Venecia es un lugar muy especial para Alex Rivière y Christian Sieber. La pareja está enamorada de Italia, donde suelen viajar a menudo, pero la ciudad de los canales tiene un gran valor sentimental para ambos y atesoran recuerdos imborrables junto a sus respectivas familias, aun cuando la vida no había cruzado sus caminos. Elegir este enclave para sellar su historia de amor era, por tanto, también un homenaje a aquellos que se fueron pero siguen más presentes que nunca: el padre de Alex, el empresario Jaime Alfonso Rivière, fallecido en 2018, y la madre de Christian, Süreyya Sieber. Además, no habrían podido decidirse por un lugar que reflejara mejor su propia personalidad y estilo de vida: elegante, sofisticado, chic… y muy romántico. Juntos forman una pareja de éxito , cosmopolita y glamurosa. Y así ha sido su boda de cuento, con la que han puesto el broche de oro a tres años y medio de noviazgo y dieciséis meses después de comprometerse (el 10 de julio de 2021), en el lago de Como.
Nacida en Barcelona, ella triunfa en el mundo de la moda, su pasión desde niña. A sus treinta años, con más de un millón de seguidores, ha conseguido crear un sello propio que la hace inconfundible y la ha convertido en un referente a nivel mundial. Pero es mucho más que un icono de estilo y un referente del lujo y las grandes marcas. Directora creativa, diseñadora, modelo..., es, además, empresaria de su propia firma de moda, Alex Rivière Studio, que creó en pleno confinamiento con sus socias y amigas Ana Thielen y Beatriz Villarroya, y junto a esta última fundó, hace cinco años, Rivi Studio, donde ofrecen desarrollo de colecciones y dirección creativa para otras marcas.
La directora creativa y empresaria española, un referente de moda, con un millón de seguidores, y el empresario de origen austriaco forman una pareja de éxito, cosmopolita y chic
Él, de origen austriaco y educado en Oxford, es fundador y CEO de una firma de inversión líder que asesora, financia y crea empresas a la vanguardia de la tecnología, como Blockchain, Web 3.0 e inteligencia artificial. Anteriormente fue vicepresidente de un gran fondo de capital de riesgo estadounidense con sede en Londres, donde lideró inversiones en empresas de Internet europeas.
Un palazzo de cuento
Alex y Christian organizaron con mimo un fin de semana donde sus 150 invitados, muchos de ellos pertenecientes a la aristocracia y la alta sociedad centroeuropea y catalana, pudieron disfrutar de la dolce vita en escenarios propios de la era dorada de Hollywood. Recordaba a aquellos tiempos en los que, en distintas décadas, por las callejuelas y puentes de la Serenissima cualquier viandante se podía cruzar con Orson Welles, Dorothy Parker, F. Scott Fitzgerald, Paul Newman, Sofia Loren y Ernest Hemingway. O encontrárselos en el Harry’s Bar disfrutando de un carpaccio o el famoso Bellini, el cóctel con nombre de pintor a base de melocotón y prosecco (el vino espumoso más popular de Italia), inventos de Giuseppe Cipriani, fundador del mítico local en 1931. Este fue el lugar elegido por la pareja para celebrar, el viernes 4, una cena de bienvenida a sus invitados más cercanos, unas setenta personas, que degustaron los platos y bebidas que desde hace noventa años hacen del Harry’s una visita imprescindible.
El palazzo Padapopoli, del siglo XVI, uno de los más espectaculares de Venecia, hoy sede del lujoso hotel Aman, donde se puede dormir bajo los frescos de Tiepolo y con unas privilegiadas vistas al Gran Canal, se convirtió en el epicentro de un “sí, quiero” único e inolvidable. Fue el escenario del enlace, pero también, durante tres días, el hogar donde los novios convivieron bajo el mismo techo con familiares y amigos llegados de todas partes del mundo. Desde España a Austria, pasando por Francia, Turquía, Estados Unidos, México, Colombia, Alemania, Hong Kong y la propia Italia.
“Mi madre lo es todo para mí. Especialmente al faltar mi padre, mi madre vale por dos. Hemos disfrutado mucho de este proceso juntas”
Se prepara la novia
Querían una boda muy personal, que reflejara su forma de ser y sus gustos. Minimalista, elegante y dando mucha importancia a los detalles . Todo lo eligieron entre los dos y lo materializaron con ayuda de A-Típica. Por sus trabajos y viajes alrededor del mundo, conocen a mucha gente, pero huyeron de multitudes. “Pienso que, al final, los amigos verdaderos son pocos y podemos decir con orgullo que esta boda se compone de familia y muy buenos amigos que han viajado de todo el mundo para celebrar este momento tan especial con nosotros”, nos dice Alex mientras se prepara para el día más importante, en la suite Tiepolo.
