"El pájaro ha sido liberado", tuiteaba Elon Musk este viernes en referencia a Twitter, cuyo símbolo es un pájaro azul. Tras meses de enfrentamientos, el magnate ha llegado por fin a un acuerdo de compra de la compañía por un precio de unos 44.000 dólares (unos 44.200 millones de euros). Una vez formalizada la operación, Musk entraba en la sede cargando un lavabo, un gesto mediático con el que pretendía representar la ‘limpieza’ que planea llevar a cabo en la empresa y que ha empezado por destituir a los principales directivos.
El primero en salir, el director ejecutivo de Twitter, Parag Agrawal, cuyas diferencias han mostrado públicamente (sobre todo, Musk) en sus respectivos perfiles de la red social. Junto a él, el director financiero, Ned Segal, y el jefe de políticas, Vijaya Gadde, según recoge CNN. A cambio, ha anunciado que se retracta de despedir al 75 por ciento de la plantilla, tal y como había dicho en un primer momento.
Lo siguiente que se ha propuesto hacer en Twitter es cambiar las políticas de moderación de contenido para supuestamente impulsar "una mayor libertad de expresión". En más de una ocasión, el magnate se ha mostrado en contra de prohibir el acceso a la red social de forma permanente a aquellos usuarios que violan repetidamente sus políticas, lo que plantea la posibilidad de que usuarios, como el expresidente de Estados Unidos Donald Trump, regresen a la plataforma.
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En este sentido, Twitter podría dejar de moderar parte de su contenido, lo que desharía años de trabajo por parte de la empresa para abordar la desinformación y el acoso y crear conversaciones "más saludables" en la plataforma. Eso sí, en Europa al menos no lo va a tener tan fácil, ya que el comisario europeo de Mercado Interior, Thierry Breton, ha respondido a eso de que "el pájaro ha sido liberado": "En Europa, el pájaro volará de acuerdo a las reglas europeas".
Tendrá, por tanto, que cumplir con la directiva que refuerza el control sobre las plataformas digitales, con normas contra la desinformación y contenidos de odio y pone coto a las prácticas abusivas con las que los gigantes tecnológicos limitan la competencia de firmas más pequeñas. En cualquier caso, seguro que seguirá dando de qué hablar en los próximos meses.