A sus veintiocho años, Belén Écija , hija de Belén Rueda y el productor Daniel Écija, ha conseguido hacerse un hueco en el mundo de la interpretación. Tras debutar en la pequeña pantalla en la serie La valla , que cosechó un gran éxito de audiencia hace tres años, sigue sumando nuevos retos profesionales. Ha dado vida a Almudena, en la cuarta temporada de Madres , serie en la que también trabajó su madre, y ahora está a la espera de que se ponga en marcha un nuevo proyecto que le ilusiona mucho y que, en principio, se desvelará el próximo mes de diciembre. Eso sí, entre compromiso y compromiso, sabe como encontrar tiempo para sus seres queridos, para su novio, Jaime Sánchez , con el se ha ido a vivir después de tres años de discreta relación, y para sí misma. De todo ello hablamos con ella en la tienda Liu-Jo, de Madrid, donde la joven intérprete se puso al día de las nuevas tendencias.
-Belén, no es extraño verte en eventos relacionados con la moda, ¿disfrutas también con este mundo?
-Sí, me gusta, pero no tanto la interpretación. Además, no lo controlo tanto, aunque creo que tengo mi estilo.
-¿Tienes algún referente en el que inspirarte?
-Últimamente siento debilidad por los looks de Zendaya, debe tener un estilista maravilloso.
-¿Y eres una chica a la que le gusta mucho ir de compras, que invierte en ropa?
-La verdad es que no. De hecho, me gusta la ropa que me queda bien, sin darle importancia a que sea cara o no. Hay gente que se fija mucho en las marcas, pero a mí es algo que me da exactamente igual.
-¿Hay algo que conservas con especial cariño en tu armario?
-Pues, por ejemplo, las botitas que eran como de hace mil años. Siempre tengo que tener ese estilo de bota en mi armario.
-¿Y compartes tu ropa con tu hermana y con tu madre?
-Con mi hermana, pero a leches (risas) Hemos vivido juntas hasta hace poco tiempo y, en el momento que ella entraba en mi habitación o yo en la suya, comenzaba la guerra. Nos llevamos genial en todo, menos en eso.
-Siempre se ha dicho que te pareces mucho físicamente a tu madre. ¿Qué dirías que has heredado de ella?
-Yo creo que la paciencia, aunque me parece que ella tiene más. Y también la perseverancia en el trabajo. Las dos somos bastante constantes y ponemos mucha pasión en lo que hacemos.
-¿Y te ves, realmente, tanto parecido con ella?
- No me veo ningún parecido, salvo en algún gesto que otro, que es lo que suele ocurrir entre madres e hijas.
-¿Qué consejo te dio cuando decidiste dedicarte al mundo de la interpretación?
-Ella, al principio, no quería. Y mi padre, menos. De hecho comencé a estudiar Comunicación Audiovisual. Pero cuando vieron que empezaba a las siete de la mañana en la universidad y terminaba a las doce de la noche en la escuela de interpretación, vieron que no se trataba de un capricho. Tenía que renunciar a los planes de cualquier chica normal de diecinueve o veinte años, pero me daba exactamente igual.
-¿Y qué te dijo tu padre?
-Siempre me dijo que mantuviera los pies en la tierra, pero me lo ha inculcado tanto que yo creo que, a veces, me ha pasado pidiendo perdón y permiso. Lo he llevado al extremo. Sin embargo, con el tiempo, he ido cogiendo seguridad en mí misma y creo que se puede ser respetuosa sin que te coman el terreno.
-Con tu madre trabajaste en Madres, ¿cómo ha sido la experiencia de trabajar con ella?
-La experiencia fue muy corta, porque fue un anuncio. De hecho mi madre estuvo en la tercera tempora y yo empecé en la cuarta. He intentado desligarme un poco y creo que lo he conseguido.
-Te acabas de ir a vivir fuera de casa, ¿tu madre te echa de menos?
-Mi madre ya está acostumbrada porque me he ido de casa y he vuelto tres veces, pero esta es la definitiva.