Las memorias que ha publicado el recordado actor de Friends Matthew Perry han sacado a la luz su pasado más doloroso, marcado por las adicciones y los graves problemas de salud que le causaron. En Friends, Lovers, and the Big Terrible Thing, recuerda además una de las historias de amor que tuvo durante la exitosa serie, que tristemente no salió bien. El propio Perry reconoce que su salud mental influyó en su noviazgo con Julia Roberts, que surgió después de que sus caminos se cruzaran en la ficción (ella hizo un cameo). Su relación duró apenas dos meses pues el intérprete cuenta que nunca se sintió a su altura. “Salir con Julia Roberts fue mucho para mí. Estaba todo el rato seguro de que iba a romper conmigo” explica Matthew en su libro, añadiendo que realmente pensaba que Julia “perdía el tiempo” al salir con él.
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Una inseguridad que le llevó a poner punto y final a este amor. “No era suficiente para ella y nunca podría serlo. Estaba roto, inseguro… así que en lugar de afrontar la inevitable agonía de perderla, rompí con la preciosa y brillante Julia Roberts”. Explica que no puede describir la cara de “confusión” de la protagonista de Pretty Woman cuando se lo dijo. Fue en 1996 cuando Julia Roberts hizo un cameo en la exitosa sitcom que marcó toda una época de la televisión. La actriz ya había alcanzado la fama con la cita película junto a Richard Gere, por lo que su aparición en Friends era una muestra más de su proyección.
No solo esto fue determinante sino que había mucho interés de parte de Perry, que insistió en contar con ella. La respuesta que le dio al actor fue de lo más divertida: "Escríbeme un artículo sobre física cuántica y lo haré". Parece que el intérprete siguió la broma enviando este documento, además de docenas de rosas y mensajes. Ella aceptó participar en la ficción pero solo si compartía escenas con Chandler, su personaje favorito. Ademá correspondió al regalo enviando al actor “toneladas” de bagels. El episodio se convirtió en uno de los más recordados, concretamente fue el noveno de la octava temporada, El de después de la Super Bowl.
En aquella época el actor, de 53 años, ya lidiaba con el abuso de alcohol y drogas, adicciones que casi le cuestan la vida por los daños que sufrió su organismo (concretamente el colon). “Los médicos le dijeron a mi familia que tan solo tenía un dos por ciento de posibilidades de salir de allí con vida” cuenta el artista en su libro. Detalla que estuvo dos semanas en coma, cinco meses internado en un hospital, y, tras recibir el alta, tuvo que llevar una bolsa durante nueve meses. Una situación de lo más delicada y que nunca podrá olvidar, porque, entre otras cosas, tiene 14 cicatrices repartidas por distintas partes del cuerpo.