Alex Rivière y Christian Sieber son dos enamorados de Italia. Roma, Florencia, Portofino, la costa Amalfitana…es frecuente verlos en un país que se ha convertido para ellos en un lugar muy especial. Hace dieciséis meses -el 10 de julio de 2021- el lago de Como fue testigo de su pedida de mano y ahora Venecia ha sido escenario de su boda soñada. La pareja se casó el sábado 5 de noviembre rodeados de sus familiares y amigos y ante un nutrido grupo de invitados pertenecientes a la aristocracia y alta sociedad.
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Ella triunfa en el mundo de la moda. A sus treinta años, con más de un millón de seguidores, ha conseguido crear un sello propio que la hace inconfundible y la ha convertido en un referente a nivel mundial. Pero es mucho mas que un icono de estilo y un referente del lujo y las grandes marcas. Diseñadora, directora creativa, modelo... Además tiene su propia firma de moda Alex Rivière Studio, que creó en pleno confinamiento con sus socias Ana Thielen y Beatriz Villaroya y junto a esta última fundó hace cinco años Rivi Studio, donde ofrecen desarrollo de colecciones y dirección creativa para otras marcas.
Él, de origen austriaco, educado en Oxford, es fundador y CEO de Vallar capital, una firma de inversión líder, que asesora, financia y crea empresas a la vanguardia de la tecnología como Blockchain, Web 3.0 e inteligencia artificial. Anteriormente fue vicepresidente de un gran fondo de capital de riesgo estadounidense con sede en Londres, donde lideró inversiones en empresas de Internet europeo. Su elegante, chic y sofisticado enlace en escenarios propios de la era dorada de Hollywood ha sido fiel reflejo del estilo de vida de la cosmopolita pareja, que ha logrado que sus invitados llegados desde España, Francia, Turquía, Estados Unidos, México, Colombia, Austria, Alemania, Hong Kong y la propia Italia, disfrutaran de un fin de semana de la dolce vita.
El lujoso hotel Aman, situado en el palazzo Padapopoli del siglo XVI, uno de los más espectaculares de Venecia, con los frescos de Tiepolo en sus paredes y unas privilegiadas vistas al Gran Canal, se convirtió en el epicentro de una boda única e inolvidable. La ceremonia tuvo lugar en uno de los salones del palacio, donde Alex Rivière, como una princesa, con su vestido de Dior, recorrió el camino hasta el altar, junto a sus dos hermanos mayores, Jaime y Diego, un momento muy importante ya que el padre de la novia, el empresario Jaime Alfonso Riviére, falleció hace cuatro años. Para él y para la madre de Christian, Süreyya Sieber, también fallecida, fueron las palabras y los recuerdos más emotivos.
Blanco y con escote geométrico
Realizado en gasa de seda plissé, con cinturón centrado, desde el hombro asimétrico caía la tela formando la cola, y tenía una capa transparente de gasa anudada al cuello. Llevó los pendientes dúo Éternel -su “algo” regalado-, y la gargantilla Joséphine Aigrette en oro blanco y diamantes de Chaumet; sus zapatos de Aquazurra fueron su “algo” azul, ya que customizados por Edgardo Osorio -gran amigo de la pareja-, tenían las suelas de ese color.
Alex se preparó en la suite Tiepolo junto a su madre, Mer Creus, su pilar, a la que está muy unida, y de quién ha heredado la belleza y elegancia, y a su abuela, Mercedes Montal. David López, de Dior, con quien la novia ya había trabajado en anteriores ocasiones, se ocupó de su beauty look , fresco y natural y con un sencillo moño de bailarina. Alex quería ser más ella misma que nunca y no sentirse disfrazada.
Su ramo, realizado por Floreale, que también se ocupó de la decoración del palazzo, era minimalista y elegante, tal y como los novios habían ideado su boda; se trataba de un bouquet de rosas blancas de tallo largo sin hojas.
En la suite Gran Canal se vistió el novio acompañado por su padre, Günter Sieber. Llevaba un traje a medida de Ralph Lauren Purple Label y su reloj de compromiso Patek Philippe y entró en el salón del brazo de su suegra, Mer Creus, muy elegante con un vestido de terciopelo y escote en V de Saint Laurent, gargantilla de oro blanco y diamantes de Chaumet, que acompañaban a otras joyas familiares, y zapatos de Jimmy Choo.
Cumbre de aristócratas
En contraste con la novia, sus nueve damas de honor vistieron de negro, su color favorito. Formaban el cortejo, sus mejores amigas: Ana Thielen, su amiga de la infancia y socia en su firma de moda; Beatriz Villaroya, socia Alex Rivière Studio y también de Rivi Studio; Paula Navarro; Coral Simanovich Roberto, de la que es amiga desde su llegada a Barcelona; Tania Lian; Margot Aceña; Cristina García-Nada, ambas amigas de la infancia; Savana Peetoom y Selina Kaya, ambas amigas de la adolescencia que viajaron desde Nueva York y Turquía, respectivamente.
De Alemania llegó el mejor amigo de Christian, Philip Shlegel, y de Austria su mejor amiga, la condesa Sophie Clary und Aldringen. Y entre los invitados estaban también los príncipes Francesco y Paola Ruffo di Calabria; los condes Charles y Melissa Von Faber-Castell; los hermanos Massimo y Luciana Agostinelli, con sus respectivas parejas; el diseñador Juan Avellaneda; Sofía Paramio: Prisca Pérez Pla; la top Marta Ortiz; Jonathan Antic; y Edgardo Osorio y Ricardo de Almeida.
Durante la ceremonia, oficiada por uno amigo de la familia, y en la que se rindió homenaje a sus padres, los novios intercambiaron sus alianzas de oro amarillo de Cartier. Abandonaron el salón entre los aplausos de los asistentes para disfrutar del coctel y la cena que también tuvieron lugar en otros emplazamientos del hotel Aman, el mismo que hace ocho años eligieron George y Amal Clooney para celebrar su enlace. A los emotivos discursos, las palabras de los novios, y los brindis, siguió el baile y la fiesta, donde todos pudieron disfrutar de la pista al ritmo de la música de un dj. En una lancha Riva, icono del diseño italiano, Alex y Christian dieron su primer romántico paseo por los canales venecianos ya convertidos en marido y mujer. Comienza así una nueva etapa para la pareja que ha puesto el broche de oro a su relación después de tres años y medio de noviazgo.