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Sonsoles Ónega habla con ¡HOLA! tras su esperado estreno: ‘No he traicionado a nadie’

Su fichaje se convirtió en un ‘culebrón’ del verano


27 de octubre de 2022 - 9:00 CEST

No es una mujer de polémicas. Es de perseguir la noticia, sí. De dar la exclusiva, por supuesto. Pero no de meter el dedo. Ni de hacer sangre. Su delicadeza con los temas es casi escrupulosa y, cuando hay que operar, lo hace con bisturí láser. Corta, pero con limpieza. Por eso, cuando Sonsoles Ónega se convirtió en noticia porque dejaba de la noche a la mañana Mediaset para irse a la cadena de la competencia, Atresmedia, quiso mantenerse al margen para que, al menos, si el huracán pasaba, los daños fueran los mínimos. Porque, además, lo suyo ocurrió en verano, que hay escasez de noticias y un granito de arena puede convertirse en una montaña, y porque los dimes y diretes de esta profesión, la periodística, donde somos pocos y no siempre bien avenidos, tienden a ser más maledicentes que de regalar los oídos. Sonsoles, ¿la que  parecía llamada a convertirse en la heredera natural de Ana Rosa  se marchaba de la cadena que se lo había dado todo? ¿Después de que Mediaset le hubiera dado oportunidades -que ella aprovechó con ganas, energías y solvencia- y la hubiera bregado en todos los ámbitos, ella osaba marcharse? ¿Cuál podría ser el motivo? ¿Desavenencias? ¿Falta de agradecimiento? ¿Traición? Para nada. Algo mucho más trivial, más conservador, muchísimo menos literario e interesante como periodista: estabilidad. Y quien dice estabilidad, dice tranquilidad, dice ‘programa caramelito’. La periodista vio la oportunidad de hacer un programa hecho a su medida y, como madre protectora que es, para que a sus hijos no les falte de nada que no están los tiempos para echar órdagos en la televisión, también firmaba un contrato de cadena. Y no es ninguna elucubración. Hablamos con la periodista.

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© ATRESMEDIA

Para la periodista gallega, además de lo apasionante de su nuevo reto profesional, ‘Y ahora Sonsoles’, supone ‘estabilidad’, uno de los principales motivos por los que decidió dar el salto de un grupo audio­visual a otro.

- Hasta el día del estreno, has debido estar de los nervios, ¿no?

- Hombre, sí, pero también te digo una cosa: estoy de los nervios desde el mes de julio. ¡He adelgazado dos kilos del estrés que llevo en el cuerpo! Y del estrés que yo también me autoimpongo… El equipo me cuida mucho, pero es inevitable que estés todo el rato dando vueltas en torno al programa, al contenido. Todo es programa programa y programa, parezco Julio Anguita (risas)

- Porque desde que se anunció que ibas a tener un programa con Antena 3 hasta que se ha estrenado has tenido demasiado tiempo para pensar en ello. Imagino que estabas deseando

- A ver, es verdad que yo estaba deseando estrenar porque ya me quemaba en las manos y quería ver la respuesta de los espectadores cuanto antes… Como cuando escribes un libro que no ves el día en que se publique y llegue a las librerías y tus lectores te digan, ¿no? Pero es verdad que se agradece un tiempo sosegado. Sobre todo, en televisión, que no lo hay nunca (risas) Y el mes y medio que hemos tenido para preparar, para probar, para testar a gente, contenidos, secciones, colaboradores… ha sido estupendo. Como cuando haces una pizza. Hay que probar muchas veces a hacer la masa para que te salga perfecta.

© GLOSS

Sonsoles es madre de dos hijos y mantiene una relación con el arquitecto César Vidal.

- ¿Has tenido carta blanca?

- Sí, la verdad es que tengo la inmensa suerte de haber trabajado siempre en empresas que me han dado mucha libertad. En el grupo Prisa, en Mediaset y en Atresmedia. No he tenido ninguna directriz sobre lo que había que hacer. Hablar hemos hablado muchísimo. Otra cosa no, pero, ¿hablar? Por los codos. Y hemos debatido mucho y nos hemos puesto de acuerdo. Tanto la cadena como yo hemos hecho el producto que queríamos. En  Y ahora Sonsoles  se combina actualidad y entretenimiento, y es algo en lo que me encuentro muy cómoda. Se me ha dado también carta blanca total para los colaboradores… Mira, en lo único que yo no me he metido -y estoy emocionada con el resultado- ha sido con la parte técnica y la escenografía. El plató ha sido una gran sorpresa yo ahí te reconozco que he aportado cero porque solamente he ido a disfrutar y es muy mágico. Yo nunca había trabajado con público en plató y me he dado cuenta de que me gusta mucho. Tiene magia. Estoy muy contenta. Me han puesto el listón muy alto y ahora, espero no defraudar a nadie.

