino por recorrer, es motivo de alegría, ya que hace apenas una semana la previsión era bien distinta, sin posibilidad alguna siquiera de ese camino.
Tras conocer la situación del pequeño Oliver, al que ningún médico se arriesgaba a operar en México, en el Hospital Sant Joan de Deu se ofrecieron a hacerlo. Pero dado su estado, tuvo que trasladarse en un avión medicalizado. Lo pudo hacer gracias a la admirable generosidad de un empresario español que prefirió mantenerse en el anonimato y que pagó los casi 200.000 euros que costaba un vuelo de este tipo.
En cuanto llegó, lo primero que hicieron fue estabilizarlo y le sometieron a una primera cirugía que consistía en instalarle una válvula en el interior de la cabeza que conectaba con el estómago para poder eliminar el líquido acumulado dentro del cráneo. Eso era clave para poder realizar la operación que le salvaría la vida: unos días después, le intervenían para extirparle el tumor y la operación fue todo un éxito.
Lograron extraerle un 98 por ciento del tumor, que era del tamaño de "una mandarina", como ha señalado José Hinojosa, el jefe del servicio de neurología del San Joan de Deu. Por suerte, tras la intervención quirúrgica, ahora mismo, Oliver "tiene una mejoría de la función neurológica muy importante", por lo que "está en muy buena condición para seguir su rehabilitación y su rehabilitación".