La arqueología para Eduardo Matos Moctezuma es mucho más que su profesión. Es una auténtica pasión, una vocación que le llamó cuando estudiaba Bachillerato en Ciudad de México. Leyó el libro 'Dioses, tumbas y sabios', del escritor alemán C. W. Ceram, que en cada capítulo aborda alguna sociedad de la antigüedad. "Me apasionó la de Egipto", contaba este martes en un encuentro con estudiantes de Secundaria de Asturias. Aquella lectura le cambió la vida para siempre. Cuando anunció a sus padres que quería ser arqueólogo, "hubo un silencio espantoso".
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"Mi mamá me dijo que si no estudiaría en la escuela comercial a la vez; me daba a entender que me iba a morir de hambre", confiesa. "Se lo conté a un amigo, y me dijo que igual sí, pero que me moriría contento". Y no, no ha muerto de hambre. Es uno de los arqueólogos más prestigiosos del mundo, con una cátedra a su nombre en la mismísima Universidad de Harvard y con los más distinguidos reconocimientos a sus espaldas. El último de ellos, el Premio Princesa de Asturias de Ciencias Sociales.
Tras acabar el Bachillerato, se matriculó en la Escuela Nacional de Antropología e Historia de la Ciudad de México y, posteriormente, obtuvo un máster en Ciencias Antropológicas con especialidad en Arqueología por la Universidad Nacional Autónoma de México, donde también se doctoró. A partir de ahí, comenzó la magia: "Como arqueólogo, tengo el poder de darle vida a lo muerto, a lo que fue", señala en unas palabras recogidas por El Comercio.
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Entre los proyectos del pasado más impresionantes a los que ha dado vida, la Pirámide del Sol, de Teotihuacán, y el Templo Mayor, de la ciudad de Tenochtitlán, cuyo descubrimiento y proyecto coordinó desde sus inicios, en 1978. Es un experto en el mundo prehispánico mexicano con una clarísima vocación divulgadora. Ha escrito más de 500 publicaciones y varios libros, además de volcarse en difundir conocimientos en este área a niños y a personas con discapacidad a través de diferentes programas en museos mexicanos.
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Por eso, "por su inteligencia científica, por su capacidad de divulgación y por su compromiso social" y por su "extraordinario rigor intelectual" para "reconstruir las civilizaciones de México y Mesoamérica", ha sido reconocido con el Premio Princesa de Asturias de Ciencias Sociales 2022, según consta en el acta del jurado. El último reconocimiento a una larguísima trayectoria cuyos trabajos constituyen, especialmente en Tula, Teotihuacán y en el Templo Mayor de Tenochtitlan, "páginas ejemplares del desarrollo científico de la arqueología y del diálogo fecundo con el pasado, entre culturas distintas y entre las ciencias sociales y humanas".