Cuando Elon Musk anunció, el pasado mes de abril, su firme intención de comprar Twitter, la idea no gustó en absoluto ni a los altos directivos ni a los trabajadores rasos. Ahora queda más que patente que ese recelo no estaba infundado. Lo primero que hizo nada más aterrizar en la compañía, hace tan solo una semana, fue destituir a los altos directivos. A cambio, aseguró que ya no despediría al 75 por ciento de la plantilla, como había anunciado en un primer momento. Pues bien, efectivamente no ha despedido al 75 por ciento de sus empleados, pero sí ha confirmado que este viernes comienza un despido masivo. Medios económicos apuntan que el 50 por ciento irán a la calle. En total, 3.700 personas. Y lo peor, son las formas elegidas para hacerlo.
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El magnate ha advertido que todos los trabajadores recibirían a lo largo del viernes un email en el que les confirmarían su nueva situación: a los que sigan formando parte del equipo les llegaría a su correo corporativo y a los que estén despedidos, al personal. Pero está siendo más grave. A muchos de ellos nadie les ha informado: han averiguado que estaban despedidos porque no podían acceder a su portátil ni al correo de empresa.
Alguno incluso ha detallado que su ordenador ha sido formateado de manera remota durante esta noche. Mientras llega el temido email que confirma la situación de cada trabajador, Musk ha cerrado temporalmente este viernes su sede de San Francisco (California) "para ayudar a garantizar la seguridad de cada trabajador, así como la de la sistemas y los datos de los clientes", según ha informado en un comunicado interno.
A esto se suma la manera en la que ha despedido a quien fuera máxima responsable legal de Twitter, Vijaya Gadde. Lo hizo ante las cámaras, durante la emisión en directo de un programa. Gadde, en su intervención, explicaba que todo el mundo cometía errores y que ella misma "los había cometido en un par de ocasiones", a lo que Musk respondía que "los errores tienen grandes consecuencias". Acto seguido le decía: "Estás despedida".
Como cabía esperar, los afectados no se han quedado de brazos cruzados, al menos no los que trabajaban en las oficinas de San Francisco, que ya han presentado una demanda colectiva ante la corte federal por violar las leyes y hacer un recorte de plantilla sin haberlo notificado previamente. Según la legislación del estado de California, en el caso de un despido masivo como este hay que avisar con 60 días de antelación. Si la demanda es admitida a trámite, el Twitter de Elon Musk tendría que hacer frente al pago de 500 dólares (unos 510 euros) por empleado y día, de modo que la indemnización sería millonaria.
La situación para quienes permanecen en la compañía tampoco parece que vaya a ser mejor. Ya dijo claramente Musk la semana pasada que tendrían que trabajar las 24 horas del día para las nuevas condiciones del servicio Twitter Blue estuvieran disponibles el 7 de noviembre y, efectivamente, ya se han difundido imágenes de trabajadores durmiendo entre mantas en el suelo de las oficinas. De ahí que quienes se van estén deseando suerte a los que se quedan. "El Twitter que conocíamos antes está muerto", ha dicho uno de ellos, James Gluon, precisamente en su perfil de esta red social.