- Porque la expectación que ha generado este fichaje tuyo ha sido de aúpa. Y el morbo… ¿Te da vértigo?

- Hombre, a ver, sí. Para ¿qué nos vamos a engañar? A mí las expectativas me ponen muy nerviosa porque, cuando estás dentro de un proyecto, estás dándolo todo y quieres estar a la altura de la expectativa generada y no defraudar. La expectación, te digo, me hace muy pequeña. Me arruga pero espero ir controlándosa con el paso de los días y viendo la evolución del programa. Pero la respuesta a tu pregunta es, sí. Me estresa.

- Porque, y no quiero ser malo, está el morbo añadido del cambio de cadena, de que compites con un transatlántico como Sálvame al otro lado… No sé si durante este tiempo te habría gustado esconderte…

- Todo el rato, pero no puedes. Y claro que he cambiado de cadena, pero no he traicionado a nadie, y claro que tengo a grandísimos competidores al otro lado, pero vamos a convivir todos porque yo siempre he creído que tiene que haber hueco para todos y así será. En las cadenas rivales, tengo muy buenos amigos y eso no se perderá nunca. No vamos a dejar de serlo solamente porque compitamos. Ya está. Vamos a hacer productos distintos.

“Claro que he cambiado de cadena, pero no he traicionado a nadie, y claro que tengo a grandísimos competidores al otro lado, pero vamos a convivir todos porque siempre he creído que tiene que haber hueco para todos y así será”

- Y que la vida es muy larga.

- Y esta profesión muy pequeña. Y concretamente en los programas de tarde de las otras cadenas tengo amigos. Tanto en esta Casa como en la de Mediaset. Esto tiene que ser una cosa de convivencia.

- No sé si tú ya, después de haber hecho informativos, entretenimiento en prime time, magazine de mañana y de tarde, tú, ya, lo que te echen

- (risas) No, no no. A mi un plató me da más miedo que un ‘nublado’. Y me da mucho respeto ese momento en el que se enciende la cámara y se pone el botoncito en rojo. No hay reto pequeño en esto de la tele. Sobre todo, porque la tele no tiene reglas… Si las hubiera y las supiéramos para conquistar al público, lo haríamos sin pensar, pero, como no es así, tienes que caminar con todo el respeto del mundo.

© @sonsolesonega

- ¿Hay algo a lo que no te quieres enfrentar? ¿Algo que no quieras hacer?

- Pues nunca me he planteado nada desde el ‘no’. En el programa estamos y estaremos abiertos absolutamente a todo. A hablar de todo porque queremos formar parte de la conversión de los ciudadanos. Lo que la actualidad nos vaya marcando. Siempre en con el objetivo de que interese. Es decir, que el espectador comparta nuestro interés.

- ¿Y esa espinita clavada que te gustaría salvar en este programa?

- Es verdad que el programa tiene todos los ingredientes deseados por cualquiera que se pusiera al frente. Al menos, por mí. Porque los defiendo además yo. Yo con mi nombre. Por eso me encuentro tan cómoda. Tan tan cómoda. No echo de menos nada. Y luego espero que la actualidad nos acompañe. No hay nada más grande para un programa de directo directo que te sorprenda la actualidad, ahí es donde desde luego el presentador disfruta como un enano… Y es en lo único en lo que no me gusta la estabilidad (risas) Porque es cuando puedes darlo todo.

- ¿Has hablado con tu padre?

- Él no se mete… Pero hablo con él con mucha frecuencia. O sea, hablamos todos los días y varias veces al día. Pero él, en general, siempre quiere que esté tranquila, que vaya a lo mío, que vaya a mis temas, que confíe en mí y lo fundamental que me ha guiado siempre: que me guíe con el corazón y no pierda la cabeza. Y funciona.