Tras la tormenta mediática desatada por la ruptura de su compromiso con Tamara Falcó, Íñigo Onieva ha encontrado en su familia su mayor refugio. En estas últimas semanas, la vida del empresario -que, tal y como informamos en el último número de ¡HOLA!, está dispuesto a todo por recuperar el amor de Tamara-, ha cambiado de forma radical.
Aunque acostumbrado a atraer la atención de los medios por su relación con la diseñadora, Íñigo se convirtió, a principios de mes, en uno de los hombres más buscados y estar en el centro del foco mediático. Después de pedir ‘perdón’ públicamente tanto a la marquesa de Griñón como a su familia, el ingeniero también quiso pedir “respeto” a los medios de comunicación para sus familiares, a quienes, al mismo tiempo, dedicaba unas bonitas palabras: “Mi madre, mi hermana y mis hermanos, a los cuales les estoy profundamente agradecido, me han mostrado un apoyo incondicional en esta situación difícil”.
En efecto, su madre, Carolina Molas, y sus hermanos, la actriz Alejandra Onieva y Jaime, han estado, en todo momento, a su lado. En plena tempestad, la familia Onieva está más unida que nunca.
Y es que cabe recordar que Íñigo no es el único que afronta una dolorosa ruptura. Según pudo confirmar ¡HOLA!, Carolina se separó de su segundo marido el pasado verano, y en estos momentos tan complicados, tuvo que hacer frente, además, al juicio mediático al que se sometió a su hijo, al que está muy unida. Tanto es así que apenas unas semanas, pudimos ver unas instantáneas del viaje que hicieron juntos a Turquía.
Ya de vuelta en la capital, como mostramos en exclusiva, disfrutaron el pasado domingo de un plan muy diferente.
En esta ocasión, Íñigo quedó para comer con las mujeres de su vida, su madre y su hermana Alejandra, en el mismo restaurante frente a cuyas puertas, hace cuatro domingos, reapareció ante la opinión pública.
Una vez terminado el almuerzo, y tras despedirse de ellas, el ingeniero fue a la iglesia de San Pascual, donde escuchó la Misa de las seis y media de la tarde.
Como la propia Tamara había desvelado, había logrado que su expareja conociera desde dentro su convicción católica, y las imágenes que mostramos, en el último número de nuestra revista, así lo confirman.