Alex se convirtió en una ‘principessa’ con elegantes joyas de Chaumet y un fabuloso vestido de Dior creado para ella, en gasa de seda ‘plissé’, con cinturón trenzado y escote asimétrico
“Venecia es uno de esos pocos lugares en el mundo que puedes visitar mil veces y te enamora cada vez. Es un destino donde ambos compartimos historia por nuestras respectivas familias, bonitos recuerdos”, prosigue, mientras David López, de Dior, con quien ya ha trabajado en otras ocasiones, elabora su beauty look, un maquillaje fresco y muy natural y un sencillo y elegante moño de bailarina. Alex no quería sentirse disfrazada, sino ser más ella misma que nunca, y en su gran día imperó su lema: menos es más.
La acompañan su madre, la diseñadora de interiores Mer Creus, y su abuela Mercedes Montal, sus referentes de estilo y elegancia. Mer es para su hija su amiga, confidente y compañera. Derrochan complicidad. De ella, Alex ha heredado el sentido de la responsabilidad, el orden, el valor de la palabra y, sin duda, su belleza. “Mi madre lo es todo para mí. Especialmente al faltar mi padre, mi madre vale por dos. Disfrutamos muchísimo del tiempo juntas y, a pesar de vivir lejos, es algo que no ha cambiado. Ella viene mucho a visitarnos a casa y también hacemos muchas escapadas. Hemos disfrutado mucho de este proceso juntas, especialmente las escapadas a Venecia decidiendo todos los detalles”, nos cuenta la novia, que ha pasado los días previos ultimando todo, pero sin nervios, con mucha tranquilidad y emoción por vivir este momento. Un momento que ya ha llegado.
El secreto mejor guardado
Tras vestirse en la suite Gran Canal junto a su padre, Günter Sieber, el novio, todo un gentleman con un traje a medida de Ralph Lauren Purple Label y su reloj de Patek Philippe, regalo de compromiso, entró en el salón del brazo de su suegra, Mer Creus, muy elegante con un vestido de terciopelo y escote en “V”, de Saint Laurent; gargantilla de oro blanco y diamantes, de Chaumet, que acompañaba a otras joyas familiares, y zapatos de Jimmy Choo.
Los novios organizaron un fin de semana donde sus invitados disfrutaron de la ‘dolce vita’ en escenarios propios de la era dorada de Hollywood
A las 15:30 quedaba desvelado el que siempre es el secreto mejor guardado de toda boda cuando Alex hacía su entrada convertida en una espectacular princesa en su palacio veneciano. Un momento que volvió a plasmar su amigo el pretigioso fotógrafo Jesús Isnard. Su vestido no podía reflejar mejor los atributos que más la definen, buen gusto, elegancia y sofisticación. Su estilo sobrio y refinado, pero, a la vez, moderno y actual. Confió en Dior para que hiciera realidad el vestido que tenía muy claro en su cabeza, y casaba perfectamente con la firma, que precisamente apostó por ella muy al principio de su carrera, la acompaña desde hace muchos años y siempre ha estado presente en momentos importantes.
Es una gran fan del trabajo de Maria Grazia Chiuri y la maison no podía faltar en una ocasión como esta. Creado especialmente para ella, estaba realizado en gasa de seda plissé , con cinturón trenzado, desde el hombro asimétrico caía la tela formando la cola y tenía una capa transparente de gasa anudada al cuello. “Han creado este vestido de cero para mí. En pocas palabras, han sabido exactamente qué estaba buscando y qué quería reflejar el día de mi boda y, como siempre, ¡lo han bordado!”, asegura a ¡HOLA! Alex, que disfrutó del proceso “viajando a París con mi madre y pasando bonitos ratos en el atelier de alta costura rodeada del gran equipo de Dior”.
Los zapatos de Aquazzura fueron su “algo azul”, ya que, customizados por Edgardo Osorio —gran amigo de la pareja—, tenían las suelas de ese color. Su ramo, realizado por Floreale, que también se ocupó de la decoración del palazzo, era un bouquet de rosas blancas de tallo largo sin hojas, sus flores favoritas, siguiendo la tónica minimalista.
Como joyas llevaba pendientes dúo Éternel, su “algo regalado”; la gargantilla Joséphine Aigrette en oro blanco y diamantes, de Chaumet; su anillo de pedida, un solitario en platino y diamante en talla diamante, y el de compromiso, una “catalana” en oro blanco y diamantes, ambos de Cartier. Y la más especial, por su valor de corazón, fue su “algo antiguo”: “Un sello que siempre llevo conmigo en el dedo meñique. Lo diseñamos mi padre y yo en el último cumpleaños que celebramos juntos”.
