Cuando, en 2005, Ellen Macarthur fue nombrada Dama del Imperio Británico por la Reina Isabel II, era conocida por una hazaña épica, propia de aventureros navegantes del pasado: completó la vuelta al mundo en solitario más rápida de la historia. Ese récord a bordo de un trimarán de 23 metros de eslora la llevó a acaparar titulares en medio planeta y a recibir tan importante distinción por parte de la monarca de su país, pero ella pensaba ir mucho más allá. Lo que pretendía era crear una sociedad más justa y, aunque sorteando serias dificultades (como hiciera en su travesía surcando los mares), ha logrado avances significativos en desarrollo sostenible, por lo que es galardonada con el Premio Princesa de Asturias de Cooperación Internacional.
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Aun siendo regalista profesional, en 2003, fundó la Ellen MacArthur Cancer Trust, dedicada a ayudar a jóvenes enfermos de cáncer con la navegación como vía de escape. Siete años después crearía la Fundación Ellen MacArthur con un claro objetivo: cambiar la economía mundial y hacerla sostenible.
Para ello, ha dedicado todos sus esfuerzos a modificar hábitos de producción y consumo, con los que acelerar la transición hacia la llamada economía circular, que lo que propone es modificar radicalmente la producción industrial de cara a un mejor aprovechamiento de los recursos, basado en la reducción, la reutilización y el reciclaje de materiales.
Aunque es evidente que el modelo productivo mundial está muy lejos de eso, la Fundación Ellen MacArthur es todo un referente por haber conseguido introducir los principios de la economía circular en las agendas de gobiernos, empresas y organismos internacionales. Se dedica a impulsar iniciativas sistémicas a través del proyecto Mainstream, que lleva a cabo en colaboración con el Fondo Monetario Internacional.
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Trabaja, sobre todo, en cuatro planos: la producción de alimentos, la reducción de plásticos, la industria de la moda y el cambio climático que, como sabemos, tiene mucho que ver con todo lo anterior. Lanzó en 2018 una campaña junto con la diseñadora Stella McCartney sobre economía circular en moda, pero si hay un éxito rotundo de uno de sus trabajos ese es el que ha lanzado en febrero de este mismo año junto con WWF.
Ambas organizaciones pusieron en marcha una campaña para pedir a los líderes mundiales un gran acuerdo internacional para la reducción de plásticos y lo consiguieron. Tan solo un mes después, los representantes de 175 países participantes en la Asamblea de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente acordaron la creación del primer tratado internacional jurídicamente vinculante contra la contaminación por plásticos. Se trata del pacto internacional ambiental más importante desde el Acuerdo de París contra el Cambio Climático, según Inger Andersen, directora ejecutiva del Programa de la ONU para el Medio Ambiente.
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Por eso, Ellen MacArthur, que es miembro del Club de Roma y de la junta de la Plataforma para la Aceleración de la Economía Circular en colaboración con el Foro Económico Mundial, ha sido reconocida con el Princesa de Asturias de Cooperación Internacional por su papel indiscutible "para fomentar un cambio en la cultura de producción y consumo responsable", según indica el acta del jurado.