Formaban uno de los matrimonios más sólidos del mundo de las estrellas, pero, desde hacía unos meses, los rumores de separación de la pareja circulaban por las redes. Finalmente, el pasado fin de semana, la modelo Gisele Bündchen y el deportista norteamericano Tom Brady emitían sendos comunicados con los que confirmaban que acababan de firmar los papeles de su —millonario— divorcio tras trece años de vida en común.
“Con mucha gratitud por nuestro tiempo juntos, hemos decidido firmar el divorcio de manera amistosa. Mi prioridad siempre han sido y continuarán siendo los niños, a los que amo con todo mi corazón. Seguiremos trabajando juntos para darles el amor, el cariño y la atención que ellos merecen”, escribía la brasileña en sus redes sociales, no sin antes pedir respeto para su privacidad “durante estos días tan complicados”. No cabe duda de que para poder superar este duro trance, la modelo se ha refugiado en la pasión que comparte con sus dos hijos, Vivian Lake, de nueve años, y Benjamin Rain, de doce: los caballos, que, afortunadamente, le devuelven la sonrisa.