No es de prodigarse mucho en fiestas. Ser madre soltera es lo que tiene. Que al final, acabas adoptando el horario de los niños. Y mucho peor aún, cuando eres actriz que, ahí hay un problema. El oropel, las lentejuelas, los tacones… combinan fatal con las jornadas de grabación que comienzan a las 5 de la mañana. Por eso, encontrarte con Mónica Cruz más allá de las 9 de la noche es noticia per se. Ella decidió ser madre y, ahora, se encuentra grabando la segunda parte de la serie que la hizo internacionalmente conocida, incluso más que su hermana Penélopez Cruz en aquel momento.
Upa Dance Next la tiene completamente absorbida. En todos los sentidos. Profesionalmente, porque ya se sabe cuando uno se mete en un set de rodaje, pero nunca cuando se sale y, emocionalmente, porque se ha vuelto a reunir con sus compañeros de serie con los que dice, parece como que todo pasó ayer. No obstante, sacó un momentín para acompañar a Genoveva Casanova en la fiesta de los muertos de Tequila Don Julio y hablamos de esos seres queridos que ya no están, como su padre, que desde su ausencia, sigue siendo modelo de vida de sus hijos y, también, de sus nietos.
- Mónica, pero ¡qué sorpresa!
- Es que soy poco de salir. Estoy rodando Upa y mañana me levanto ¡a las 5 de la mañana! Son unos madrugones que no te imaginas… Y yo ya tengo horario infantil (risas). Me acuesto con mi hija a las 8 de la tarde y, claro, el día que trasnocho, me levanto fatal.
- Después de tanto años, quién te iba a decir a ti que volvería Upa... Que os volveríais a reunir ¡qué maravilla!
- Ay sí. Estoy muy muy contenta. Es un trabajo maravilloso. Lo pasamos muy bien además. Es duro, porque los rodajes son muy duros pero, poder volver a tener contacto con la danza, el bailar… que yo lo pedí: “Yo quiero seguir bailando, aunque ahora sea la directora de la escuela. No quiero ser una directora de facturas y de toda esa parte fea” (risas)... está siendo un regalazo.
- ¿Cómo ha sido el reencuentro?
- Con Miguel Ángel (Muñoz) y con Bea (Luengo) es como si hubiéramos terminado antes de ayer de rodar la primera parte de Upa. Estamos como si no hubiera pasado el tiempo.
- ¿Manteníais el contacto?
- Más por teléfono. A ver, con Miguel Ángel, más, porque nos veíamos más. Los dos vivimos en Madrid. Con Bea, más dificil. Ella vive en Miami pero, más o menos, sí que manteníamos el contacto... Pero ya te digo que el primer día de rodaje fue como si hubiéramos rodado el día anterior y no hace 20 años. Ha sido muy fácil trabajar con ellos…
- Es que lo vuestro era conexión, y ahora…
- ¡También! Pero desde otro sitio. Han pasado 20 años. Bea y yo hemos sido mamás. Han pasado muchas cosas en nuestras vidas pero, al mismo tiempo, la vida nos vuelve a dar esta oportunidad: volver a un proyecto que nos cambió la vida a todos. Eso no suele pasar. Ha sido como un regalo doble.
- Eso, imagino que lo habláis…
- Sí, sí, sí. Y nos decimos: “Ojalá que esto dure mucho” (risas).
- Tu hija debe de estar flipada porque si te ha visto en la serie…
- Pues fíjate que la vimos en el confinamiento. Yo no la ha había vuelto a ver.
- ¿Por?
- No lo sé. Porque no la había vuelto a ver. Sin más. Y me hizo mucha ilusión hacerlo con mi hija.
- ¿Y ella cómo reaccionó?
- Ella estaba encantada. Con 9 años, ella ya tiene sus series a las que está enganchada, claro, pero descubrió la de su madre (risas) y también le encontró respuesta a esa pregunta de “¿por qué te vas tantas horas a trabajar?”. Yo le enseñaba las coreografías y le decía: “¿Ves? Tú lo ves muy fácil, pero son muchas horas de trabajo…”.
- ¿No te la llevas al rodaje?
- No, no porque ella tiene su colegio… Pero bueno, algún momento, sí. Hace dos meses, que grabamos en un teatro y yo quería que viera a los bailarines, porque son de otro mundo, me la llevé a los ensayos para que viera cómo es todo.
- Es que teniéndote a ti, a tu hermano, tu hermana, tu cuñado… La niña está llamada a ser artista.
- Pero yo le intento mostrar la parte real de las cosas: cómo son los rodajes, las horas que son de trabajo, de ensayo… para que entienda las horas que hay que echarle.
- Claro, que detrás de las lentejuelas, hay mucho esfuerzo, ¿no?
- Es eso. Y ella ve que yo no salgo… Creo que es muy importante que en tu infancia veas el esfuerzo de tus padres. Da igual la profesión, que vean como sus padres luchan cada día por sacar la casa, a ellos adelante. Eso, de mis padres, fue lo que más me enseñó. Su esfuerzo y la disciplina de la danza. Creo que es lo más importante que puedes enseñar a tu hijo en el día a día sin decirles nada. Solo viéndote a ti. La cultura del esfuerzo, ¿no?
- Imagino que, en estas fechas, te tienes que acordar mucho de tu padre, ¿verdad?
- Yo me acuerdo de mi padre todos los días, pero me gusta cómo manejan en México este tema porque, es muy triste cuandos se van tus seres queridos y, mucho más, cuando se van tan jóvenes pero, al final, creo que sentirlos contigo siempre, como hacen los mexicanos sin tanto drama, es más soportable.
- Por el color, ¿no?
- Porque le quita a la muerte una oscuridad que no ayuda nada. Es triste. Por supuesto que lo es y ojalá que las personas que quiero estén conmigo muchos años, pero con la muerte también hay que aprender a vivir.
- En casa, ¿todos bien?
- Todos. Mis hermanos, mis sobrinos, mi madre… Todos bien.