El gran duque Enrique, el príncipe Félix, el príncipe Luis y la princesa Alejandra no han dudado en acompañar a la gran duquesa en el foro de la asociación Stand Speak Rise Up!, que se ocupa de uno de los dramas más desconocidos, terribles y con peores consecuencias de las guerras: las mujeres que son violadas, utilizadas como armas de guerra, y los hijos que nacen como resultado de estas violaciones.
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Una causa que provoca rechazo, vergüenza y silencio, pero que no nos deja indiferentes. Por eso hemos querido hablar con Su Alteza Real María Teresa de Luxemburgo, una mujer entregada, madre y activista que igual publica un libro que organiza un foro internacional o se tira al suelo a jugar con sus nietos (como buena abuela latina, ya que es de origen cubano y habla un español perfecto).
“La madre vive la doble pena de la violación y el rechazo familiar y social, y el niño, el rechazo total, sin ningún derecho, ni de salud, ni de educación, ni de pasaporte…”
—¿Por qué se implicó en la causa de las mujeres víctimas de violaciones en las guerras?
—En el año dos mil diecisiete, en Luxemburgo, fui a una conferencia del doctor Mukwege, del Congo, y me quedé tan conmovida con lo que nos contó que le pedí que viniera a palacio al día siguiente. Él aceptó generosamente, le pregunté cómo podría ayudarle y me respondió que le hacía falta una portavoz y una plataforma para las supervivientes. Ahí empezó la idea de organizar un foro que, dos años después, en dos mil diecinueve, celebramos en Luxemburgo.
El gran duque Enrique, el príncipe Félix, el príncipe Luis y la princesa Alejandra no han dudado en acompañar a la gran duquesa en el foro de la asociación Stand Speak Rise Up!, en Biarritz
—¿Tuvo aquel foro algún elemento nuevo? ¿Qué se denunció durante el congreso?
—Yo insistí en invitar a cincuenta víctimas (yo prefiero llamarlas supervivientes) del mundo entero —ya había chicas de Ucrania, tras la primera guerra de dos mil catorce—. Esto marcó un antes y un después porque vinieron las altas personalidades de las organizaciones internacionales, y dimos la palabra, por primera vez, a las afectadas directamente, que son quienes mejor saben lo que les hace falta.
Ellas sacaron a la luz un problema que las organizaciones internacionales no conocían, que era la situación de los niños nacidos como resultado de una violación.
—Imagino que esos niños están estigmatizados de por vida, desde que nacen.
—Estos niños soportan mucho más que un estigma. La madre vive la doble pena de la violación y el rechazo familiar y social, y el niño, el rechazo total, sin ningún derecho, ni de salud, ni de educación, ni de pasaporte…
—¿Salió algo en claro después de aquel encuentro?
—Tras el foro de dos mil diecinueve, Pramila Patten, de Naciones Unidas, pasó una resolución a favor de estos niños. Ahora, por lo menos existe algo escrito, aunque ponerlo en práctica sobre el terreno es muy complicado. Me di cuenta de que no podía dejar solas a estas mujeres, a las que me sentía tan próxima, y les anuncié la creación de una asociación a la que llamamos Stand Speak Rise Up!
El foro también se ha celebrado en otros países, porque la tarea es doble: hacer de portavoces de la causa y de abogados defensores de estas mujeres. Para ello me he rodeado de un comité científico en el que participan el doctor Mukwege, el doctor Junus, la asociación de juristas internacional y un gran grupo de profesionales.
—En esta ocasión, se celebra en el Gran Hotel de Biarritz, un lugar muy bello, pero que, supongo, es caro de organizar.
—El foro de Biarritz lo hemos organizado el pequeño equipo de cinco mujeres con quienes trabajo a diario y, gracias a las aportaciones generosas de muchos amigos, que nos han ayudado para que no haya gastos y todo lo recaudado llegue a su destino íntegramente.
—Señora, felicidades por el nuevo príncipe que viene a ampliar la familia y que esperan los príncipes herederos.
—Estamos locos de felicidad por la parejita, por nuestros herederos y por el pequeño Charles, que me tiene completamente enamorada.
“Soy una abuela muy latina, muy entregada, juego con mis nietos y me divierto muchísimo”
—¿Es usted una abuela latina, protectora, divertida?
—Definitivamente, no cabe duda. Soy muy latina, muy entregada.
—Seguro que lo es; la imagino perfectamente jugando con los niños en el suelo.
—Claro, en cuanto puedo estoy con ellos. Juego con ellos y me divierto muchísimo.