Cuando Jaime Alfonso Rivière falleció, Alex y sus dos hermanos mayores, Jaime y Diego, se prometieron que el día que se casara la acompañarían al altar. Su entrada con la música de On the Nature of Daylight, de Max Richter, fue uno de los momentos más emotivos de la ceremonia. “El paseo hasta el altar con mis hermanos ha sido increíble, ellos son mis dos pilares y ha sido una forma de plasmarlo muy especial. Nuestro padre estará orgulloso desde el cielo”, nos dice la directora creativa. “Él siempre está presente en nuestras palabras y pensamientos. Le he echado mucho en falta, claro”. Los dos también se encargaron de los discursos dedicados a los novios. Jaime Rivière acudió a la boda con su mujer, Belén Arbilla, y sus dos hijos, Jaime y Matías, y Diego Rivière estuvo acompañado por la suya, María de Ros, y sus hijos, Bruno y Pablo.
“El paseo hasta el altar con mis hermanos ha sido increíble, ellos son mis dos pilares y ha sido una forma de plasmarlo muy especial. Nuestro padre estará orgulloso desde el cielo”
Aristocracia y alta sociedad
En contraste con la novia, sus nueve damas de honor vistieron de negro, el color favorito de Alex, que deseaba que sus amigas más queridas brillaran en un día tan especial. Formaban el cortejo Ana Thielen, su íntima desde los tres años y socia en su firma de moda, que también dedicó unas bonitas palabras a los novios durante la ceremonia; Beatriz Villarroya, socia de Alex Rivière Studio y también de Rivi Studio; Paula Navarro; Coral Simanovich Roberto, casada con el futbolista del F.C. Barcelona Sergi Roberto, de la que es amiga desde su llegada a la Ciudad Condal; Tania Lian, que también pronunció otro de los discursos; Margot Aceña; Cristina García-Nadal, ambas amigas de la infancia; Savana Peetoom, y Selina Kaya, las dos amigas de la adolescencia, que viajaron desde Nueva York y Turquía, respectivamente.
De Londres llegó el conde Jacques-Louis de la Beraudiere y de Alemania, Caspar Brockhaus, de la familia de industriales, y la mejor amiga de Christian, la condesa Sophie Clary und Aldringen.
“Es el hombre más inteligente que he conocido, después de mi padre: es muy generoso y atento, además de ser todo corazón”, dice Alex de su ya marido
Entre los invitados estaban también los príncipes Francesco y Paola Ruffo di Calabria; los condes Charles y Melissa von Faber-Castell; Massimo y Héloïse Agostinelli, hija de Mathilde Favier-Meyer, directora de relaciones públicas VIP de Dior , con su pareja, Yannis Goulandris; el diseñador Juan Avellaneda; Sofía Paramio; Belén Antolín, Prisca Pérez Pla; la top Marta Ortiz y su novio, Mario Carranza; Jonathan Andic, hijo mayor de Isak Andic, confundador y presidente de Mango; la influencer Ginevra Mavilla; Edgardo Osorio y Ricardo de Almeida; Andrew Lauren, hijo de Ralph Lauren, y su pareja, Natascha Schuetz, y Lauren Remington Platt, crypto executive y heredera de Remington, la compañía de armas más antigua y grande de América, que cambió el curso de la historia, y la que comercializó las primeras máquinas de escribir y coser.
El bosque encantado
Tras intercambiar las alianzas, de oro amarillo, de Cartier, los recién casados se dieron un romántico beso bajo el arco de flores y abandonaron el salón de la mano y entre los aplausos de los asistentes, mientras se escuchaba la música Spring 1, una reescritura de la Primavera de Vivaldi, de Max Richter, el músico que ha revolucionado las bandas sonoras del cine y la televisión. Todos se dirigieron al salón rojo, donde se sirvió el cóctel amenizado por un pianista en piano de cola, que tocó temas como Apollonia, de Nino Rota y Carlo Savina, inconfundible música de la película El padrino. Antes del anochecer, en una lancha riva, icono del diseño italiano, Alex y Christian dieron su primer romántico paseo por los canales venecianos ya convertidos en marido y mujer.
La cena se sirvió en el salón de baile y en el adyacente salón amarillo, en las quince mesas vestidas para la ocasión con mantelería de lino color marfil y cubertería, bajoplatos y candelabros en plata. La luz tenue de las velas creaba el ambiente íntimo que buscaban los novios, una atmósfera mágica junto a cientos de flores blancas —rosas, hortensias y delphinium—, que en algunos momentos del recorrido por el palacio (como las imponentes escalinatas) se mezclaron también con vegetación para crear un efecto de bosque encantado.
