El actor Luis Lorenzo ha defendido su inocencia y la de su mujer, Arantxa Palomino, con contundencia. Tras ser detenidos por la muerte de la tía de ella, Isabel, de 84 años, el pasado mes de mayo, asegura haber sufrido “una escabechina mediática sin precedentes” en la que se ha señalado a sus hijos en el colegio, lo que le ha obligado a cambiar a uno de ellos de centro, tal y como ha revelado en ‘El programa de Ana Rosa’ este jueves. Afirma que Isabel “era como una madre” para Arantxa, que se volcó con “única y exclusivamente por amor”.
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A pesar de la serenidad que tanto Lorenzo como Palomino han mostrado desde el inicio de la investigación, confiesa que "la procesión va por dentro". "Tenemos que salir a la calle por nuestros hijos" -relata- "pero es difícil el día a día", sobre todo, "por el daño" que se les está haciendo a los niños.
"Somos conscientes de lo que está en juego", pero están serenos porque son inocentes, mantiene. "Esperamos con ahínco ese informe final" en el que se prevé que detalle minuciosamente cómo murió su tía política, "simplemente porque nosotros no hemos matado a Isabel, te lo juro por mi vida".
Luis Lorenzo ha detallado su versión de los hechos, de cómo llegó Isabel a su casa y de cómo fue empeorando. Asegura que, cuando se fue de Asturias, "lo dejó todo organizado y se marchó por su propio pie" entre las cuatro y las cinco de la tarde, no a la una de la madrugada, como señala el testimonio de una vecina. Afirma que tiene pruebas de que es así, ya que guardaron los resguardos de los peajes y que además consta, dice, en las cámaras de seguridad de los mismos.
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Explica que estuvo tres meses viviendo con ellos y que, cuando llegó, ya había sido diagnosticada con principios de demencia cognitiva, aunque efectivamente estaba bien de movilidad y "de cabeza". Lorenzo defiende que "no hubo ningún periplo médico", sino que, cuando la doctora a la que la llevaban por privado le aumentó la dosis, decidieron llevarla a la Seguridad Social para que le hicieran seguimiento y que ellos les pautaban la medicación.
Esa medicación, indica, se la administraban las cuidadoras; en concreto, lo hacía la mujer que está ahora también siendo investigada en el caso, que es quien estuvo los dos últimos meses de vida ayudando con Isabel.
Una vez fallecida la anciana, "la doctora no asiste a casa hasta tres horas después de mi llamada". Asegura que, dada la tardanza, acudió hasta en dos ocasiones al centro de salud para reclamar que acudiera; allí le dirían que se atendía antes a los pacientes vivos que a quienes ya habían fallecido, según él.
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Su argumento frente a la presencia desproporcionada de cadmio y manganeso en el cuerpo de Isabel
También ha subrayado que el informe forense en el que se revela la presencia de cantidades desproporcionada de cadmio y manganeso no detalla el daño que esos metales pesados habría provocado en el organismo ni señala ningún órgano perjudicado; de ahí que esperen "con ahínco" el informe final, en el que se prevé que se aporten nuevos datos de cómo se produjo la muerte de Isabel.
Podrían ser, en consecuencia, determinante en la resolución del caso y, por tanto, en la entrada o no del matrimonio en prisión. Ha añadido que en su vivienda no se han encontrado restos de cadmio, apostillando que no está presente en las pilas desde el año 2006, y que el manganeso que había era de uso doméstico.
Su versión sobre las transferencias bancarias y las visitas al notario
En cuanto a las transferencias bancarias de grandes cantidades de dinero de las cuentas de Isabel a las de Arantxa el mismo día de la muerte, Lorenzo explica que se hicieron porque había deudas que sufragar: pagar a la cuidadora, un armario adaptado que se compró para la habitación de la anciana y la funeraria. Sobre esta última, la aseguradora les advirtió que, al estar en período de carencia, era posible que no se cubrieran los gastos fúnebres que, dado que el cuerpo se iba a trasladar de Madrid a Asturias, podría suponer entre 8.000 y 10.000 euros.
El intérprete ha negado que fueran a tres notarios diferentes. Explica que fueron a dos y que en el primero se habrían hecho la mayor parte de los trámites. La primera vez que acudieron a él, Isabel presentó un testamento "perfectamente estructurado", estando en perfectas condiciones mentales, en el que nombraba como beneficiaria a Arantxa.
La segunda ocasión, esta solicita un poder para poder realizar gestiones y trámites en nombre de su tía, dada su avanzada edad. Y la tercera vez Arantxa pide conocer el saldo que tenía en las cuentas y es ahí cuando el notario reclina hacerlo porque considera que Isabel no está capacitada para aprobarlo. Entonces, su sobrina va a otro notario de Arganda.
Sobre los presuntos malos tratos a Isabel
"Es falso", ha dicho Luis Lorenzo con contundencia en referencia a los presuntos malos tratos y presunta situación de abandono hacia Isabel. "Claro que un momento dado pudo haber algún grito" por la dificultad de hablar con una persona que tenía sordera y demencia, pero nunca mal trato, afirma.
La familia de Isabel y Arantxa
El actor ha arremetido contra la familia de Isabel, enemistados desde hacía años con Arantxa. Mantiene que sí se les permitía comunicarse con ella y que, en una ocasión, su hermana Josefa mantuvo una conversación telefónica de dos horas. Él llegaría a ponerse al teléfono para decirle que viniera cuando quisiera, a lo que la mujer habría respondido que ya eran mayores y que llevarían a Isabel a una residencia, algo que iría en contra de los deseos de la anciana.
Asegura que, cuando se les comunica que ha fallecido y después de llevarla a Asturias por expreso deseo de Isabel, se les impide enterrarla. Relata a continuación una escena en la que los familiares de la fallecida los llaman "asesinos" a él y a su mujer, en el cementerio, "delante de todo el pueblo". "Insultos, agravios… un auténtico aquelarre, un Fuenteovejuna todos a una" sin haberse practicado aún una autopsia, critica Lorenzo.
Ha hecho hincapié en que "si hubiese envenenado a esta señora, la hubiese incinerado". "Fuimos allí [a Asturias] a cumplir el último deseo de Isabel".