Paloma Rocasolano es un pilar fundamental en la vida de la Familia Real, y no podía faltar a la gran cita de su nieta, la Princesa de Asturias, en Oviedo. La madre de la Reina Letizia fue una de las primeras en llegar al Teatro Campoamor, donde la princesa Leonor volvió a brillar con luz propia a su esperado regreso de Gales.
Luciendo un elegante traje de chaqueta y pantalón en color azul, Paloma deslumbró en la alfombra -del mismo color- de este evento que, año tras año, procura no perderse. En esta ocasión, además, no lo hizo sola, sino acompañada de su pareja, Marcus Brandler.
Todos están contentos de verla vivir una segunda juventud junto a Marcus, y, según informamos en el último número de ¡HOLA!, los dos viajaron juntos a la ciudad asturiana -lo que supone un importante paso en su relación oficial-. Aun así, evitaron sentarse uno al lado del otro, tampoco aparecieron juntos a las puertas del espacio, para no ser fotografiados.
Haciendo gala de la discreción que siempre la ha caracterizado, de nuevo, Paloma se mantuvo en un discreto plano, apoyando a su hija y a sus nietas. Pudimos ver, eso sí, a una abuela orgullosa -a diferencia del pasado año, marcado por las restricciones sanitarias, sin mascarilla-.
Si hace tres años no pudo contener las lágrimas de emoción al escuchar el primer discurso de la princesa Leonor, esta vez seguía, con gran atención, cada palabra de la Princesa.
La heredera y su hermana, la infanta Sofía, se encontraron con su abuela y tuvieron un gesto de cariño con ella. También doña Letizia, quien dedicó un afectuoso gesto a su madre -cogiéndola del brazo-.
Mientras, el Rey, cabeza en alto, buscaba en el palco a doña Sofía. Don Felipe tenía trece años cuando entró por primera vez de su mano en ese mismo espacio-sus primeros premios, su primer discurso-, y su madre, Su Majestad, continúa siendo una persona esencial en su vida.