El pequeño Oliver, el niño malagueño de 2 años y medio que vive en México con su familia y al que han diagnosticado un gravísimo tumor cerebral, ha llegado este miércoles a Barcelona. En el país centroamericano, le dieron una esperanza de vida de 15 días a un mes y, aunque a sus padres, Alejandro y Lena, se les cayó el mundo encima cuando escucharon esa terrible noticia, no se resignaron, sino que se movilizaron de inmediato y buscaron otras opciones. Ha sido el Hospital Sant Joan de Déu de Barcelona el que les ha abierto la puerta a la esperanza al ofrecer a los padres una operación que en México no era viable.
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Oliver subió en la tarde de este martes junto a su madre a un avión medicalizado cuyo coste, de casi 200.000 euros, ha sufragado un empresario español que ha preferido mantenerse en el anonimato. Sin ese jet especial, no podría venir a España.
La pesadilla para Oliver y su familia comenzó el pasado día 13. Alejandro y Lena lo llevaron al médico en Cancún, donde residen, porque estaba especialmente débil y apático. En un primer momento, les informaron de que parecía un virus, pero el niño experimentó un grave empeoramiento y, al día siguiente, tuvo que ser ingresado.
Dos días después le detectaron un tumor cerebral de grado III y el 19 se le practicó un drenaje para eliminar parte del líquido que "le hacía presión en el cerebro" y por el que "podía morir en cuestión de horas". El niño, que había perdido la capacidad de hablar y tragar, "mejoró un poquito", aunque la operación resultaba fundamental. En México, ningún médico daba garantías de operarle con éxito.
Tras informarse lo suficiente, Alejandro y Lena contactaron con el Hospital Sant Joan de Déu, donde les abrieron una gran puerta a la esperanza: podían operarle y lo harían lo antes posible. El problema estaba en cómo viajar de México a España, ya que Oliver necesitaba hacerlo en un avión medicalizado.
Ellos recurrieron a las redes sociales para solicitar ayuda y recaudar dinero, como ya hicieran también los padres de Mateo, que estaba hospitalizado en Bali. En el caso de Óliver, no han sido las autoridades españolas quienes se han hecho cargo, sino un empresario que les ha donado el dinero y que ha preferido mantenerse en el anonimato.
Una vez con el vuelo privado contratado, la tensión no ha dejado de crecer. Han tenido varios retrasos, lo que llevó a los padres del pequeño a comprar unos billetes para viajar en una compañía comercial, pero no se hacían responsables de que un niño en la situación en la que se encuentra Oliver pudiera llegar a España en buen estado.
Finalmente, el avión medicalizado partió el martes por la tarde y ha llegado a Barcelona a mediodía de este miércoles. El Sant Joan de Déu lo tiene todo previsto para operarlo esta misma tarde o, como mucho, este jueves porque el tiempo corre en contra del pequeño Óliver.