Lograr que las máquinas piensen e incluso, sientan. Puede parecer ciencia ficción, pero es ciencia pura y dura y la primera parte, la de lograr que piensen, ya se ha conseguido en gran medida y se prevén avances a paso de gigante en la próxima década. El siguiente nivel será que desarrollen la capacidad de sentir y tener (¿por qué no?) conciencia. Todo eso es la Inteligencia Artificial, que cada vez va copando más en nuestras vidas (empezando por los teléfonos móviles) y que empieza a dar los primeros pasos de una revolución absoluta en campos como la medicina.
Por eso, por el extraordinario impacto que tiene en diferentes ámbitos, los padres de la Inteligencia Artificial, Geoffrey Hinton, Yann LeCun y Yoshua Bengio, junto con Demis Hassabis (más joven, pero también con un papel esencial en el desarrollo de la IA), reciben el Premio Princesa de Asturias de de Investigación Científica y Técnica 2022.
Los cuatro poseen mentes privilegiadas. Geoffrey Hinton, descendiente del lógico del siglo XIX George Boole (que sentó las bases de de la aritmética computacional moderna), se graduó en Psicología Experimental en la Universidad de Cambridge y los conocimientos que obtuvo sobre las conexiones neuronales los aplicaría posteriormente a la informática (después se doctoró en Inteligencia Artificial por la Universidad de Edimburgo). Y eso es el principio de nuestra vida actual; de nuestra interacción con los smartphones, del reconocimiento de voz o facial… y de todo lo que queda por venir.
Yann LeCun, que es director de investigación de inteligencia artificial en Facebook y profesor en la Universidad de Nueva York, haría después importantes aportaciones a la investigación iniciada por Hinton y creó LeNet- 5, un sistema de reconocimiento de caracteres escritos en cheques bancarios. Aquello supuso un gran avance para la tecnología de reconocimiento óptico de caracteres que se tradujo de inmediato en la vida práctica: más del 10 por ciento de todos los cheques emitidos en Estados Unidos a finales de los 90 y principios de los 2000 se leían con esta tecnología.
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Los estudios de Yoshua Bengio, ingeniero informático, doctor en Ciencias de la Computación y fundador y director del Instituto de Inteligencia Artificial de Quebec, han seguido la misma línea, desarrollando el reconocimiento de voz y de escritura y el aprendizaje no supervisado en ordenadores.
Los tres han obtenido importantes reconocimientos tanto por separado como juntos, entre ellos, el Premio Turing, considerado el Nobel de Informática, que recibieron en 2018. A ellos se une en el Princesa de Asturias Demis Hassabis, un niño prodigio del ajedrez y de la programación que con tan solo 17 años ya trabajaba como diseñador de videojuegos para una importante compañía.
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Tras graduarse en Ciencias de la Computación en la Universidad de Cambridge y de fundar, con el apoyo de inversores como Elon Musk, su propia compañía de Inteligencia Artificial, comenzó a crear algoritmos de aprendizaje para dominar videojuegos. Eso acabó progresando en el desarrollo de un sistema de aprendizaje de inteligencia artificial, considerado por algunos expertos como revolucionario, pues combina el funcionamiento neuronal humano y las conexiones entre la memoria y la imaginación con los mecanismos de aprendizaje de las máquinas.
Sin duda, Hinton, LeCun, Bengio y Hassabis han sentado las bases de un estilo de vida radicalmente diferente para los humanos que comenzó hace ya años y que se encamina a un futuro con múltiples oportunidades. Eso sí, los peligros existen y de ellos advierte seriamente Hinton, que se muestra muy crítico con el financiamiento militar de la Inteligencia Artificial y del uso que de esta puedan hacer los sistemas políticos.
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Sobre eso ha advertido también Hassabis este mismo miércoles en un encuentro enmarcado en los actos en torno a la entrega de premios de los Princesa de Asturias: "Como sociedad, tendremos que debatir para qué y cómo vamos a aplicar la Inteligencia Artificial", ha subrayado. "Hay que pensar en la seguridad y la ética y proceder con cautela".