La espectacular decoración con velas y cientos de flores blancas creaba un ambiente mágico que se potenció con vegetación en algunas zonas del palazzo a modo de bosque encantado
El menú consistió en paccheri cacio e pepe con langostinos; carré de cordero del Veneto con romero, verduras asadas y alcachofas, y de postre, lemon pie. Todo regado con vinos de las regiones de la Toscana y el Veneto. El padre de Christian dirigió unas palabras a los recién casados; también su mejor amiga, la condesa Sophie Clary und Aldringen, y los propios protagonistas de la velada agradecieron a sus invitados haberles acompañado en un momento tan especial. Y hablaron nuevamente de los que no están: “Nuestros padres están celebrando desde el cielo”, señalaron antes de levantar sus copas para brindar con Moët & Chandon y cortar la tarta nupcial de merengue, estilo Harry’s Bar, elaborada por el pastelero del hotel Aman, el mismo enclave elegido por George y Amal Clooney para celebrar su enlace, hace ocho años.
La pareja abrió el baile al son de We have all the time in the world , la versión que el compositor John Barry hizo en 1969 para la película de James Bond 007: al servicio secreto de Su Majestad, una de sus canciones favoritas. Toda la música que se escuchó en la boda fue una cuidada selección de temas que han acompañado a Alex y Christian a lo largo de su relación y tienen mucho significado para ellos.
“Es la mujer más hermosa, por dentro y por fuera, y yo soy el hombre más afortunado. ¡Sí, quiero!”, pensó Christian cuando la vio vestida de novia
Para la fiesta, la diseñadora creativa y empresaria cambió su look, volviendo a sorprender a todos con el tercer diseño en un fin de semana inolvidable. Se trataba de un vestido lencero en seda con capa en pluma natural creado especialmente para Alex Rivière por Magda Butrym, la diseñadora polaca que conquista a modelos como Irina Shayk y actrices como Natalie Portman con su moda entre el minimalismo y la sensualidad, la naturalidad y la elegancia. Como complemento indispensable, unos “mules” en raso a tono del vestido, encargo especial de Alex a Jimmy Choo, y pendientes en flor de oro blanco y diamantes, de Montse Esteve.
“Ha sido la boda con la que siempre había soñado. Absolutamente”, nos dice Alex de su glamuroso enlace lleno de clase y estilo. “Ha habido varios momentos muy emotivos, pero en especial cuando he entrado en la ceremonia acompañada de mis dos hermanos y cuando Christian ha hecho su discurso”, asegura. “Lo mejor de este día ha sido poder compartirlo con nuestros seres queridos y ver cómo ellos lo disfrutan tanto como nosotros”, comenta ilusionada. “Mi madre también se ha emocionado mucho. Ha disfrutado de este momento”.
Una historia de amor
Los recién casados se conocieron en una comida, en París, en 2017, pero no retomaron contacto hasta 2019, en Londres, donde Christian vivía y ella estaba por trabajo. Tuvieron su primera cita y no se separaron desde la Semana Santa de ese año. Se comprometieron el verano de 2021, en Villa Balbianello, una mansión de cine en el lago de Como , escenario de películas como James Bond y La guerra de las galaxias. “Es el hombre más inteligente que he conocido, después de mi padre; es muy generoso y atento, además de ser todo corazón”, señala Alex, que comparte con su ya marido su pasión por viajar, el mundo del motor, el arte y la música, entre otras aficiones. Y disfrutan de su nueva casa y su perrita, “Domino”. “Los dos somos muy creativos”, señala la empresaria, habitual en los front row de las pasarelas de todo el mundo, portada de ¡HOLA! Fashion y de ¡HOLA! Living, donde nos mostró su casa, y protagonista del número excepcional de moda de ¡HOLA! prêt-à-porter y alta costura de otoño-invierno 2020/2021.
Para la fiesta, Alex cambió su look y llevó un vestido lencero en seda, con capa en pluma natural, de Magda Butrym, la diseñadora que conquista a modelos como Irina Shayk y actrices como Natalie Portman
La próxima primavera lanzará la tercera colección de Alex Rivière Studio , que comenzó con prendas muy enfocadas al baño y resort y ha ido evolucionando a prendas más prêt-à-porter, buenos básicos para todo el año, versátiles y atemporales, pero con su sello y buscando siempre la sostenibilidad.
De momento, se irán de viaje de novios a un destino que mantienen en secreto, pero les hace especial ilusión porque, aunque parezca extraño para una pareja que recorre miles de kilómetros al año, lo van a descubrir por primera vez.
“Es la mujer más hermosa por dentro y por fuera,y yo soy el hombre más afortunado. ¡Sí, quiero!”, pensó Christian cuando la vio recorriendo el pasillo hacia el altar. “Ese ha sido el momento más emotivo para mí, cuando la he visto vestida de novia”, señala el empresario. “¿Qué he pensado yo cuándo he visto a Christian en el altar? ¡¡¡It’s happening!!!”.