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Ana Fernández se sincera sobre su ansiedad: ‘He experimentado la terapia y ha sido algo bueno y positivo’

‘Igual que se promociona mucho el ir al gimnasio, hacer deporte, no comer azúcar, dietas saludables, darse masajes … el cuidarse y mimarse la mente es algo mucho más prioritario’

24 de octubre de 2022 - 9:04 CEST24 oct 2022 - 9:04 CEST

Ana Fernández pasó el verano rodando la segunda temporada de Los protegidos A.D.N. El regreso de la serie que la catapultó, donde recupera a su personaje, “Chispitas” ha sido mágico para ella. “Estoy encantada de volver 10 años después a esta serie tan especial, para mi es un lugar de confort. Ahora empezamos con la promo de su estreno que creo que es en Navidades”, nos cuenta.

La actriz ya no es aquella niña que debutó en Cuestión de sexo la que fue su primera escuela en televisión, ni tampoco la adolescente que conoció la fama con la primera entrega de Los Protegidos. Ahora dice ser una mujer feliz y con las cosas claras. El camino ha sido complicado y doloroso. “Estoy en un momento en el que me importa más trabajar para vivir que vivir para trabajar. Mi vida personal no ha sido fácil, y lo que quiero ahora es disfrutar de los espacios de tiempo sin rodar. Acepté hace mucho tiempo que entre proyecto y proyecto hay pausas, sobretodo cuando haces personajes protagonistas, así que me dejo llevar por lo que me haga más feliz y sobre todo por lo que me haga sentir con mi ética tranquila”, dice a ¡HOLA! en un reportaje en el que posa con la nueva colección de Liu Jo.

En las imágenes, Ana Fernández luce prendas y accesorios de la nueva colección de Liu Jo para este otoño-invierno.

A conocerse mejor a sí misma la han ayudado años de terapia. Así también ha podido aceptar lo que la vida la ha ido dando. En 2015 Ana perdió a su pareja, el cámara Santi Trancho, en un trágico accidente de tráfico. Tras pasar por las distintas fases del duelo y creer que lo había superado “gracias al animal que todos llevamos dentro”, contaba a El País, sufrió un ataque de ansiedad hace tres años. “En pocos años me han pasado cosas trascendentales que he ido sorteando, pero que, al final, tienes que sopesar y colocar. Y eso te lo da el tiempo. Así que volví a terapia y di la bienvenida a mi vida a la ansiedad”, añadía.

Contando su experiencia, la actriz ayuda a visibilizar la terapia derrumbando tabúes y prejuicios. Así nos lo cuenta en ¡HOLA! “Ya que los artistas ahora con las redes sociales también nos hemos vuelto de repente “influyentes”, creo que focalizarlo en algo constructivo y que ayude a los demás es una responsabilidad y como tal, si yo he experimentado la terapia por razones que la mayoría conoce y ha sido algo bueno y positivo, a aquellos que nos leen, mirar nuestras entrevistas, redes, series, películas… puede animarles a hacerlo también. Igual que se promociona mucho el ir al gimnasio, hacer deporte, no comer azúcar, dietas saludables, darse masajes … el cuidarse y mimarse la mente es algo mucho más prioritario, nuestra mente es el centro de control, el software de nuestro ser, si eso no funciona, si no está estable, da igual cuántas veces vayas al gimnasio… los problemas, taras, traumas, miedos, ansiedad, pánico … seguirán ahí y no te permitirán ser feliz y hacer feliz a los demás”, asegura.

“Los guantes, las botas y los vaqueros, que me encantan”, son las prendas favoritas de Ana Fernández, nueva musa de Liu Jo, la firma italiana que lleva desde 1995 apostando por la moda femenina. La colección se inspira en la mujer contemporánea, segura de sí misma, que tiene a la ciudad como escenario principal. La actriz, apasionada de los animales, vive con su pareja, Adrián Roma, y sus perros a veinte minutos del centro.

Ana vive en el campo con su novio, Adrián Roma, vocalista de Marlon, rodeada de sus perros. Es una ferviente defensora de los animales: “Jamas me he pronunciado públicamente sobre temas políticos ni religiosos, y jamás lo haré, porque no le interesa a nadie mis múltiples pensamientos, solo a mi familia y amigos. Pero en el tema de los animales siempre me mojaré y opinaré y me indignaré. Porque no existe nada más puro que ellos”, nos dice.

“Siempre he vivido a las afueras con mi familia, en Las Rozas de Madrid, luego tuve unos años de Juventud locos donde me fui sola a vivir a Malasaña, estuvo divertida esa etapa, pero luego quise volver a mi zona, por la calidad de vida, por la tranquilidad, porque el centro está a 20 minutos si quiero cachondeo, por los perritos y por la cercanía con mi familia que la verdad les necesito cada dos por tres y me encanta tenerles cerca”.